28/06/2024

El Papa con Fallon, Goldberg y La Chilindrina: ¿Reírse de Dios?, «como se hace con alguien querido»

El Papa se reunió en la mañana de este viernes con cómicos y artistas del mundo del humor. Se trata de la primera vez que Francisco recibe a los humoristas. El Pontífice les expresó su admiración por expresar y tratar en el lenguaje de la comedia, el humor y la ironía, problemas pequeños y grandes hechos de la historia.

«Denuncian los excesos del poder, dan voz a situaciones olvidadas; ponen de relieve abusos; señalan comportamientos inadecuados… Pero sin sembrar la alarma o el terror, la ansiedad o el miedo, como hace mucha comunicación; despiertan el sentido crítico haciendo reír y sonreír. Lo hacen contando historias de vida, narrando la realidad, según su punto de vista original», dijo el Papa en su intervención.

Mejor antídoto contra el egoísmo

Al encuentro acudieron cómicos de la talla de Stephen Colbert, Jimmy Fallon, Jim Gaffigan, Conan O’Brien, Chris Rock, Tig Notaro y Whoopi Goldberg. También acudieron tres humoristas españolas, Cristina Castaño, Victoria Martín y Sara Escudero. La mayoría eran italianos y entre los hispanoamericanos estaban la mexicana Florinda Meza García (La Chilindrina del Chavo del Ocho) o las colombianas Liss Pereira, Paula Arcila y Maribel Trujillo.

«En medio de tantas noticias pesimistas, inmersos como estamos en tantas urgencias sociales e incluso personales ustedes tienen el poder de difundir serenidad y sonrisas. Ustedes son de los pocos que tienen la capacidad de hablar a personas muy diferentes, de distintas generaciones y procedencias culturales», añadió Francisco.

Francisco saluda al cómico estadounidense Jimmy Fallon.

«A su manera, unen a la gente, porque la risa es contagiosa, es más fácil reír juntos que solos, la alegría permite compartir y es el mejor antídoto contra el egoísmo y el individualismo (…). La risa ayuda a romper las barreras sociales, a crear vínculos entre las personas. Nos permite expresar emociones y pensamientos, ayudando a construir una cultura compartida y a crear espacios de libertad», expresó el Papa.

Francisco mencionó dos momentos bíblicos para recordar que, en la Biblia, también se habla del buen humor: en el origen del mundo, mientras todo se creaba, la Sabiduría divina practicaba el arte de ustedes en beneficio nada menos que del propio Dios. «Dice así: ‘Yo estaba con él como su artífice y era su delicia todos los días: jugaba delante de él en todo tiempo, jugaba sobre el globo terrestre, poniendo mis delicias entre los hijos del hombre» (Proverbios 8,30-31)», dijo Francisco.

Y luego mencionó el libro del Génesis, cuando Dios promete a Abraham que tendría un hijo. «Sara escuchó y se rió por dentro. Y lo mismo hizo Abraham, con cierta amargura. Pero, efectivamente, Sara concibió y dio a luz a su hijo en su vejez, en el tiempo que Dios había señalado. Entonces dijo: «Dios me ha dado motivos para reír con alegría» (Gn 21,6). Por eso llamaron a su hijo Isaac, que significa ‘el que ríe'».

El Papa dijo que se puede reír de Dios, y podemos hacerlo, así como jugamos y bromeamos con las personas que queremos. Se puede hacer sin ofender los sentimientos religiosos de los creyentes, sobre todo de los pobres.

Por último, el Papa recordó a los cómicos, que ellos saben pensar y hablar con humor en diferentes formas y diferentes estilos; y en cualquier caso el lenguaje del humor es adecuado para comprender y «sentir» la naturaleza humana. El humor no ofende, no humilla, no clava a las personas en sus defectos.

Puedes ver aquí el encuentro completo. 

«Hoy en día, los medios de comunicación generan a menudo oposiciones, los cómicos, en cambio, saben reunir realidades diferentes y a veces incluso opuestas. ¡Cuánto tenemos que aprender de ustedes!», dijo Francisco. «La risa del humor nunca va ‘contra’ nadie, sino que siempre es inclusiva, proactiva, suscita apertura, simpatía, empatía«, concluyó.

Y les recomendó que hagan como él, que cada día lee la oración de Santo Tomás Moro: 

Oración de Santo Tomás Moro

Concédeme, Señor, una buena digestión,

y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,

con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar

lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante

el pecado, sino que encuentre el modo de poner

las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,

las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y

no permitas que sufra excesivamente

por ese ser tan dominante que se llama: YO.

Dame, Señor, el sentido del humor.

Concédeme la gracia de comprender las bromas,

para que conozca en la vida un poco de alegría

y pueda comunicársela a los demás.

Así sea.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»