PECADO MORTAL DE IMPUREZA
(De obra)
1.-El adulterio
2.-La fornicación
3.-La masturbación
4.-La pornografía
5.-Perversiones sexuales (homosexualidad, pedofilia, sadismo, etc)
6.-Incesto
7.-Lujuria sacrílega
8.-Estupro, rapto y violación
9.-Miradas lascivas
10.- Conversaciones inmorales
11.- Uso de modas provocativas
12.- Empleo de métodos microabortivos y/o métodos ARTIFICIALES de control natal.
PECADO MORTAL DE IMPUREZA
(Internos)
1.-La complacencia morosa o el deleitarse voluntariamente en la imaginación de un pecado impuro.
2.-El gozarse en los pecados de impureza ya cometidos; el dolerse de no haber aprovechado pecar.
3.-Deseos ineficaces o los deseos voluntarios de realizar un acto impuro.
4.-Los Deseos eficaces son las decisiones voluntarias de llevar a cabo una acción impura aunque por cualquier motivo no llegase a realizar.
«Atended que este delito (la impureza) es el que arrastra mayor número de almas al Infierno.
Asegura San Remigio que la mayor parte de los condenados lo son por causa de este pecado. Del mismo sentir es el P. Señeri, siguiendo a San Bernardo (T. 4, Serm. 21), y San Isidoro (L. 2, sent., c. 39). Santo Tomás dice que este pecado es muy agradable al demonio, porque, el que cae en este muladar del Infierno, queda pegado en él y no puede casi levantarse.
Este vicio quita hasta la luz, y el pecador queda tan ciego, que casi llega a olvidarse de Dios, dice San Lorenzo Justiniano. (De lib. vit., Os., v, 4.) Desconoce a Dios, no obedece ya ni a Dios ni a la razón; sólo obedece a la voz de los sentidos, que le arrastra a obrar como un bruto.»
Cómo todo pecado mortal el pecado de impureza elimina la Gracia Santificante del alma y la pone en peligro de condenarse, a menos que se arrepienta (contrición y propósito de enmienda) y acuse sus pecados con el Confesor o haga un acto de contrición perfecto POR AMOR A DIOS con el propósito de confesarse a la brevedad y no volver a pecar. Para poder comulgar es necesaria la Confesión Sacramental, pues de lo contrario se comete un gravísimo sacrilegio y quien lo hace «come y bebe su propia condenación», como enseña el apóstol san Pablo.
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
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