Un ángel llamado Rebeca, la nueva película de José María Zavala, ya tiene tráiler (verlo abajo) y fecha de estreno: el 26 de abril. Ha habido que vencer muchas dificultades, nos confiesa, pero a pesar del poco sueño que le está dejando el film, apenas disimula el entusiasmo que le suscita este proyecto.
Tras acercarnos al Padre Pío, a Juan Pablo II, a la Madre Teresa, a Carlo Acutis… el escritor y cineasta nos presentará a una personalidad mucho menos conocida: Rebeca Rocamora Nadal (1975-1996), una joven de un pueblo de Alicante que murió de cáncer de la misma forma que había vivido: alegre y entregada a Dios y a los demás.
El film llega de la mano de la productora de los Zavala, Custodian Movies (en cuyas producciones cada miembro de la familia cumple a tope funciones muy específicas), y tendrá la distribución de European Dreams Factory.
-¿Cómo conoció la historia de Rebeca?
-Hace más de diez años, cuando su primo hermano, sacerdote, el padre Venancio, nos dio a Paloma y a mí una estampa de ella. No sabíamos hasta ese momento quién era esa chica tan guapa (rubia, de ojos azules, con una sonrisa contagiosa siempre a flor de piel) y ahí quedó la cosa, nos «olvidamos» de ella.
-¿Cuándo se reactivó el recuerdo y surgió la idea de la película?
-¡Cómo actúa la Providencia…! Fuimos a dar una charla sobre el Padre Pío -¡siempre nuestro amado Padre Pío!- a La Granja de Rocamora, en la provincia de Alicante, donde nació y murió Rebeca. Al término de esa charla se me acercaron la madre de Rebeca, Mari Rosi, y su hermana Laura. Ella había publicado una biografía de Rebeca y me la regaló.
‘La estela de una sonrisa‘ es el libro escrito por Laura Rocamora sobre su hermana Rebeca. Lleva prólogo de Rafael Palmero Ramos, quien fuera obispo de Orihuela-Alicante.
»Cuando empecé a leer ese libro, decidí hacerle una entrevista en Refugio Zavala TV (verla abajo) y a partir de ahí, no sé cómo, por pura Providencia, tuve esa inspiración de que había que hacer una película de Rebeca. Había que contar la historia de una chica de pueblo modesta, sencilla, humilde pero con un alma muy grande, entregada siempre a Dios y a los demás.
-¿Cómo ha recibido la diócesis esta iniciativa?
-Me consta que monseñor José Ignacio Munilla -porque además él interviene en la película- se ha implicado totalmente en la causa de beatificación de Rebeca, y de hecho él ha comentado que una de las mayores alegrías que se llevó al tomar posesión de la diócesis de Orihuela-Alicante fue precisamente toparse con el proceso de Rebeca abierto. Él esgrimió el estandarte de Rebeca como ejemplo para todos los jóvenes ya en la JMJ de Lisboa y fueron también a Lourdes para dar a conocer a Rebeca.
El obispo de Orihuela-Alicante desde febrero de 2022, José Ignacio Munilla, se prepara para el rodaje de su participación en ‘Un ángel llamado Rebeca’.
»Me consta que monseñor Munilla tiene una enorme ilusión en que Rebeca, si Dios quiere, pueda subir un día a los altares y pueda ser declarada en primer lugar Venerable, tras ser ya Sierva de Dios, y posteriormente beatificada y canonizada.
La entrevista de José María Zavala a Laura Rocamora, hermana de Rebeca.
-¿Qué elemento de su vida visualizó como fundamental para llevarlo a la gran pantalla?
-La película es Rebeca. Se respira por todos los poros de cada fotograma la esencia misma del perfume de Rebeca, tanto desde el punto de vista del mensaje, que es arrebatador, como de la música envolvente que ha hecho Bruno Valenti, que no olvidemos que ha firmado la banda sonora original de una de las películas seleccionadas para los Oscar 2024 [Halkara].
-¿Entonces está satisfecho del resultado final?
-La película es una auténtica joya de principio a fin: no lo digo yo, lo han dicho algunos críticos ya, y es una joya en medio de su sencillez. Es una película grande, siendo pequeña.
-Viene de hacer dos películas sobre Carlo Acutis (1991-2006), ahora ésta sobre Rebeca Rocamora (1975-1996), ambos jóvenes de nuestros días… ¿Se parecen?
-Desde el principio establecí esa comparación y me permití la libertad, en mi modesta opinión, de considerar a Rebeca “la Carlo Acutis” española. ¿Por qué? Porque, sin prejuzgar la decisión que corresponde única y exclusivamente a la Iglesia, Rebeca encarna esas virtudes de la humildad, de la fe y la esperanza, junto con la caridad las tres virtudes teologales. Además Dios la dotó de una alegría especial y de una despreocupación permanente de sí misma, hasta el punto de que, cuando iban a visitarla, con ella ya en silla de ruedas, sin capacidad para moverse o en la cama, en lugar de hablar de ella siempre se interesaba por la familia de los demás, por cómo estaban… Es es algo que ha impactado mucho a la hora de recoger los testimonios para la película.
-¿Qué les impactaba?
-Esas personas que iban a verla y acababan encontrado ellas mismas consuelo para sus problemas. Yo creo que la historia de Rebeca, como la de Carlo Acutis, se resume en esa expresión del Papa Francisco sobre “los santos de la puerta de al lado”: personas jóvenes, normales, de andar por casa, que constituyen el paradigma de cómo, para ser santo, no hay que hacer cosas extraordinarias, sino hacer la voluntad de Dios, lo cual no es fácil, pero con su gracia no es imposible.
-Los dos mueren por una enfermedad muchas veces inapelable y además dolorosa…
-He ahí la clave, el sufrimiento. Constituye una paradoja humana, que es una gran verdad, por otra parte: es posible ser feliz en medio del sufrimiento. Esto nos lo enseña, por supuesto, el Padre Pío, y nos lo enseñan también Carlo Acutis y Rebeca, a quienes une ese cáncer que padecen y que los lleva a la tumba y de ahí los conduce al cielo. En el caso de Carlo Acutis, una leucemia fulminante. En el caso de Rebeca Rocamora, un tumor cerebral que la va dejando incapacitada; pero hasta el final ella mantiene la sonrisa, es algo que humanamente no se entiende si no es porque la semilla de Dios anida en el interior de su alma.
-¿Cómo les influye espiritualmente, a usted y a su familia, tanta dedicación a este tipo de personajes?
-Sin duda ninguna, nos edifica, nos da fuerzas para seguir adelante. No es fácil evangelizar en familia, no es fácil distinguir entre lo que es el trabajo y la vida familiar.
-Se les ve muy unidos en el trabajo y en las dificultades…
-Llevamos ya siete películas -¡se dice pronto!- en prácticamente siete años, y estos santos constituyen para nosotros guías permanentes para darnos cuenta de cómo lo mejor se compra siempre al precio de un gran sufrimiento, y para hacernos reparar en que no debemos quejarnos por tonterías. Debemos mirar hacia adelante, con la confianza puesta en Dios, y tener esperanza en que, a pesar de nosotros, si las obras son de Él (si las películas que hacemos son instrumentos de Dios para bien de las almas), siempre salen adelante.
-En torno a Custodian Movies va consolidándose un equipo sólido…
-Esta película, como todas las anteriores, habría sido imposible, primero, sin la ayuda de Dios; segundo, sin ayuda económica, porque hacer una película es algo muy costoso, aparte del trabajo humano ímprobo que supone, al que contribuyen personas –la mayoría de ellas de modo desinteresado– llevadas por su ilusión de que esta película haga bien a muchas almas, tan necesitadas en una sociedad que ha renegado de Cristo.
»Y en tercer lugar, por supuesto, por el equipo de profesionales que me rodea; empezando por Borja y por Inés, que con 23 y 22 años son los productores ejecutivos y que han tomado cartas en el asunto desde el principio de la película. Es impagable la labor que han hecho.
Inés y Borja Zavala, jóvenes productores de la película.
»Y está la labor que ha hecho Paloma como directora de producción, coordinando todo, a pesar de las mil y una cosas que tiene que hacer como ama de casa que ella se considera, y autora también de libros, y de dar charlas sobre el Padre Pío, y de organizar peregrinaciones, y de poner en marcha la capilla peregrina del Padre Pío, y de tantas y tantas cosas que humanamente no se entiende si no es por la fuerza de Dios que la lleva a hacer todo eso.
Paloma Pía Gasset, directora de producción de ‘Un ángel llamado Rebeca’.
Y luego, no puedo olvidar, sino todo lo contrario, agradecer de corazón la ayuda brindada por el formidable equipo técnico con el que he contado también en esta ocasión, desde Miguel Gilaberte, director de fotografía (su último trabajo ha sido Los enviados, una serie para la Paramount), al montaje de Jordi Azategui, con quien emprende sus películas Isabel Coixet, entre ellas la última, Un amor, que ha sido nominada a los Goya.
-Antes citó la música: Bruno Valenti…
–Bruno Valenti es un compositor argentino que ha trabajado con grandes directores americanos, que se ha cultivado en Los Ángeles, y que ha compuesto una banda sonora espectacular, verdaderamente se te pone la carne de gallina. Sé que las comparaciones son odiosas, ¡pero es que hay algunas piezas que parecen de John Williams! Es increíble el talento de este joven revelación en el mundo musical internacional, uno de los grandes valores que están considerados ahora.
José María Zavala (segundo por la izquierda) y parte del equipo técnico de ‘Un ángel llamado Rebeca’.
-Recientemente participó en un encuentro de cine católico español. ¿Qué puntos fuertes y débiles aprecia en él?
-El cine católico es imprescindible, y hoy hay muchas más producciones de este tipo. También es cierto que hay que unir fuerzas, porque a fin de cuentas estamos todos en el mismo barco y perseguimos el mismo objetivo, que es dar a conocer y amar a Dios por encima de todo. Pero hay veces en que unos estrenos se pisan con otros, y ahí debería haber una mejor coordinación de los distribuidores y los productores, para no estrenar una película con una semana o dos de antelación respecto a otra.
-Desde el punto de vista de la financiación, ¿cómo están las cosas?
-Hacer una película es algo muy complicado, no solo desde el punto de vista humano, sino también desde el punto de vista de las necesidades económicas. Una película es algo muy caro. Y hay que encontrar nuevas vías de financiación, porque el cine católico no cuenta con subvenciones oficiales. Nosotros recurrimos a campañas de crowdfunding apelando a la buena voluntad de las personas que quieran colaborar con un euro, con dos euros, con lo que pueda cada uno, porque todos los granos de arena hacen una montaña.
-¿Se ha superado la reticencia de las salas?
-Nos encontramos en algunos casos con la incomprensión de algunas salas de cine, que menosprecian e incluso en algunos casos extremos se niegan a exhibir películas que defienden los valores católicos. Esto es una realidad, y frente a esta realidad lo que tenemos que hacer es no desalentar a los productores para que sigan haciendo películas.
-¿Cómo?
–Llenando las salas de cine. Si con todo el esfuerzo que supone hacer una película, luego resulta que hay cines que están vacíos, los programadores de los cines, que no son hermanitas de la caridad, quitan automáticamente la película, habiendo tantos estrenos. Yo creo que es imprescindible que todo el mundo se conciencie de que hay que llenar las salas de cine para que la película siga en cartelera y pueda seguir tocando muchos corazones a muchas personas hoy tan necesitadas de Dios.
-Como periodista y como escritor (ahora también como cineasta) usted es un «contador de historias» vocacional. ¿No le tienta rodar una película de ficción, aunque fuese sobre eventos históricos, o incluso sobre santos?
-¡Es que estoy ya trabajando en una película de ficción sobre la Madre Esperanza! Necesitamos varios millones de euros, claro, esto ya no es hacer una película documental. Hay que invertir en localizaciones, casting, vestuario…
-¡El guión lo tiene usted (casi) resuelto…!
-Como es lógico, se va a basar prácticamente en el único libro que hay escrito sobre la Madre Esperanza, que es el mío, que fue lanzado en Italia por el grupo editorial más importante, Mondadori, a través de su sello Piemme. La película ya está en marcha, va a ser de ficción y va a ser arrebatadora, porque no olvidemos que la Madre Esperanza es como el alma gemela del Padre Pío, solo que en su caso, además, Dios la adornó, por ejemplo, con el carisma de la multiplicación de alimentos: daba de comer a más de tres mil personas con un trozo de pasta en la Roma de la Segunda Guerra Mundial. Es una vida verdaderamente portentosa. La visitó Jacqueline Kennedy y le leyó el alma, o Juan Pablo II…
»Tantas y tantas cosas, que va a ser impresionante. Realmente vamos a contar, si Dios quiere, con un elenco de actores muy conocidos, con una producción que va a requerir mucho dinero. Todavía no está el presupuesto cerrado, pero para hacer una película de ficción bien hecha como mínimo necesitas tres millones de euros. Queremos hacer una película que sea una coproducción internacional y que le de muchas más fuerza en su recorrido en las salas de cine de todo el mundo y en plataformas. Está habiendo reuniones, ya existe un planteamiento y un desarrollo de guión y va a ser “la película” de la Madre Esperanza.
»Y va a ser el gran salto cualitativo en mi carrera cinematográfica, corta (siete películas) pero intensísima (en siete años). Va a haber grandes sorpresas con esta película de la Madre Esperanza que va a ser, como digo, un auténtico boom, no ya en el cine católico sino en el cine para todos los públicos. La idea es que toda persona, independientemente de su credo político-religioso, salga del cine deslumbrado. Vamos a poner toda la carne en el asador para que así sea.
-Como han hecho con «Un ángel llamado Rebeca»…
-Efectivamente. A partir del 26 de abril les esperamos en los cines para conocer a una joven deslumbrante…
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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