Las ramificaciones religiosas de la guerra en Ucrania son cada vez más evidentes. Bulgaria acaba de expulsar al archimandrita primado de la Iglesia ortodoxa rusa en Sofía y a dos sacerdotes bielorrusos, acusándoles de servir a los intereses geopolíticos de Moscú, una decisión calificada de «perversa» por la embajada rusa.
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