03/03/2025

El camino de la libertad

El Evangelio de hoy nos muestra a un joven que tenía todo lo que aparentemente se necesita para ser una buena persona: cumplía los mandamientos, no hacía daño a nadie y además tenía riquezas. Pero cuando Jesús le propone dar un paso más, desprenderse de sus bienes y seguirlo, se va triste. No porque fuera malo, sino porque su corazón estaba demasiado atado a sus posesiones.

Y es que, aunque pensemos que esta historia habla solo de dinero, en realidad nos habla de cualquier cosa que nos cueste soltar. Tal vez no tengamos grandes riquezas, pero sí estamos aferrados a otras cosas: a la seguridad material, a la comodidad, a nuestro tiempo, a nuestras ideas, incluso al miedo de perder el control.

Muchas veces nos puede pasar como al joven del Evangelio, que queremos seguir a Jesús, pero sin que eso implique soltar lo que nos da seguridad. Es como si quisiéramos correr con una mochila llena de piedras, y aunque sabemos que nos pesa, nos cuesta dejarla. Jesús nos invita a vivir con el corazón más libre, a confiar más en Él y menos en nuestras seguridades. No se trata de renunciar a todo sin más, sino de preguntarnos qué cosas nos están impidiendo avanzar en nuestro camino de fe.

Y lo más hermoso de este pasaje es la mirada de Jesús: antes de pedirle nada, lo mira y lo ama. Nos recuerda que Dios no nos pide cambiar para amarnos, sino que nos ama primero y, desde ese amor, nos invita a crecer. La pregunta para cada uno de nosotros es: ¿qué es eso que hoy me cuesta soltar? ¿Qué cosas ocupan tanto espacio en mi corazón que no me dejan seguir a Jesús con libertad?