14/11/2024

Benedict Kiely, el cura por el que los perseguidos conservan su hogar: «Estaban antes que el islam»

Benedict Kiely, sacerdote del Ordinariato Anglicano de la Iglesia Católica Romana y fundador de Nasarean.org, ha dedicado su vida a lo que considera «un llamado dentro de otro llamado» y defender «el Cuerpo sufriente de Cristo«.

Lejos de quedarse en palabras, el sacerdote lleva empleándose en ello desde la infancia. Comenzó de niño, preocupándose por los perseguidos en las naciones comunistas. Después, como sacerdote en Vermont, comenzó a realizar pulseras o mecheros para enviar dinero a los perseguidos de Irak y Siria. Pero su momento decisivo fue en agosto de 2014, cuando la yihad llegó a ambos países y supo que la desaparición de la misa por primera vez en 2000 años en Mosul era una posibilidad.

Entrevistado por The European Conservative, relata que a comienzos de 2015 se trasladó a Irak, a pocos kilómetros de las posiciones del Estado Islámico. Fue precisamente allí, en un campo de refugiados, cuando un sacerdote le habló y reconoció en él un «llamado dentro del llamado» para servir a los cristianos perseguidos.

«Es la cuna del cristianismo. Estaban allí antes del islam»

Fue el origen de Nasarean, un apostolado dedicado por entero a los perseguidos desde las obras, buscando cómo ayudarles a permanecer en sus lugares de origen y a prosperar mediante la financiación de empresas familiares.

«Nuestro enfoque es muy específico, lo que nos diferencia de la mayoría de las demás organizaciones benéficas es, en primer lugar, que no es sólo una organización benéfica, es una empresa espiritual, fundada y arraigada en la oración», detalla.

El sacerdote, dedicado en la defensa de los cristianos perseguidos -por lo que sabe, es el único del mundo angloparlante que lo hace a tiempo completo- considera que «ser un defensor del Cuerpo sufriente de Cristo» tiene otras implicaciones añadidas a la oración.

Y una de ellas es la autonomía de los cristianos, que en Nasarean cobra un matiz «muy específico»: «Nos dedicamos a la microfinanciación de pequeñas empresas familiares, para que los cristianos perseguidos puedan quedarse en sus países de origen y no emigrar para trabajar y mantener a sus familias o vivir dependiendo de la caridad. Por una pequeña cantidad, normalmente unos 10.000 dólares, se puede crear una empresa familiar».

Muchos podrían pensar que territorios seguros y poscristianos como Europa son un mejor destino para los perseguidos. No es así para Kiely, que contempla a Oriente Medio como «la cuna del cristianismo«.

Los cristianos, dice, «estaban allí mucho antes del islam, son levadura en la sociedad, son pacificadores, y la idea de que esas tierras se vacíen de los discípulos de Cristo es una abominación. Quieren quedarse y, aunque no tengan seguridad, si tienen empleo están dispuestos a hacerlo». Tampoco confía en la alternativa de los países occidentales, que «han acogido a una proporción muy pequeña de cristianos en comparación con los musulmanes».

Una red empresarial de cristianos perseguidos

Por eso la financiación de empresas familiares es tan importante para Kiely.

Cuenta que están a punto de erigir dos nuevas empresas en Irak con repatriados de Canadá y Alemania.

Hasta ahora y desde hace 8 años, su apostolado ha apoyado el nacimiento de unas 40 empresas familiares. Le alegra saber que cientos de cristianos iraquíes «tienen un futuro en su antigua patria».

Junto con Irak, su organización también está en Siria, Líbano, Egipto y Armenia y los casos de éxito son muchos. En la reconstruida Qaraqosh menciona el caso de una floreciente y frondosa granja familiar en pleno desierto gracias a un pozo financiado. En Siria son muchas las mujeres a las que ha capacitado en labores de peluquería para levantar sus negocios, también de sastrería y costura en Armenia.

Tienda de dulces en Karamlesh, Irak, financiada por Nasarean.

«Donde los musulmanes son mayoría, los cristianos sufren»

También se refiere a otro de sus grandes proyectos, los santuarios de María, Madre de los perseguidos, centros de oración por los hermanos perseguidos que, hasta ahora, se encuentran en cinco puntos del globo.

Preguntado por el origen de la persecución, el sacerdote subraya que, al hablar de la que sufren cristianos en Oriente Medio, el principal actor es el islam. Por ello, afirma que «no es antimusulmán ni islamófobo» afirmar «algo muy sencillo, que donde los musulmanes son mayoría, los cristianos sufren«, ya sean las persecuciones y genocidios o el mismo estatus de dimmitud, por el que los cristianos son tratados como una «segunda clase».

¿Pueden hacer algo los cristianos no perseguidos? Kiely concluye remarcando que «la oración diaria por los perseguidos es un deber de por vida». Y también dice que «es el primer recurso, no el último», llamando a apoyar a organizaciones benéficas con los cristianos como Nasarean (desde su web), con la que los cristianos «no solo sobreviven, sino que prosperan«.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»