17/11/2024

Adicción al trabajo, al dinero, al perfeccionismo, ¿cómo gestionarlo en su justa medida?

A la gente de fe y de tradición católica a menudo les inquieta encontrar una forma equilibrada de encajar en su vida el dinero y el trabajo. Hay que equilibrar la generosidad y la prudencia, la laboriosidad y el tiempo de familia y ocio, la cultura del esfuerzo y la confianza en la gracia de Dios.

Sobre estas cosas ha escrito el veterano periodista y escritor Daniel Arasa (Tortosa, 1944) en su nuevo libro El mundo es de los que madrugan, subtitulado «200 brochazos sobre trabajo, dinero y liderazgo».

No es bueno ni malo, pero es peligroso

«El dinero en sí mismo no es bueno ni malo, pero sí peligroso», advierte Daniel Arasa. «Depende de cómo se obtenga y como se utilice. Si es conseguido honradamente y se destina a fines buenos puede ser un medio para hacer grandes cosas y crecer en la virtud», constata.

Daniel Arasa, además de periodista veterano y autor de varios libros de Historia contemporánea, es padre de familia numerosa y un conocido activista en asociaciones profamilia; cuando escribe sobre dinero y trabajo, lo hace tras una vida equilibrando lo laboral, lo familiar y la acción social.

«Es bueno querer ganar dinero y esforzarse trabajando honradamente para conseguirlo. No comparto posiciones de rechazo a lo material en nombre de una supuesta pobreza cristiana. Quizás son válidas para un religioso al que Dios llama a apartarse del mundo, y aún así debería matizarse. De ningún modo ese rechazo es requerible a los laicos cristianos que permanecen en medio de la sociedad y han de esforzarse para mejorarla. Tampoco comparto las argumentaciones basadas en una apelación ética de rechazo absoluto del dinero, ni, en sentido inverso, la posición calvinista de predestinación si uno triunfa en los negocios», matiza Arasa.

El dinero fácil y el apego a la riqueza

Un peligro (que, sospechamos, sufrirán pocos lectores de ReL) es ganar mucho dinero con demasiada facilidad. Otro peligro, mucho más común, es «apegarse al dinero, hacer de él el centro de la vida, poner en él la confianza, usarlo egoístamente». Pero Daniel Arasa conoce personas que aunque tienen dinero apenas gastan para sí mismas, lo destinan a promover o apoyar buenas iniciativas, o crean puestos de trabajo.

Hace ya 10 años el Papa Francisco pronunció una homilía fuerte contra la avidez de riquezas (léala aquí) en la que dijo: «Los primeros Padres de la Iglesia «decían una palabra fuerte, que el dinero es el estiércol del diablo. Es así, porque nos hace idólatras y enferma nuestra mente con el orgullo y nos hace maniáticos de cuestiones ociosas y te aleja de la fe. Corrompe».

Pero casi diez años después, en una audiencia con representantes de la Agencia Tributaria Italiana (el 31 de enero de 2022) matizó mucho más. «La Biblia no demoniza el dinero», dijo, sino que anima “a hacer buen uso de él, a no ser su esclavo, a no idolatrarlo”, aunque les advirtió que «no es fácil usar bien el dinero».

Un hombre oculta su rostro tras el dinero; foto de Alexander Grey para Unsplash.

Trabajo bien hecho y con sentido

Daniel Arasa, más que de dinero, escribe en su libro sobre el trabajo. «Dignifica al ser humano y lo hace protagonista de su propio progreso. Es también un servicio a toda la sociedad y el trabajo bien hecho y ofrecido puede ser medio de santificación», declara Arasa.

Sobre las dificultades para que muchas personas vean sentido a su trabajo, en el que quizás no se sientan a gusto, Arasa propone poner el acento en el “cómo” y en el “para qué” se trabaja más que en el “qué” se hace. «Cuando se vuelca uno en ello, casi siempre ve de otra manera la actividad que realiza, Cuando se ama el trabajo se le encuentra sentido», declara. Ello no invalida que se busque otro empleo en el que pueda encontrarse mejor, sea más adecuado a las capacidades u ofrezca mayor posibilidad de promoción.

Aunque promueve el trabajo intenso y bien hecho, Arasa recuerda que es solo un medio, no un fin. Por ello advierte del riesgo de utilizarlo como coartada para dejar de atender otras obligaciones, especialmente las familiares, pero también la formación personal, relación con otras personas, participación en actividades sociales o culturales o vida espiritual.

El espíritu emprendedor… ¡no solo para ganar dinero!

Daniel Arasa defiende la iniciativa privada y alaba el espíritu empresarial y el valor de los emprendedores. Aborda también una frase contundente: «los países de funcionarios no funcionan». Explora la relación de la competencia con el juego limpio. E invita a ir más allá del mero afán de lucro e implicarse en la vida pública con espíritu de servicio.

 Del perfeccionismo al carpe diem mal entendido

“El mundo es de los que madrugan” es resultado de experiencias del autor a lo largo de más de 50 años de trabajo como periodista, profesor universitario, químico y creador y director de diversas organizaciones familiares y sociales. En capítulos breves repasa un extenso abanico de temas sobre el trabajo, el perfeccionismo, la conciliación de vida laboral y familiar, el liderazgo, la vinculación trabajador-empresa, el ahorro, el descanso y los excesos de quienes interpretan de manera equivocada el “carpe diem” como desenfreno, la trabajoadicción, la diferencias entre el trabajo humano y el trabajo animal, el prestigio profesional, la creatividad, el síndrome del domingo, y otros muchos.

Prologa el libro el profesor emérito de Economía y Ética de las Empresas, del IESE, Antonio Argandoña, quien considera que el libro es «simpático y amable, pero exigente. Si Aristóteles hubiera tenido la oportunidad de leerlo lo habría calificado, probablemente, como un libro sobre la ‘vida buena’, la que vale la pena vivir, una vida bien aprovechada, que desarrolla las capacidades del ser humano y que le lleva a la plenitud».

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PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»