Tengo que reconocer que mi especialidad no es dormir mucho. Pocas horas, pero caigo y hasta el día siguiente casi todas las veces. No tengo problemas de insomnio ni con la posdata para tener que levantarme a medianoche…, y las preocupaciones prefiero que se duerman también y madruguen conmigo, pero sí que conozco mucha gente que tiene problema para dormir “del tirón”. No parece el caso de las vírgenes, ni de las sensatas ni de las prudentes.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Esto de tener que predicar tanto te hace fijarte en cuestiones que pueden parecer intrascendentes…, o no. Rezando ayer por la tarde con este Evangelio de pronto me vino la pregunta: ¿De quién es la voz que avisa de la llegada del Esposo? Primero me vino a la cabeza que era la muerte, pero la muerte es el único enemigo que será vencido y parece la voz de un amigo del Esposo. Entonces debe ser la voz de tu ángel de la guarda o del Espíritu Santo que te animan a prepararte para tu encuentro definitivo con Cristo. Eso al final de nuestra vida en esta tierra, que como no sabemos cuándo será más vale estar atentos.
Al igual que a los que dormimos pocas horas algunos médicos nos recomiendan que si damos una cabezadita a lo largo del día, en un momento de paz, pues fenomenal, creo que son estupendos -todos los días-, esos pequeños parones y hacer un examen de conciencia y preguntarnos: ¿Está mi lámpara encendida? ¿Llevo la alcuza llena? Y si es que no, pues ir a la tienda antes de que cierren.
Es consolador saber que el Señor sabe que muchas veces nos dormimos, que a lo mejor nos despertamos y sólo nos quejamos de lo duro que está el suelo, el calor que hace, que es muy tarde y la sociedad está fatal…, mejor piensa: “Ya queda menos para que llegue el Esposo, que me encuentre muy bien preparado”. Sería una tragedia el escuchar: “No os conozco”.
María nunca se durmió, siempre estuvo en vela. Pídele a ella que de vez en cuando te zarandee un poco cuando te duermas y te diga al oído: Pronto llega mi hijo, da luz a la luz. Santa Teresa Benedicta, despierta a Europa que está muy ydormida y parece que ha derramado todo el aceite-
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