En una entrevista concedida este domingo a COPE, el ministro de Transportes socialista Óscar Puente sorprendía a la audiencia declarándose católico al opinar sobre la polémica de Lalachus y la despenalización de las ofensas a los sentimientos religiosos.
El ministro, valorando la propuesta de ley socialista para suprimir dichas ofensas recogida en el artículo 525 del Código Penal, justificó su convicción de que dicho delito no debe estar penalizado al ser “un concepto muy vidrioso que aboca a situaciones que son difícilmente explicables en una democracia”.
Sobre Lalachus: «Como católico, no me ofende»
Fue entonces cuando Puente presumió de una fe desconocida hasta ahora. “A mí, que esa señora (Lalachus) saliera en las campanadas con una estampita de la vaquilla de un programa televisivo con el Sagrado Corazón, como católico, no me ofende. No me ofende ni me siento ofendido”, remarcó.
Por el contrario, el ministro sí aseguró sentirse ofendido por “otras cosas pasan fuera y dentro de la Iglesia” y que, a su juicio, “son las preocupantes”.
“Si la Iglesia católica y la religión católica se deslizan por la senda de la intolerancia, cometerán un error y harán además involucionar una Iglesia que, gracias, en parte, también al trabajo y al legado del Papa Francisco, se dirige por una senda de reconciliación absoluta con el mensaje de Cristo”.
Una faceta religiosa desconocida
La faceta religiosa de Puente, casado y padre de dos hijas, es en grandes términos desconocida.
Como personaje público, ha valorado en alguna ocasión la Semana Santa vallisoletana por la “sobriedad” de lo cultural y religioso y en 2017 fue investido Caballero de Honor de la Virgen de San Lorenzo.
Desde hace algunos años, Puente también procesiona con la cofradía de El Descendimiento, lo que explicó en 2016 tras recibir la medalla: “Para mí es un orgullo pertenecer a la cofradía a título personal y mi ingreso en ella responde a un compromiso adquirido hace un año con un amigo, que pertenece a esta hermandad, que cumplo ahora también por convicción”.
En alguna otra ocasión ha abogado porque el papel de las autoridades civiles no sea el de “estar de espaldas al hecho religioso”, pues “la aconfesionalidad del Estado nada tiene que ver con que la política, la sociedad y la Iglesia estén de espaldas. A veces tienen objetivos comunes y deben trabajar por ellos juntos”.
No se le conocen al político socialista pronunciamientos a favor de la vida frente al aborto o la eutanasia (prácticas que su partido amplía, facilita y alaba), a favor de la familia o del verdadero matrimonio. Tampoco en defensa de los sentimientos religiosos ni de la dignidad de Dios.
Defender los sentimientos religiosos es lo normal en Europa
La desprotección de los sentimientos religiosos que ahora quieren impulsar el ministro y el Gobierno de Pedro Sánchez es algo anormal en Europa. Lo normal en la mayoría de países es proteger los sentimientos religiosos de sus habitantes.
Un informe del Observatorio de la Libertad Religiosa citado en julio de 2024 por el diario ABC detallaba que solo hay 6 países de la UE que no castigan estas ofensas al sentimiento religioso, y son muy peculiares:
– las postcomunistas Chequia y Estonia, considerados los dos países menos religiosos del continente;
– Croacia, de tradición católica, pero marcada por la guerra de Yugoslavia y sus conflictos étnicos,
– Suecia, muy descristianizada,
– Francia, el único régimen laicista de Europa, excepto quizá la pseudocomunista Bielorrusia,
– y la «nueva» Irlanda del gay hindú Varadkar que implantó el aborto y quitó una anticuada ley de blasfemia en 2018 sin sustituirla por nada (pero, tristemente, con el apoyo amplio de un referéndum popular).
El resto de países de la Unión entienden que los sentimientos religiosos sí merecen protección.
La protección de los sentimientos religiosos se podía aplicar legalmente incluso en la II República española, pues varias de las frases de la legislación actual en España al respecto provienen de la de 1932, como puede leerse en el siguiente documento referido al castigo a la interrupción del culto, el respeto a los «dogmas, rituales», «imágenes, objetos de devoción»…
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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