La Divina Comedia de Dante Alighieri, famosa por sus vívidas imágenes y sus profundos temas teológicos, estuvo profundamente influida por un monje católico del siglo XII: Joaquín de Fiore. Este abad y místico cisterciense dio forma a la escatología medieval y dejó una huella poco conocida en la obra maestra de Dante. Así lo ha recogido el portal uCatholic.
La idea de historia de Joaquín dividía el tiempo en tres eras correspondientes a la Santísima Trinidad: la Era del Padre (Antiguo Testamento), la Era del Hijo (Nuevo Testamento y la Iglesia) y la venidera Era del Espíritu Santo, una era futura de renovación espiritual y unidad definitiva. Esta visión resonó en Dante, quien la reflejó en su descripción de la historia de la salvación y el destino humano.
Las ideas que aprovechó Dante
Ambos hombres vieron la historia como el desarrollo del plan de Dios, encaminado hacia la redención y la gracia. En el centro del pensamiento del monje Joaquín estaban sus intrincados diagramas simbólicos que plasmó en su manuscrito Liber Figurarum.
Estas ilustraciones, como los círculos entrelazados que representan la Trinidad, probablemente inspiraron las impresionantes imágenes geométricas de Dante en Paradiso, donde describe tres anillos radiantes de luz que simbolizan la unidad y la majestad divinas.
El uso visionario de los símbolos por parte de Joaquín ofrecía un marco que Dante transformó en brillantez poética. El optimismo espiritual de Joaquín se alineaba con la crítica de Dante a la corrupción eclesiástica y su esperanza en una Iglesia purificada.
Joaquín afirmó que el fin del mundo estaría previsto para 1260.
La representación que hace Dante de Beatriz como una fuerza de la gracia refleja la visión de Joaquín de una fe renovada en la Era del Espíritu Santo. Los temas apocalípticos de Joaquín y su creencia en el progreso espiritual también añadieron a la obra de Dante un sentido de justicia divina y de redención final. Dante incluso honró a Joaquín directamente, colocándolo en el «Cielo de los teólogos» en Paradiso.
Aunque Joaquín nunca fue canonizado formalmente, en 2024 el Papa Francisco dijo que Joaquín «fue capaz de proponer el ideal de un nuevo espíritu de convivencia entre los hombres, basado en la fraternidad universal y en la paz cristiana, fruto de una vida vivida en el espíritu del Evangelio».
Un abad heterodoxo
Joaquín de Fiore o de Floris (en Italiano: Gioacchino da Fiore) (1135-30 de marzo de 1202) fue un abad nacido en Calabria (Italia) en la Edad Media. Sus seguidores, denominados joaquinitas, iniciaron un movimiento heterodoxo que proponía una observancia más estricta de la Regla franciscana.
De origen humilde, fue un sabio autodidacta que posteriormente fue escritor experto en temas de teología y filosofía. Entre 1156 y 1157, mientras viajaba por Palestina, tuvo una experiencia mística en el Monte Tabor luego de la cual obtuvo el don de la exégesis. En 1159 ingresó a la orden cisterciense y en 1188 el Papa lo liberó bajo petición propia de sus obligaciones como abad.
Con sus discípulos, fundó una comunidad monástica en 1196 (con aprobación de Celestino III). Pese a ser un buen abad y a sus debates teológicos, también se distinguió por sus profecías, fundadas en la exégesis bíblica. Defendió una concepción histórica de Dios y la Humanidad, en la cual la historia concluye con una renovación espiritual de la Iglesia, convirtiendo el mundo en un monasterio único que estaría habitado por monjes espirituales ideales.
Afirmó que el fin del mundo estaría previsto para 1260. Murió el 30 de marzo de 1202. En el IV Concilio de Letrán (1215-16) se condenaron algunas de sus opiniones respecto a la Trinidad, la creación, Cristo Redentor y los Sacramentos; sin embargo no se atacó a su persona, pues ya se había extendido la fama de santidad entre el pueblo.
En 1220 el Papa Honorio III lo declaró perfectamente católico y mandó divulgar esta sentencia. Los seguidores de Joaquín de Fiore enviaron una relación de milagros atribuidos a él, con vistas a la canonización. El culto como beato se estableció espontáneamente.
En 1688 fue incluido como beato en las Acta Sanctorum de los Bolandistas. En 2001 fue reabierto su proceso de canonización y la petición de nombrarlo Doctor de la Iglesia.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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