Y es rezar -¡qué rezar!- decir: «te quiero»,
y lo es -¿no lo iba a ser?- decir: «me pesa»;
y el «quiero ver» del ciego,
y el «límpiame» angustioso de la lepra;
las lágrimas sin verbo de la viuda;
y el «no hay vino» en Caná de Galilea.
Y es oración, con la cabeza gacha,
después de un desamor, gemir: «¡qué pena!».
Cualquier sincero suspirar del alma,
cualquier contarle a Dios nuestras tristezas,
cualquier poner en Él nuestra confianza,
-y esta vida está llena de «cualquieras»-
todo tierno decir a nuestro Padre,
todo es rezar…¡Y hay gente que no reza…!
P. José Luis Carreño Etxeandia
(Salesiano Don Bosco)
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