La noche del 17 de octubre quedará marcada en la memoria de los monjes del monasterio benedictino en Eruku, Nigeria, donde el hermano Godwin Eze dedicó sus últimas horas alentando a sus compañeros antes de enfrentar un destino trágico.
La noche del 17 de octubre quedará marcada en la memoria de los monjes del monasterio benedictino en Eruku, Nigeria, donde el hermano Godwin Eze dedicó sus últimas horas alentando a sus compañeros antes de enfrentar un destino trágico.
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