Este jueves, la Santa Sede presentó en una rueda de prensa el proyecto de restauración del Baldaquino de la Basílica de San Pedro. Los trabajos durarán diez meses, desde mediados de febrero hasta diciembre de 2024, justo antes de la apertura de la Puerta Santa para el Jubileo de 2025, y no serán un obstáculo para la celebración del culto, ni siquiera las ceremonias papales sobre el Altar Mayor.
El baldaquino de San Pedro es un dosel de bronce bruñido y dorado de estilo barroco situado sobre el Altar Mayor del templo, justo encima de la tumba de San Pedro y bajo la cúpula del templo.
La idea de su construcción fue del Papa Urbano VIII, quien escogió para su realización al gran arquitecto Gian Lorenzo Bernini. Éste, con la ayuda de Francesco Borromini, lo levantó a lo largo de nueve años, entre 1624 y 1633. Tiene 28,74 metros de altura y pesa 63 toneladas.
Es la primera vez que el baldaquino es restaurado desde el siglo XVIII. El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica y vicario general del Papa para Ciudad del Vaticano, afirmó que la iniciativa era necesaria con vistas al Jubileo de 2025 y al cuarto centenario de la dedicación de la basílica en 1626.
¿Por qué? Pietro Zander, responsable de la sección Necrópolis y Patrimonio Artístico de la Fábrica de San Pedro, explicó que su estado de conservación se había degradado y requiere «urgentes trabajos extraordinarios de mantenimiento«.
Una empresa «titánica»
Este experto detalló que las superficies del monumento están cubiertas de una pátina oscura que hace parcialmente visible incluso el dorado, alterándolo y amortiguándolo. Está formada por sustancias grasas utilizadas en labores de mantenimiento anteriores, polvo y partículas depositadas «especialmente en la parte superior, donde las labores de mantenimiento ordinario han sido más escasas». También hay «hinchazones muy pequeñas debidas a fenómenos de alteración del bronce», «desconexiones y desprendimientos» en el «cielo del baldaquino con el bajorrelieve de la paloma del Espíritu Santo».
Espectaculares imágenes del Baldaquino de Bernini en la basílica de San Pedro.
Además, la basílica recibe a 50.000 visitantes diarios, y los materiales del baldaquino son muy sensibles a las variaciones microclimáticas, que «interactúan con el dosel, favoreciendo fenómenos de alteración, corrosión, oxidación y dilatación de las partes de madera con el consiguiente levantamiento y desprendimiento de la película pictórica», añadió Zander, quien consideró una «empresa titánica» el estudio del microclima que se va a emprender para tomar precacuciones no solo en el gigantesco dosel, sino en todos los monumentos del templo.
Sufragado por los Caballeros de Colón
Según detalló Alberto Capitanucci, responsable del Area Técnica de la Fábrica de San Pedro, la intervención constará de tres fases: andamiaje, diagnóstico con documentación gráfica y restauración y desempolvado de las superficies de metal, piedra y madera.
Costará 700.000 euros, que contribuirán a sufragar los Caballeros de Colón, cuyo Caballero Supremo, Patrick Kelly, participó en el acto para mostrar su agradecimiento «por el privilegio de servir a la Iglesia de esta manera». Destacó asimismo el valor simbólico del Baldaquino, que «nos recuerda que Dios ha elegido habitar entre nosotros«, y por su construcción sobre «la roca«, esto es, «la tumba de Pedro, Príncipe de los Apóstoles».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
More Stories
El Amor se hace carne
Otra vuelta sobre la «Confesionalidad del Estado»
«Me resulta difícil imaginar que arrodillarse sea un impedimento significativo para la procesión»