s claro que no se debe oponer esos dos atributos divinos; Dios es justo y misericordioso, es lo uno porque es lo otro, o sea: es misericordioso porque es justo y es justo porque es misericordioso. Esta formulación paradojal se trata del misterio divino- no es una tautología ni un mero juego de palabras, sino la expresión del ser mismo del Creador y Redentor del hombre, a cuya historia se asoma según la altura y profundidad de su sabiduría y su amor.
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