El influyente digital católico italiano La Brújula Cotidiana ha difundido en exclusiva, en varios idiomas, un documento firmado con el pseudónimo «Demos II» que da una serie de tareas que el próximo Papa deberá afrontar, y que los cardenales electores deberían tener en cuenta a la hora de elegirlo.
«El autor principal es un cardenal que ha recogido las sugerencias de otros cardenales y obispos que desean permanecer en el anonimato por las razones que se explican en la carta», dice el digital. Ese anonimato se debe, dice el texto, a que en «el ambiente romano actual la sinceridad no es bienvenida y sus consecuencias pueden ser incómodas».
El texto recuerda que en marzo de 2022 se difundió otro texto firmado por Demos («demos» significa «pueblo» en griego, como en «demoscopia»), con reflexiones en una línea similar, con el título «El Vaticano hoy». Luego se supo que el autor era el cardenal australiano George Pell, que murió poco después, en enero de 2023. Así, Demos II sería un cardenal con pseudónimo que quiere retomar y actualizar esas reflexiones.
Demos II empieza valorando «los puntos fuertes del pontificado del Papa Francisco», que son, según considera:
– la compasión hacia los débiles,
– el acercamiento a los pobres y marginados,
– la preocupación por la dignidad de la creación y las cuestiones medioambientales,
– los esfuerzos por acompañar a los que sufren.
Después enumera los «defectos» del Pontificado, que considera «obvios»:
– estilo de gobierno autocrático, a veces llegando a parecer vengativo;
– descuido en cuestiones de derecho;
– intolerancia incluso frente al desacuerdo respetuoso;
– estilo persistente de ambigüedad en cuestiones de fe y moral que causa confusión entre los fieles.
Para Demos II, esta ambigüedad y confusión es lo más grave, porque, dice, «la confusión genera división y conflicto. Mina la confianza en la Palabra de Dios. Debilita el testimonio evangélico. El resultado de esto es una Iglesia más fracturada que en ningún otro momento de su historia reciente».
Verdades que habrá que reiterar
El enigmático cardenal cree que el próximo pontificado debe «recuperar y restablecer» una serie de verdades que se han ido perdiendo entre muchos cristianos, a saber:
– que «nadie se salva sino por Jesucristo, y sólo por Él»;
– que Dios es misericordioso pero también justo, a la vez Salvador y Juez;
– que el hombre es una criatura de Dios, no una invención propia, una criatura no meramente emotiva y con apetitos sino también con intelecto, libre albedrío y un destino eterno;
– que hay verdades objetivas inmutables sobre el mundo y la naturaleza humana, que pueden conocerse mediante la Divina Revelación y el ejercicio de la razón;
– que la Palabra de Dios, recogida en las Escrituras, es fiable y tiene fuerza permanente;
– que el pecado es real y sus efectos son letales;
– que la Iglesia tiene tanto la autoridad como el deber de “hacer discípulos a todas las naciones”.
Después plantea 7 campos de acción que llama «observaciones prácticas».
1) «La autoridad real se ve perjudicada cuando se usan medios autoritarios en su ejercicio».
El cardenal anónimo cree que el nuevo Papa ha de gobernar con los obispos, no ser un autócrata, seguir la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia, restaurar la «hermenéutica de la continuidad» (una frase de Benedicto XVI) y reafirmar «la comprensión del Vaticano II sobre el papel propio del papado».
2) «La Iglesia no es una autocracia, tampoco es una democracia. La Iglesia pertenece a Jesucristo».
«No tenemos autoridad para adaptar sus enseñanzas para que encajen mejor en el mundo. Además, el sensus fidelium católico no es una cuestión de encuestas de opinión, ni siquiera la opinión de una mayoría bautizada. Sólo se deriva de aquellos que creen genuinamente y practican activamente, o al menos buscan sinceramente practicar, la fe y las enseñanzas de la Iglesia».
3) «La ambigüedad no es evangélica ni acogedora. Más bien engendra dudas y alimenta impulsos cismáticos».
«Las cuestiones doctrinales no son cargas impuestas por insensibles ‘doctores de la ley’. No son tampoco un espectáculo intelectual para la vida cristiana. Al contrario, son vitales para vivir una vida cristiana auténtica, porque tratan de aplicaciones de la verdad, y la verdad exige claridad, no matices ambivalentes».
Demos II menciona un caso muy concreto: «el desmantelamiento y reutilización del Instituto Juan Pablo II de Roma y la marginación de textos como Veritatis Splendor sugieren una elevación de la ‘compasión’ y la emoción a expensas de la razón, la justicia y la verdad. Para una comunidad de fe, esto es insano y profundamente peligroso».
4) «La Iglesia católica, además de Palabra, sacramento y credo, es también una comunidad de derecho».
Aquí Demos II defiende que «el derecho canónico ordena la vida de la Iglesia, armoniza sus instituciones y procedimientos, y garantiza los derechos de los creyentes» y considera que en actual pontificado ha usado demasiado «el motu proprio como herramienta de gobierno», con «aversión por los detalles canónicos». Eso, dice, «socava la confianza en la pureza de la misión de la Iglesia».
5) La Iglesia es, como dijo Juan XXIII, ‘madre y maestra’ de la humanidad
En concreto, Demos II cree que la Iglesia debe evitar «los instintos y apetitos (y confusiones sexuales)» de nuestra época y recuperar una «teología del cuerpo« convincente y una antropología cristiana «atractiva», ante los retos del transgenerismo y el transhumanismo.
6) El nuevo Papa ha de quedarse más en Roma y ordenar el Vaticano
Juan Pablo II hizo bien en viajar, por su época y sus dones personales, pero hoy «la Iglesia en Italia y en toda Europa -el hogar histórico de la fe- está en crisis. El propio Vaticano necesita urgentemente una renovación de su moral, una limpieza de sus instituciones, procedimientos y personal, y una profunda reforma de sus finanzas». Eso exige «la presencia, la atención directa y el compromiso personal de cualquier nuevo Papa».
[La mención a Italia y a la renovación del Vaticano que hace Demos II aquí apuntaría a apoyar a un candidato que conozca ya el Vaticano y tenga capacidad de modificarlo con fuerza. La alusión a la falta de tiempo, que impediría muchos viajes, parece sugerir un candidato de edad bastante avanzada. Ambas cosas limitan el perfil de candidatos].
7) Que los cardenales se conozcan entre sí
«El Colegio Cardenalicio existe para asesorar al Papa y elegir a su sucesor a su muerte. Ese servicio requiere hombres de carácter limpio, sólida formación teológica, madura experiencia de liderazgo y santidad personal. También requiere un Papa dispuesto a pedir consejo y luego a escuchar», apunta Demos II.
Señala que en este pontificado no ha habido consistorios regulares, es decir, reuniones frecuentes entre cardenales. Muchos de ellos son de lugares remotos y la inmensa mayoría no se conocen entre sí, ni sus visiones de la Iglesia, ni su personalidad, «factores todos importantes para reflexionar sobre el nuevo Papa».
Otros temas
Luego resume en una enumeración de un par de líneas otros temas que le preocupan: «la fuerte dependencia del actual pontificado en la Compañía de Jesús, la reciente problemática actuación del cardenal Fernández, del DDF [Dicasterio de Doctrina de la Fe que Fernández preside], y el surgimiento de una pequeña oligarquía de confidentes con excesiva influencia dentro del Vaticano, todo ello a pesar de las pretensiones descentralizadoras de la sinodalidad».
El misterioso Demos II espera «que esta contribución ayude a orientar las conversaciones, muy necesarias, sobre cómo debe ser el Vaticano en el próximo pontificado».
En 2020, el teólogo y comunicador George Weigel publicó un libro de 200 páginas con su propio análisis de los retos que debe afrontar el próximo Papa.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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