San Juan de Dios
Santo portugués, enfermero y fundador de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios
La Cuaresma recuerda aquel momento en el que Cristo promete a quien le siga que recibirá cien veces más con persecuciones y la Vida Eterna. Hoy celebramos a San Juan de Dios que vivió esta experiencia desde su seguimiento y consagración a Cristo. Nace en Portugal el año 1495 en una familia tan humilde como religiosa. Su madre murió siendo él aún muy joven y su padre, terminó los días en un Convento.
En los primeros tiempos se dedicó al pastoreo, ganándose la confianza del dueño, que le propuso ser su heredero a cambio de casarse con su hija. Pero él ya había tomado la decisión de servir a las almas sedientas de Dios. Pronto se alistaría en el ejército de Carlos V, participando en grandes batallas, hasta que abandonó definitivamente todo para seguir la llamada de Dios. Pero antes, emprendió el camino de vendedor ambulante, hasta que decide cambiar totalmente y ser un verdadero apóstol de Cristo.
Sin embargo, la gente le toma por loco, encerrándole en un manicomio y padeciendo por su Fe. Allí causará la admiración de todas las personas cuando no se queja de los golpes que recibe, no devolviendo mal por mal ni insulto por insulto como recuerda la Sagrada Escritura. Y ahí es donde la Providencia le inspira el nuevo carisma que va a fundar: La Orden de los Hermanos Hospitalarios.
A través de ellos, demostrará que hay que tratar con dulzura a los enfermos discpacitados, en vez de pegarles como se acostumbraba a hacer. Se produce así cuando Jesús dice en el Evangelio que hemos de cuidar a los pequeñuelos porque los ángeles del Cielo ven el rostro del Padre. El Obispo, viendo su espíritu de caridad y de bondad le empezó a llamar “Juan de Dios”. Esta fue la tónica dominante en los últimos años de San Juan de Dios, hasta que entrega el alma al Señor en 1550.
Fuente:Cadena Cope
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