La polémica iniciada en la Pontificia Universidad Católica del Perú a raíz de la programación de la obra blasfema “María M*r*c*n” se ha dado por zanjada este martes, después de que el asunto llegase a la Conferencia Episcopal de Perú y al Ministerio de Cultura y se suspendiesen las representaciones previstas para el 30 y el 31 de enero en el marzo del festival “Saliendo de la Caja”.
Desde su anuncio, la obra generó una fuerte polémica entre estudiantes y feligreses, motivando también una contundente reacción por parte de la Conferencia Episcopal Peruana.
La sinopsis de la obra justificó el rechazo e intervención de las autoridades religiosas e incluso políticas. Gabriel Cárdenas, creador de la obra y homosexual, justificó la representación como una forma de rechazo a lo que considera “normas machistas y opresoras de la Iglesia”.
“Uso a las vírgenes y santas de las cuales he sido o soy devoto, y les tengo gran cariño y admiración para que me sostengan escénicamente y poder contar mis vivencias como homosexual en una Lima machista donde me han discriminado varias veces”, argumentó Cárdenas, responsable de emplear una imagen de sí mismo representando a una virgen María travestida.
Según la sinopsis oficial, se trata de una “obra escénica testimonial que explora el conflicto entre lo religioso y el género a través de la deconstrucción de diferentes vírgenes y santas católicas”.
«Ofende a la fe, requiere disculpas», dicen los obispos
La suspensión de la obra tuvo lugar tras la publicación de un comunicado en donde la Conferencia Episcopal de Perú lamentaba “profundamente” que la Universidad Pontificia y sus organismos vinculados avalasen una obra teatral cuyo contenido y promoción “instrumentaliza y aluden a la imagen del Inmaculado Corazón de María en forma vejatoria que ofende a la fe católica”.
Tras una breve reafirmación de la doctrina cristiana sobre la Virgen María y su importancia en la vida de fe y devoción mariana en Perú, el episcopado remarcaba que lejos de ser un derecho absoluto, “la libertad de expresión tiene límites”. Especialmente tratándose de la Pontificia Universidad Católica del Perú, cuyo deber es “transmitir los valores cristianos” y está “sujeta a las enseñanzas y magisterio pontificio”, enfatizaba el comunicado.
Por ello, el comunicado concluía con un llamado a las autoridades universitarias, al alumnado y comunidad de la PUCP “a no ser parte ni auspiciar la convocatoria” de una obra teatral que es “ajena a los principios que guían la fe del pueblo católico al cual pertenecen”:
“La Conferencia Episcopal, al mismo tiempo, solicita a las autoridades educativa y religiosa de la PUCP las medidas correctivas que este lamentable caso requiere y las disculpas al pueblo peruano, que ama y venera a la Virgen María”; concluía el comunicado.
El arzobispo de Lima: la Universidad «debe pedir perdón y rectificar»
El Cardenal Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y gran canciller de la PUCP, también se pronunció sobre la controversia manifestando su «indignación y rechazo» ante esta obra.
Señaló que la obra incluía elementos «agresivos e irrespetuosos contra la fe de nuestro pueblo» y añadió que la promoción del evento fue igualmente «injuriosa hacia nuestra fe cristiana«.
“Existen personas o grupos que, debiendo representarla con fidelidad a sus fines, se permiten realizar acciones opuestas al espíritu fundacional y vigente de nuestra universidad”, agregó el arzobispo.
El Cardenal Castillo cerró su mensaje exhortando a la universidad a reafirmar su compromiso con sus valores fundacionales y a evitar comportamientos que fomenten la “superficialidad, ligereza e indiferencia”. También instó a la PUCP a respetar su estatuto y adoptar una actitud de “pedir perdón y rectificar”.
“La PUCP siempre ha destacado por su sensibilidad y compromiso con las víctimas, así como con sus esperanzas y su fe”, destacó.
Ministerio de Cultura: «Atenta contra la fe católica»
La controversia también provocó reacciones del gobierno peruano, con el Ministerio de Cultura anunciando que evaluaría medidas correctivas para proteger el derecho fundamental de libertad religiosa “y a la protección de las festividades religiosas consideradas patrimonio inmaterial integrante del Patrimonio Cultural de la Nación”.
Asimismo, la Municipalidad de San Isidro, donde se encuentra el Centro Cultural PUCP, había exigido previamente el retiro inmediato de la publicidad de la obra, pues “representa una clara ofensa para el sentir de la comunidad católica de nuestro distrito y del país en general”.
En su comunicado, subraya que la obra constituye “una clara falta de reconocimiento y respeto al derecho que las personas tienen a salvaguardar la integridad de su fe religiosa, el mismo que se encuentra avalado por la Constitución Política del Perú”.
Tras invocar el respeto por los símbolos religiosos, el Ministerio de Cultura de Perú concluía su comunicado denunciando que “el título de la obra y la forma en que se presenta, con la imagen de un varón que reemplaza la figura de María, atenta contra tres elementos de la fe católica que se recogen en la Sagrada Tradición de la Iglesia Católica, la Sagrada Escritura y el propio magisterio de la Iglesia”.
El comunicado del Ministerio de Cultura de Perú en rechazo a la obra sacrílega de la Pontificia Universidad Católica.
Al rechazo de las autoridades religiosas y políticas que desencadenaron la suspensión de la representación hay que añadir la propia reacción de estudiantes y fieles, que encabezaron varias protestas y actos de oración en las instalaciones universitarias.
«Este tipo de expresiones no deben burlarse de nuestra fe. La universidad dice ser católica, pero no lo demuestra con hechos», indicó un protestante.
Finalmente, la PUCP anunció este martes la cancelación del evento, pidiendo disculpas a la comunidad y a la opinión pública por el “mal uso de símbolos religiosos” y ratificó “los principios católicos” que rigen la institución.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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