En su primer encuentro con fieles y miembros del clero de Marsella tras su llegada a tierras francesas, el Papa se dirigió a la basílica santuario Nuestra Señora de la Guardia, donde mantuvo su primer encuentro de oración y prédica con los fieles, sacerdotes, diáconos, seminaristas, superiores locales de las comunidades religiosas de la arquidiócesis, oportunidad en la que también puso bajo el manto de María los frutos de los «Encuentros del Mediterraneo».
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