El primer ministro francés, François Bayrou, ha decidido dividir en dos el polémico proyecto de ley sobre el final de la vida, separando el debate sobre la «asistencia activa para morir» del relativo a los cuidados paliativos. La medida, anunciada el pasado 21 de enero, ha provocado la indignación de su propio partido, que cuestiona sus convicciones católicas, mientras que quienes se oponen a la legalización de la eutanasia consideran su decisión un acto de valentía.
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