El Papa celebró este miércoles tres de enero la primera Audiencia General del año. Durante su catequesis Francisco habló sobre el tema de los vicios y las virtudes, y, en su mensaje final, apeló a la paz en Tierra Santa y en tantas otras partes del mundo.
«La vida espiritual del cristiano no es pacífica, lineal y sin desafíos; al contrario, la vida cristiana requiere un combate continuo (…). No es casualidad que la primera unción que todo cristiano recibe en el sacramento del bautismo -la unción catecumenal- sea sin perfume alguno y anuncie simbólicamente que la vida es una lucha. De hecho, en la antigüedad, los luchadores eran completamente ungidos antes del combate», comenzó diciendo.
No nos libramos de la lucha
«La unción de los catecúmenos deja inmediatamente claro que el cristiano no se libra de la lucha, que un cristiano debe luchar. También su existencia, como la de todos, tendrá que entrar en juego, porque la vida es una sucesión de pruebas y tentaciones», añadió.
En este sentido, el Papa apeló a los santos. «No son hombres que se han librado de la tentación, sino personas que son conscientes de que las seducciones del mal aparecen repetidamente en la vida, para ser expuestas y rechazadas. Todos tenemos experiencia de esto, todos: que te viene un mal pensamiento, que te viene unas ganas de hacer esto o de hablar mal de otro… Todos, todos somos tentados, y debemos luchar para no caer», explicó.
«Hay mucha gente que se absuelve, que piensa que está ‘bien’. ‘No, estoy bien, estoy bien, no tengo estos problemas’. Pero ninguno de nosotros está bien; si alguien se siente bien, está soñando. Cada uno de nosotros tiene muchas cosas que arreglar y también debe estar atento», insistió Francisco.
El Papa animó a pedir perdón y a sentirse perdonado. «Él nunca olvida perdonar: somos nosotros, muchas veces, quienes perdemos la capacidad de pedir perdón. Recuperemos esta capacidad de pedir perdón. Cada uno de nosotros tiene muchas cosas por las que pedir perdón», dijo el Santo Padre.
«La vida está hecha de desafíos, de pruebas, de encrucijadas, de visiones contrapuestas, de seducciones ocultas, de voces contradictorias. Algunas voces son incluso persuasivas, hasta el punto de que Satanás tienta a Jesús recurriendo a las palabras de la Escritura. Debemos preservar nuestra claridad interior para elegir el camino que realmente nos lleve a la felicidad, y luego comprometernos a no detenernos en el camino», comentó.
Puedes ver aquí de forma íntegra la Audiencia de este miércoles.
«Siempre estamos divididos entre extremos opuestos: el orgullo desafía la humildad; el odio contrasta con la caridad; la tristeza obstaculiza el verdadero gozo del Espíritu; el endurecimiento del corazón rechaza la misericordia. Los cristianos caminan continuamente sobre estas crestas. Por eso es importante reflexionar sobre los vicios y las virtudes», animó.
Recuerdo para Japón y los rohingya
Al final de la catequesis, el Pontífice invitó a rezar por el drama que se está viviendo en Oriente Medio y en el corazón de Europa. Y añadió finalmente un pensamiento por una población sobre la que ha hablado muchas veces. «Recemos por las poblaciones de Palestina, Israel, Ucrania y tantos otros lugares donde hay guerra. Y no olvidemos a nuestros hermanos y hermanas rohingya, que son perseguidos«, dijo.
En su saludo a los peregrinos de lengua inglesa, el Papa rezó por las víctimas del terremoto de Japón, dirigiendo además su pensamiento a quienes trabajan para reparar los daños y las muertes causadas por la colisión de un avión que tuvo lugar en el país asiático. El número de víctimas mortales del terremoto ha ascendido a 64, pero la situación es extremadamente precaria, ya que varios temblores más siguen sacudiendo la tierra en esta región.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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