24/12/2024

Una misión popular en la calle y entrando en casas en Getafe: «Hay que vivirla sin miedo, da frutos»

Alcohólicos que recuerdan nostálgicos sus raíces religiosas. Personas alejadas de la fe que se enternecen ante la mirada de una religiosa. Insultos, bulos y campañas en redes. Enfermos que reciben consuelo. Jóvenes que «entre tripi y tripi» acuden buscando sentido. Y muchas personas agradecidas. 

Son imágenes que recordarán en la parroquia de Santa María de los Ángeles (Getafe, cerca de Madrid). Ha sido su primera misión popular de evangelización en las calles. Tuvo lugar del 15 al 24 de septiembre.

José Gabriel Vicchi, sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado y vicario parroquial del templo convocante, explica que salir a las calles a evangelizar imita al pastor «que sale a buscar a la oveja perdida, la respuesta a ese mandato de Cristo que nos envía a ir y predicar el Evangelio», explica a Religión en Libertad por teléfono. 

«Felices de ver misioneros en las calles»

Durante la semana y media  que ha durado la misión, unos 45 misioneros provenientes de todo el mundo -fundamentalmente religiosas en formación, seminaristas y feligreses locales- han recorrido prácticamente todos los rincones de El Bercial, un barrio de Getafe de unos 20.000 habitantes. 

Han visitado domicilios y colegios, bendecido un sinfín de casas, atendido enfermos y necesitados y escuchado a todo aquel que les interpelaba en busca de consejo o compañía. 

«La acogida ha sido muy buena, incluso en las visitas a las casas,  que puede ser lo que más llame la atención. En general, la gente estaba feliz de ver misioneros en las plazas. Jóvenes y adolescentes y otras personas llamaban a la parroquia pidiendo que se les visitase», explica.

El sacerdote asegura que personas alcohólicas de las calles o ‘de mala vida’ se sienten atraídas al ver «algo de Dios». Los que pasan por dificultades, «ven la alegría y desinterés de una monja» y se acercan. También sucedían casos «llamativos» con jóvenes, que mientras fumaban porros en las calles se acercaban a los nuevos discípulos al ver en ellos a alguien que puede ayudarles y ofrecerles sentido

Otros «son atraídos recordando la fe de su infancia. Personas que reciben un misionero en su hogar con el que pudieron rezar,  como si recibiesen a Cristo que les visita, una buena confesión o un enfermo al que se le dieron los últimos sacramentos… Por eso vale la pena todo el esfuerzo de una misión», asegura el sacerdote.

Visitar hogares y bendecirlos

La visita y bendición de los hogares es uno de los pilares de estas iniciativas de evangelización, que se remontan a tiempos de los primeros cristianos. Tanto que afirma que «no hay misión sin visita [a las casas]«, pues los vecinos «están recibiendo a alguien de la Iglesia, a Cristo que te visita».

El mismo Jesús pide a sus discípulos anunciar la Buena Nueva en los hogares (Mateo 10: 14-15).

El párroco tiene experiencia realizando este tipo de evangelización. Y ha comprobado que visitar y bendecir hogares «es algo que predispone a la fe«, se sea o no creyente.

«Ayuda a recibir la gracia. Se lleva el agua bendita, hacen la oración de bendición y se arroja el agua. Ayuda mucho a la gente, trae paz, es un momento de oración familiar y algo que predispone a recibir la gracia. Puede que esté olvidado, pero da muchos frutos y hace mucho bien», explica.

La primera misión popular de evangelización de la parroquia Santa María de los Ángeles ha arrojado numerosos frutos. Entre ellos, decenas de hogares visitados y bendecidos, el avivamiento en la fe, el acercamiento en otros y próximas propuestas. 

Estas visitas permiten «informar de la misión, anunciar, preocuparse por rezar juntos, bendecir, preguntar si hay enfermos que quieren recibir los sacramentos».

También es «un modo de entrar» en los hogares, aunque sea por lo que tiene «de llamativo». Y es que una de las principales dificultades de esta labor es la tan temida «puerta fría» por los comerciales, con la diferencia de que aquí no solo no se vende nada, sino que en muchos casos el rechazo o los prejuicios son la norma.

Dificultades: ofensas de los hostiles y miedo al rechazo de los fieles 

Aunque la acogida de la gente fue buena en su mayoría, hubo algunos casos de insultos, difamaciones y bulos u otras ofensas.

El 20 de septiembre, Getafe Capital se hacía eco de algunas campañas de vecinos hostiles a religiosas y seminaristas. «A mí me da miedo», «¡La santa Compaña!» o «El Cuento de la Criada», se mofaban algunos grupos de WhatsApp.

«No es fácil por el sistema de la sociedad, que es muy adverso. Ponen trabas y dificultades, lo que ya dijo Cristo al enviar a sus discípulos `como ovejas en medio de lobos´. Hay mucha reticencia, se habla de libertad, pero se ve que siguen poniendo trabas a las actividades de la Iglesia», explica Vicchi. También hay «miedo y respetos humanos» de los propios católicos a «salir, ser rechazados y perseguidos».

«La fe hay que vivirla en público, llevarla en alto, sin miedo»

¿Qué puede llevar a que decenas de personas que podrían conformarse pensando en la mayoría cultural católica de España asuman estas amenazas y salgan a evangelizar?

El párroco habla por sus fieles y religiosos misioneros al recordar que «Cristo envió» y que «hay que evangelizar, respetando a las personas, pero sin recluir a la Iglesia a un edificio, porque no es lo que Él ha querido».

La fe, dice, «hay que vivirla y expresarla públicamente» y «no basta con vivirla de modo privado».

«Cristo dijo que no se encienda una lámpara para ser escondida, sino para que brille y para que al ver la luz, todos den gloria. El católico tiene derecho a expresar su fe, la fe hay que llevarla en alto, sin miedo», anima.

El grupo de seminaristas, religiosas y feligreses misioneros de Getafe. 

¿Quieres una parroquia apostólica? 4 pautas para empezar

Aunque las parroquias que llevan a cabo este tipo de iniciativas no son una mayoría, cada vez son más las que se involucran en ello. Muchas no se deciden por no tener otros ejemplos o mismamente por no saber cómo dar el primer paso. A todos ellos, Vicchi dirige una pequeña «guía» para preparar su primera misión:

Presentar el proyecto al obispo, «que da el poder espiritual para poder llevarlo adelante».

Involucrar a otros párrocos cercanos o del arciprestazgo, que pueden prestar mucho apoyo.

3º También a los fieles de la parroquia: debe darse protagonismo a los fieles, hay que acoger a los misioneros, darles de comer, alojarlos… es la parroquia la que se tiene que involucrar. Y solo gracias a la ayuda de los fieles en los muchos trabajos necesarios sale adelante esta labor.

4º La importancia de visitar los hogares: «Es como un pilar, casi que no hay misión sin visitas. Se bendicen, se reza en familia como algo propio y atrae mucho: ofrecer la bendición de la casa, que es un sacramental, es como una técnica que predispone a la fe y a recibir a los misioneros.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»