En su sermón dominical, el cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recordó una verdad elemental que hoy se pone en duda desde la más alta jerarquía de la Iglesia: «Es verdad: Dios ama a todos. Pero debemos agregar: Dios no ama todo, sino que odia el pecado, porque nos arrastra a la muerte eterna».
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LA IGLESIA RESGUARDA EL DEPÓSITO DE LA FE, PARA ESO CRISTO LE DIO PODER, NO PARA CAMBIAR NI REDEFINIR LAS VERDADES INMUTABLES.