El caso de Emily es la perfecta prueba de que la vida siempre es mejor que el aborto. Incluso aunque el embarazo sea fruto de una violación. Es mejor para la madre, para quienes pueden adoptar o hacerse cargo de la nueva vida… y para el mismo bebé.
Entrevistada por Live Action, Emily recuerda su vida como «la típica» de una joven universitaria. Disfrutaba de su nueva «libertad» y se buscaba un hueco y nuevos amigos en la universidad, saliendo de fiesta cada viernes por la noche.
Pero uno de ellos fue distinto. Durante meses no pudo recordar absolutamente nada, pero en su fuero interno sabía que algo horrible había sucedido.
Su memoria de aquel día terminó mientras tomaba una bebida. Lo siguiente que recuerda es despertarse a la mañana siguiente, magullada y sin saber cómo había llegado hasta su cuarto.
Solo después de meses, su compañera de habitación le planteó la posibilidad del embarazo. Emily lo descartó de inmediato. Pero finalmente accedió a hacerse la prueba. Positivo.
Su compañera podría haberle recomendado muchas opciones. Pero lo que hizo fue apoyarla y ponerla en contacto con Sabrina, que se convertiría en algo parecido a su «hada madrina«: le prometió acompañarla en su embarazo, ayudarla con cualquier cosa que necesitase y la llevó a un centro próvida local para hacerse una ecografía. Estaba de 37 semanas. Solo entonces comenzó a atar cabos: el tiempo de embarazo coincidía con aquella fiesta.
«En el fondo siempre supe que algo terrible había sucedido esa noche. Pero nunca supe que se trataba de una agresión. Me habían drogado y violado«, recuerda.
Quizá lo más fácil para ella habría sido el aborto, pues en su estado, Colorado, era legal aún a pesar de que su hijo pudiese nacer en cualquier momento. Emily escuchó con atención todas las «opciones». Y lo siguiente que hizo fue ponerle nombre y comenzar a planificar la adopción.
Katie y Joe fueron los elegidos, que pronto vieron como Xavier les cambiaba la vida.
«Tener un hijo adoptado me ha aportado un nivel de amor que no sabía que podía experimentar. Lo miro y digo: `Xavier, tu vida es un regalo para mí´», menciona su nuevo padre.
Para Katie, es incluso más que «un regalo». «Tu vida es un milagro«, le dice.
Hoy, Katie y Joe no pueden imaginar una vida sin el pequeño Xavier.
«Sin lugar a dudas, cada historia de adopción nace del dolor. Obviamente, no es lo que todos desearían, siempre hay historias difíciles que surgen de la adopción. Pero puede surgir mucha belleza de ese dolor«, comenta Katie.
Joe nunca dejará de estar agradecido a Emily por su decisión. «Si no hubiera elegido tenerlo, no tendríamos a Xavier. Emily es un regalo para nosotros», concluye.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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