Se rajó la entraña oscura
del templo, la piedra herida,
y un luto de cal y sombras
se abrazó a la colina.
Brama el viento en los olivos,
se parte el alba en ceniza,
y un quejido de campanas
se ahoga en la lejanía.
La sangre baja despacio,
es un río que vacila,
como si dudara el mundo
en dejarle sin vida.
Pero no duda: yo he sido.
Yo fui el martillo y la espina,
fui la mano que alzó el látigo,
fui el golpe, fui la saliva.
Yo fui el miedo de los míos,
la traición de aquel que huía,
fui la espalda que no quiso
darle un hombro en su agonía.
—Voy contigo a desclavarle,
Madre mía, Dolorida,
pero ¿cómo desclavarlo
si fui yo quien lo hería?
Si en mis manos tengo el hierro
que abrió llagas infinitas,
si mis labios, como aquellos,
también niegan su justicia.
Voy contigo, pero el peso
de mis culpas me marchita,
y aunque arranque de su carne
los clavos y las espinas,
seguiré llevando dentro
la mano que le afligía.
—Déjame llorar, María,
déjame besar su herida,
pues aunque quite los clavos,
fui yo quien se los ponía.
Presente lo tenéis todos:
el más puro, el más herido,
el que en su frente llevaba
la flor más roja y más triste.
Rostro hundido, boca seca,
ojos llenos de raíles
por donde escapan sus lágrimas
como niños infelices.
Y el pueblo, ciego y desnudo,
escupe y calla, maldice.
¡Ay, si supieran quién era!
¡Ay, si supieran…!
Pero es tarde. Y tú, Madre,
con los ojos arrasados de llanto,
con las manos vacías de carne,
con el alma tendida entre espinas,
sigues firme, sigues madre, sigues sola.
Y yo, que le puse el peso,
que empujé el madero,
que abrí con mis culpas sus grietas y llagas,
debo ir también,
debo arrodillarme donde caiga tu sombra,
debo ser el último en verle,
el último en tocar su sangre,
el último en dejar la culpa
en la piedra que le ahoga.
Voy contigo a desclavarle,
a soltarle las heridas,
a arrancarle con mis manos
lo que hicieron mis espinas.
A bajarle, Madre Santa,
y al bajarle, ser herida,
que se clave en mí su muerte
hasta el fondo de mi vida.
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
More Stories
El obispo de Huelva prohíbe un curso pre-bendición de parejas homosexuales y en situación de pecado
La Policía investiga a la ex-abadesa de Belorado por vender 1,7 kilos de oro
Las mujeres al servicio del Evangelio