La Biblia está accesible en cada vez más idiomas: en 1990 había traducciones de la Biblia entera en 351 idiomas; en 2020 estaba ya en 700 idiomas. El doble.
El reto hoy es traducir la Biblia a idiomas de culturas tribales, de zonas remotas y pobres, a menudo con pocos hablantes (y menos lingüistas).
Lo novedoso es que las nuevas tecnologías (y nuevas formas de trabajar) están acelerando el proceso, como explican en Wycliffe Associates, un apostolado internacional protestante que impulsa traducciones de la Biblia apoyándose en software, Internet y formar a traductores nativos locales.
En 2020, pese a la pandemia y los confinamientos, la red online de traductores de Wycliffe (incluso de zonas remotas y aisladas) consiguió seguir trabajando y de hecho batieron récords: ese año acabaron 141 traducciones del Nuevo Testamento y 8 traducciones del Antiguo Testamento.
Nietos de caníbales, traduciendo la Palabra de Dios
Wycliffe Associates pone el ejemplo de la tribu sawi, en Papúa Sur (Indonesia), que son menos de 5.000 personas con su idioma propio, de la familia awyu, en zonas que sólo pueden alcanzarse en barco o avión. En los años 50 aún eran caníbales y cazadores de cabezas, sus abuelos se criaron en una tradición de guerras tribales y venganzas inacabables. Hoy casi todos son cristianos y quieren conocer la Palabra de Dios.
El sistema de Wycliffe implica aportar conexión a Internet a grupos aislados, detectar a los traductores (a menudo, de lenguas vecinas o de la misma familia lingüística), acompañar y revisar online las traducciones, usar diccionarios y herramientas previas... En 2020 sólo en Indonesia (país con cientos de islas y montañas mal comunicadas) había más de 100 grupos lingüísticos sin conexión a Internet. Wycliffe Associates insiste en lograr financiación y donantes para aportarles esa conexión online que permita formar y acompañar a los traductores.
Subes la Biblia «a la nube»: protegida del clima, bichos, persecuciones…
Tim Neu, director ejecutivo de Wycliffe Associates, explicaba en 2021 que este trabajo con base online es útil también ante la pobreza y la persecución contra los cristianos. “Incluso si unos terroristas lo encuentran [al traductor y su trabajo], incluso si su equipo es confiscado o destruido, incluso si sucede lo inimaginable, su trabajo de traducción (semanas o meses de progreso de traducción) está protegido”, dijo Neu. El trabajo que se guarda online, «en la nube», no se pierde.
Además, detalla Neu, «en áreas remotas y subdesarrolladas (selvas, bosques tropicales, regiones montañosas), cualquier cosa escrita a mano en papel corre el riesgo de sufrir inclemencias del tiempo, humedad, inundaciones e incluso insectos”, añadió. Con el sistema online moderno todo eso se protege.
En 2021 este sistema se aplicaba en 550 equipos de casi 800 comunidades lingüísticas. Cada kit de traducción (tecnología más formación de traductor para usarla) costaba unos 2.500 dólares.
El protagonismo es del traductor local y su comunidad
En 2024 el sistema empieza a usarse para traducir la Biblia a 35 idiomas de Indonesia y sudeste asiático, con lo que sumadas a otros proyectos previos serían unas 50 o 60 traducciones en marcha en la zona. En declaraciones a The Christian Post, Mark Stedman, vicepresidente de tecnología de Wycliffe Associates, destaca que la clave está en dar el protagonismo al traductor nativo, local. “Lo que brindamos es capacitación sobre cómo hacer la traducción de la Biblia, todos los recursos que necesitan, ya sea el texto original o todos los recursos de traducción, y los ayudamos a hacer la traducción y verificarla para asegurarnos de que sea correcta. También los ayudamos luego a imprimirla y a distribuirla».
Wycliffe Associates en Indonesia cuenta con 25 asalariados y entre 4 y 20 voluntarios correctores-traductores dedicados a ello. Cada año de trabajo en Indonesia cuesta entre 400.000 y 500.000 dólares, financiado por donantes cristianos generosos de EEUU.
Pero la clave está en los cristianos locales. «Si puedes reunir un grupo de personas que estén dispuestas a hacer el trabajo, podemos capacitarlos y ayudarlos a hacerlo, y estaremos junto a ellos durante uno o dos años mientras hacen ese trabajo. Y luego les ayudaremos a imprimir sus Biblias para que tengan esta Biblia en su idioma y al final sean dueños de la Biblia’”.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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