28/12/2024

6 razones por las que anteponer tu matrimonio a tus propios hijos: «Ellos reproducen lo que ven»

«Ahora mismo todo gira en torno a los niños» o «los niños son nuestra prioridad; ya nos ocuparemos de nosotros más tarde», podrían ser dos de las frases más desafortunadas de un matrimonio cristiano. Dios unió al marido y a la mujer antes que la llegada de los hijos, y solo cultivando la unión de la pareja se podrá transmitir luego la fe a los hijos.

El cónyuge debe ser lo más importante, si se prioriza a los niños antes que al matrimonio, es probable que se pierda, primero, a la mujer o al marido y, después, a los niños.

El propio matrimonio es la prioridad, o no habrá «nosotros» ni «después». Derek Maul, del portal All Pro Dad, ofrece 6 razones para poner el matrimonio antes que los hijos: 

1. Hiciste los votos matrimoniales con tu esposa, no con tus hijos.

Los votos matrimoniales que formulaste en su día dejan claro que la relación entre esposos es lo primero. De hecho, poner a los hijos en primer lugar disminuye el compromiso y deshonra a tu esposa o a tu marido. Solo poniendo a Dios en primer lugar y al cónyuge en segundo lugar se puede crear el tipo de confianza que hace que el amor prospere y que los hijos se sientan seguros.

2. Lo mejor que puedes hacer por tus hijos es amar a su padre o a su madre

Amar a tu esposa o a tu marido es una inversión en tus propios hijos. Un día, hace años, mi esposa, Rebekah, y yo compartimos un momento tierno durante la cena. Nuestro hijo de cinco años salió corriendo de la mesa y regresó con mi cámara. «Besa a papá otra vez», me dijo. «¡Quiero guardarla aquí mismo en esta caja de fotos!». Quería la foto porque el momento ilustraba el tipo de amor que lo hacía sentir seguro.

3. La relación matrimonial es el fundamento de una familia.

Este amor entre los dos es la roca sobre la que se construye el hogar familiar. Imagínate invertir mucho dinero en un diseño elegante para la casa del árbol de los niños mientras ignoras la podredumbre de la rama sobre la que esta se asienta. Las familias se derrumban cuando fallan los cimientos.

Aunque estos niños jueguen a taparse la cara, los niños se sienten seguros cuando ven que sus padres se quieren (foto de Freepik).

4. Los niños reproducen lo que ven.

Los niños imitan a sus padres. Es la forma principal de aprender. Cuando nuestros hijos observan el tipo de amor que les damos, es más probable que lo practiquen ellos mismos. A través de ellos, nuestro amor se convierte en un regalo para el mundo. Al entregarnos mutuamente, los niños también se llenan. Se alimentan de nuestra fuerza o, también, se alimentan de nuestra debilidad.

5. El estrés de un niño sale de dentro, y la calma también.

Cuando nuestro hijo de 10 años tuvo problemas de conducta en la colegio, resultó que no era él quien necesitaba terapia, ¡sino que éramos nosotros! Él percibió la distancia que nos separaba a su madre y a mí y perdió el equilibrio. Estábamos en peligro de perdernos el uno al otro, y los niños se estaban convirtiendo rápidamente en daños colaterales.

 

6. El matrimonio es una inversión que dura toda la vida.

Algunos hombres y mujeres se dan cuenta de que son extraños cuando los hijos se van de casa. Por eso no hay que dejarlo para mañana, vamos a vivir con nuestros cónyuges mucho más tiempo que con nuestros hijos. La relación que mantenemos el uno con el otro durante la crianza de los hijos es determinante para la vida y para reafirma el amor. Si dejamos de lado la relación primaria en esos años, toda nuestra experiencia se empobrece.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»