Hemeroteca Laus DEo17/04/2020 @ 22:57
EL ODIO DEL MUNDO POR LA FE CATÓLICA
…la corrupción de las costumbres que nunca puede deplorarse suficientemente, va en aumento por todas partes estimulada por los escritos antirreligiosos, vergonzosos y obscenos, por espectáculos teatrales, el establecimiento casi por doquiera de casas de prostitución y se promueve también con otras malas artes; los más monstruosos errores se difunden por doquiera; crece el nefando aluvión de todos los vicios y crímenes; el mortífero veneno de la incredulidad y del indiferentismo se propaga intensamente; displicentemente se desprecia la potestad Eclesiástica, las cosas sagradas y las Leyes; injusta y violentamente se despoja a la Iglesia de sus bienes; feroz e ininterrumpidamente se persigue a los Ministros Sagrados, a los Religiosos y a las Vírgenes consagradas a Dios; se odia con odio perfectamente diabólico a Cristo, a la Iglesia, su Doctrina, a esta Sede Apostólica.
LA ETERNA SALVACIÓN: SÓLO POR MEDIO DE LA FE CATÓLICA
Pero, aunque el Padre celestial permita que Su Santa Iglesia, que milita en esta misérrima y mortal peregrinación sea atormentada y con muchas penalidades e infortunios afligida, sin embargo, estando fundada por Nuestro Señor Jesucristo sobre firmísima e inconmovible roca, no sólo ningún poder ni ningún embate puede jamás derribarla ni echarla por tierra, sino que lejos de disminuir con las persecuciones, aumenta y el campo del Señor se viste de una mies tanto más abundante cuanto que los granos, que caen uno a uno, nacen multiplicados.
Es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos Católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la Verdadera Fe y a la Unidad Católica pueden llegar a la Eterna Salvación. Lo que ciertamente se opone en sumo grado a la Doctrina Católica.
LA VERDADERA CARIDAD: SACAR DE LAS TINIEBLAS DEL ERROR
Lejos, sin embargo, de los hijos de la Iglesia Católica ser jamás en modo alguno enemigos de los que no nos están unidos por los vínculos de la misma Fe y Caridad; al contrario, si aquellos son pobres o están enfermos o afligidos por cualesquiera otras miserias, esfuércense más bien en cumplir con ellos todos los deberes de la Caridad Cristiana y en ayudarlos siempre y, ante todo, pongan empeño por sacarlos de las tinieblas del error en que míseramente yacen y reducirlos a la Verdad Católica y a la Madre Amantísima, la Iglesia, que no cesa nunca de tenderles sus manos maternas y llamarlos nuevamente a su seno, a fin de que, fundados y firmes en la Fe, Esperanza y Caridad y fructificando en toda obra buena (1), consigan la Eterna Salvación.
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