En España y en Finlandia ha causado curiosidad el nombramiento de un español, Raimo Goyarrola, vasco de Bilbao, sacerdote del Opus Dei, de 54 años, como obispo de Helsinki, una diócesis enorme, que cubre todo el país, pero con pocos fieles, unos 17.000, la mayoría inmigrantes. Últimamente, con la llegada de refugiados, pueden ser más.
En realidad, su situación no es muy distinta a la de otras diócesis de entorno similar: el único obispo de la vecina Estonia, el francés Philippe Jean-Charles Jourdan, también es sacerdote del Opus Dei. Pastorea unos 6.000 fieles en un país considerado el más descristianizado de Europa.
Y el aragonés José Luis Mumbiela, formado en la Universidad de Navarra y en la espiritualidad del Opus Dei, es el obispo de Almaty, Kazajstán, con unos 40.000 fieles dispersos en un territorio enorme.
Da la sensación de que la Iglesia, en estos países postsoviéticos o casi sin católicos, donde buena parte de la pastoral es con inmigrantes y a la vez con el mundo de la cultura, ha optado por una fórmula (aunque todos ellos han probado su valía durante décadas como misioneros en el lugar).
Goyarrola, en una entrevista con agencia Efe y en otra con la revista Omnes, el nuevo obispo explica cómo llegó allí en 2006 y lo que espera del futuro.
«Yo vine a Finlandia porque el obispo de Helsinki de entonces (Józef Wróbel, S.C.I.) pidió expresamente un sacerdote del Opus Dei. Mons. Javier Echevarría, que era el prelado del Opus Dei pensó en mí y yo dije que sí. Yo estaba en Sevilla, con el solecito y me vine a -30. Eso es lo que he aprendido en la Obra: corazón grande donde caben todos», explica Ramón Goyarrola, que una vez allí se cambió el nombre a Raimo, común en el país.
Un médico experto en paliativos
Goyarrola se licenció en Medicina por la Universidad de Navarra y posteriormente realizó sus estudios filosófico-teológicos en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, siendo doctor en Teología Dogmática.
«Estalló la pandemia de Covid y la labor de las parroquias disminuyó muchísimo. Pensé qué podía hacer en ese tiempo así que empecé a hacer la tesis doctoral en Cuidados Paliativos. La idea era dar una solución real y médica a los enfermos al final de la vida. Por entonces, estaba muy candente el debate de la eutanasia y yo sé que la eutanasia no soluciona absolutamente nada. En ese tiempo entré a formar parte de un grupo de investigación de paliativos y las circunstancias me han llevado a ser, según mis colegas finlandeses, el ‘experto en espiritualidad en cuidados paliativos’. Hasta ahora, una vez al mes, mas o menos daba seminarios de este tema a médicos y enfermeras por todo Finlandia», explica.
Goyarrola, durante la pandemia de 2020, cuenta en este encuentro online algunas cosas sobre su vocación, la vida en Finlandia y su experiencia sobre la muerte y la enfermedad , como médico experto en el elemento espiritual de los cuidados paliativos.
Misas en templos prestados e inmigrantes dispersos
La Iglesia Católica en Finlandia, explica, consiste en 8 parroquias, 29 sacerdotes (cinco de ellos nativos) y culto en «25 templos luteranos y ortodoxos donde nos permiten decir misa», repartidos por todo el país.
«Crecemos unos 500 católicos nuevos al año. De esa cifra, más o menos la mitad son finlandeses: niños que se bautizan y adultos que se incorporan a la Iglesia o se bautizan también, procedentes de otras confesiones cristianas o no. La otra mitad son migrantes y refugiados. Esto último supone además un desafío porque a los refugiados los envían, generalmente, a ciudades donde no hay iglesias católicas. Un objetivo que tengo es lograr una relación con el Estado para que podamos saber donde están los católicos, poder atenderlos y ayudarles a la integración», explica.
«Últimamente han llegado muchos inmigrantes y refugiados de Nicaragua, Venezuela y de África», cuenta en agencia Efe.
Goyarrola tiene claro que cada dos semanas gasta unos 300 euros en gasolina visitando parroquianos muy dispersos, y lo seguirá haciendo. «Quiero hacer un horario para estar con todos los católicos, en Laponia y donde haga falta. Aquí no es oler a oveja sino ¡oler a reno! ¡Yo quiero ser un pastor con olor a reno!», dice con humor.
Sueños de futuro: colegio, hospital de paliativos…
Pensando en el futuro, expone sus sueños: «Sueño con una casa de ejercicios espirituales diocesana, que sirva para campamentos de jóvenes también. Sueño con un seminario, con un colegio católico, con una residencia de ancianos, con un hospital de paliativos… Tengo una lista de sueños inmensa y son reales, los veo ya acabados».
Otro ejemplo: «En nuestra diócesis no ha habido pastorales concretas a nivel diocesano: jóvenes, ancianos, enfermos, inmigrantes …, y quiero dar un impulso a estas cosas».
Sobre su visión de la Iglesia, pone una imagen que se ve mucho en el País Vasco y el norte de España: la trainera. «Mi imagen de la Iglesia es la trainera. En la trainera todos reman. El obispo quizás lleva timón, marca ritmo o cambia un poco la dirección, pero todos remamos: sacerdotes, laicos, religiosos. Quiero que los laicos apoyen y quiero potenciar esa participación de los laicos. Todos a una».
La prensa finlandesa, muy interesada
Cuando se supo la noticia, la prensa generalista finlandesa la difundió bastante, incluso en las pantallas del metro: ‘Nuevo obispo católico en Finlandia’.
«En un país como éste, que la noticia salga a ese nivel y en el periódico nacional, con un enfoque súper positivo… ¡Es impresionante! Los obispos luteranos, los ortodoxos…, todos me han escrito o me han llamado para preguntarme en qué podían ayudarme. ¡Es una pasada!», comenta.
Casi todos los finlandeses son nominalmente luteranos. Hay además dos iglesias ortodoxas, una autónoma pero ligada a Constantinopla, con más de 20 parroquias y 55.000 fieles, y otra ligada a Moscú, con media docena de parroquias (son datos de antes de la guerra de Ucrania). Goyarrola dice que el ecumenismo entre todos «es excelente, es un regalo». Católicos y luteranos finlandeses han podido hacer un documento conjunto sobre la Eucaristía y la Iglesia.
¿El país más feliz del mundo?
Los índices internacionales dicen que Finlandia es el «país más feliz del mundo». Pero el obispo español lo matiza en agencia Efe. Dice que es un país complicado con alta tasas de alcoholismo y de suicidios sobre todo entre los jóvenes que «están y se sienten muy solos».
Goyarrola va a invitar al Papa a visitar el país, porque sabe que a Francisco le gusta ir a iglesias pequeñas, jóvenes y lejanas. Quiere que el Papa «del fin del mundo del Sur, visite el fin del mundo del Norte».
Asegura también que es falso que el Papa tenga un «enfrentamiento» con el Opus y que su nombramiento como obispo es «una muestra» del «cariño que el papa tiene al Opus Dei y que siempre ha manifestado en público».
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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