Como doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma y desde 2006 Oficial de la Penitenciaría Apostólica, el sacerdote Carlos Encina Commentz es una autoridad en todo lo relativo a absoluciones, dispensas, conmutaciones, sanaciones o indulgencias como «expresiones de la misericordia divina». Pero al margen de su amplia trayectoria en la administración vaticana, el sacerdote encontró una autoridad no esperada cuando, durante la celebración de una boda de unos amigos, impartió durante la homilía una serie de consejos para lograr una vida matrimonial feliz.
Los consejos fueron eminentemente prácticos, surgidos de su experiencia sacerdotal desde 1995 y alejados de razonamientos de alto nivel intelectual. Por eso quedó sorprendido cuando, al concluir la boda, muchos matrimonios se acercaron al sacerdote buscando cómo ponerlos en práctica.
Aquella boda fue el origen de un breve opúsculo que Encina acaba de publicar en Rialp con el título de Cómo alcanzar el éxito en tu matrimonio. 60 Consejos para una vida feliz, y que el cardenal Ángelo Comastri, vicario general emérito de Su Santidad en la Ciudad del Vaticano, valora en el prefacio como «una guía para todos los esposos» que «sin duda, hará mucho bien«.
Estructurado en dos partes, el antes y el después del sacramento, el sacerdote avanza que la guía no solo se dirige a quienes esperan contraer matrimonio, sino también a personas casadas, a padres y madres e incluso «a todo hombre o mujer de buena voluntad, sean o no cristianos».
Extraemos 9 de los 60 consejos de Encina para alcanzar el éxito en la vida matrimonial, muchos de los cuales no se escuchan con frecuencia:
Pensando en el matrimonio
1º La relación con la familia
A la hora de elegir al futuro cónyuge, el sacerdote remarca la importancia de tener en cuenta «la calidad de la relación» que mantiene con su familia: «Si es buena, será un signo positivo para la futura vida matrimonial».
Carlos Encina Commentz (izquierda), durante su toma de posesión como Coadjutor del Cabildo de la Basílica de San Pedro en Roma.
2º Diferencias, las justas
También remarca lo idóneo de que «no haya excesivas diferencias de edad, ideas políticas, ideales religiosos y estilos de vida. Aunque algunas diferencias pueden ser positivas y complementarias, hay que tener en cuenta que, si no se ha cultivado bien el amor conyugal, con el paso de los años incluso las más pequeñas diferencias pueden amplificarse y convertirse en obstáculos difíciles de soportar o en motivos de reproche mutuo».
Se aproxima
3º Aunque haya un hijo antes, ¡no es obligatorio casarse!
También puede darse el caso de que se espere la llegada de un hijo con anterioridad al matrimonio, o incluso antes siquiera de que la pareja se lo haya planteado. En este sentido, el sacerdote advierte de «no casarse nunca a causa de un embarazo previo», ya que «contraer matrimonio bajo presión podría comprometer su validez«.
«Si los novios no han vivido castamente su compromiso y han concebido un hijo, el modo moralmente lícito de actuar es dejarlo nacer, sin tener nunca la intención criminal de quitarle la vida. No hay que olvidar que el aborto es un crimen abominable castigado con una excomunión automática», recuerda. Entonces, una vez el niño haya nacido, «los padres elegirán con libertad si se casan o no. Muchos matrimonios celebrados para resolver un embarazo, de hecho, fracasan al poco tiempo».
`Cómo alcanzar el éxito en tu matrimonio. 60 consejos para una vida feliz´, del sacerdote Carlos Encina Commentz, está disponible en Rialp.
4º «Mejor conocernos antes de casarnos»… ¿Seguro?
Para el sacerdote, hacerlo «no es una buena decisión», pues también fracasan muchos de los matrimonios que comienzan a vivir juntos antes de casarse. Encina anticipa que esto «no significa que la convivencia sea necesariamente la causa del fracaso», pero si propicia que se anticipen las relaciones propias de personas casadas, lo que «no se ajusta a las exigencias del respeto y del amor verdadero entre hombre y mujer. Tal convivencia constituye, en realidad, un obstáculo para la vida cristiana y un mal ejemplo para la sociedad».
Primeros años y la llegada de los hijos
5º La relación con los suegros: buena y cercana, pero no excesiva
El sacerdote invita en todo momento a tener una buena relación con la familia del cónyuge así como con la familia de origen, pues «siempre causa un inmenso dolor a una persona casada saber que un cónyuge alberga enemistad o resentimiento hacia su familia de origen». Sin embargo, advierte de adoptar «una distancia razonable y adecuada respecto a los padres«. «No pocas veces, y aunque animados por la mejor de las intenciones, corren el riesgo de inmiscuirse excesivamente en la vida de la pareja, creando diversas fricciones entre los cónyuges», agrega.
6º Que vivan las familias numerosas… y cristianas
Entre otros aspectos como nunca impedir la vocación de un hijo, no discutir delante de ellos o rodearse de buenas amistades y prevenirse de las que «alejan de Dios», el sacerdote recuerda la importancia de «procurar tener una familia numerosa«, pues aún viviendo «en un mundo que no favorece a la familia, la experiencia demuestra que las familias con más hijos suelen tener más posibilidades de éxito«. Pero ante todo, Encina centra su orientación en una formación de los hijos «para que crezcan en la fe y se conviertan en personas virtuosas. Que los niños aprendan a la perfección una lengua extranjera no es lo más importante: lo esencial es que conozcan a Dios y se abran un camino de fe».
Alice y Dale Rockey, un caso de verdadero éxito, tras ser premiados en 2015 por sus 81 años de matrimonio unido.
La belleza de la vida cotidiana
7º El silencio, causa de ruptura
Conforme el matrimonio se adentra en la rutina, se recuerda la importancia de «hablar todos los días sincera y abiertamente, pero también discretamente, de lo que va o no va correctamente en la familia». «Es necesario para el bien familiar. La falta de comunicación, un `no decir´, un silencio inoportuno, son a menudo la causa de la crisis de muchos matrimonios«, subraya.
8º Cuidado con el móvil…
También advierte del teléfono móvil y las tecnologías, invitando a utilizarlos «de forma proporcionada para no perjudicar la vida familiar y estar siempre disponible para los demás». Algo que también afecta a las redes sociales, «que a menudo generan una verdadera adicción, muy peligrosa para el bien de la familia«.
9º Oración… ¿y teología del hogar?
Uno de los consejos que aparecen salpicados a lo largo de todo el opúsculo es el de no descuidar la vida de oración, «un muro que nos protege del maligno«, ya que «si queremos dar fruto en esta vida, debemos permanecer unidos al Señor, como los sarmientos solo dan fruto cuando están unidos a la vid». En este sentido, también habla -sin mencionarla como tal- de la Teología del hogar, al recordar que en una familia cristiana «nunca deben faltar imágenes sagradas» como crucifijos, representaciones o estatuas de la Virgen, así como las Sagradas Escrituras o lecturas espirituales. «Nos ayudarán a vivir en presencia de Dios, son útiles como recordatorio para rezar y nos protegen de todo lo que pueda resultar un peligro para nuestra salvación», agrega Carlos Encina.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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