Hacemos bien en sentir compasión por las personas atrapadas en situaciones pecaminosas. Pero la compasión no es una autorización para minimizar, o para excusar, o para bendecir los comportamientos destructivos implicados en esas situaciones.
Hacemos bien en sentir compasión por las personas atrapadas en situaciones pecaminosas. Pero la compasión no es una autorización para minimizar, o para excusar, o para bendecir los comportamientos destructivos implicados en esas situaciones.
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