En el día de ayer me enteré de que hoy se iba a producir este nombramiento:
El papa Francisco ha nombrado obispo de las diócesis de Huesca y de Jaca al P. Pedro Aguado Cuesta, Sch.P., en la actualidad superior general de la Orden de las Escuelas Pías (Escolapios). El nombramiento se hace público a las 12.00 horas de hoy, sábado 29 de marzo, y así lo ha comunicado la Nunciatura Apostólica a la Conferencia Episcopal Española.
Viví junto con mi familia 16 años en la diócesis de Huesca. A ella fui a parar cuando no había pasado un año de mi regreso a la Iglesia Católica, así que como se pueden hacer ustedes idea, tengo un alto aprecio por esa iglesia local.
Por otra parte, mi vida escolar transcurrió en su mayor parte en el colegio de los Escolapios en Getafe (Madrid). Fui un niño afortunado pues sólo tengo buenos recuerdos de aquellos años. Tanto que llegué a recibir una especie de llamado vocacional gracias a unos seminaristas de la congregación religiosa.
Es por ello que debería de alegrarme de que quien ha sido Superior General de las Escuelas Pías desde hace 16 años sea el nuevo obispo de Huesca y de Jaca. Nada más lejos de la realidad. No he tenido trato alguno con el P. Pedro Aguado, pero sí he visto el marasmo en que se han convertido los escolapios en todos estos años. Por no hacer muy sangrante este post, me voy a limitar a poner unos pocos enlaces, para que ustedes entiendan mi pesar:
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