Repite casi los mismos argumentos que con la polémica con «Sáname con tu boca. El arte de besar» y dice que «no creo que sea una buena cosa que ahora se le dé difusión» mientras que algunos sacerdotes en las Redes Sociales se quedan haciendo el ridículo defendiendo el libro y su lectura, que indudablemente hace mal a cualquier católico.
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