Peor que el ladrillo es el número de fieles. El reciente giro ‘aperturista’ de la Iglesia católica, la «Iglesia del Nuevo Paradigma» se debería haber visto un retorno de los fieles, quizá entusiasmados por una Iglesia al menos aparentemente receptiva a estas nuevas instancias. En cambio, la hemorragia no sólo no se detiene, sino que parece inexorable
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