Gary Morgan fue pastor bautista durante más de dos décadas, pero un proceso espiritual lo llevó a dejar atrás su antigua fe. A través de experiencias significativas y cambios profundos, se adentró en el camino hacia la Iglesia Católica. Su historia refleja la búsqueda constante de la verdad y el descubrimiento de un amor divino más allá de las fronteras denominacionales.
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