«Hoy cancelo vuestros servicios», «Es hora de cancelar Netflix», «Hoy cancelo wokeFlix»… Son solo algunos de los cientos de comentarios con que antiguos usuarios respondieron al mensaje publicado el pasado 23 de julio por el fundador de Netflix, Reed Hastings, declarando su apoyo a Kamala Harris en su carrera presidencial. «Felicidades a Kamala Harris. Ahora es tiempo de ganar», se leía en la cuenta de Twitter de Hastings.
El mensaje del exdirectivo de Netflix -fue su CEO hasta enero de 2023- era solo la punta del iceberg de un escándalo que ha desatado uno de sus peores días en lo que a suspensión de cuentas se refiere. Se trata de una de las mayores caídas que ha sufrido la compañía desde que en 2020 se estrenó en la plataforma la película francesa Cuties, promocionando alusiones, comentarios y actitudes sexuales en niñas.
Aunque de menores proporciones, el apoyo declarado de Hastings a Harris ha supuesto una oleada de «bajas» desde el mes de julio que se ha acrecentado al conocerse la donación de 7 millones de dólares del directivo a la campaña presidencial de la candidata.
Uno de los muchos usuarios que canceló su suscripción a Netflix tras conocerse la donación millonaria de Hastings a Harris.
Según informa Bloomberg, la tasa de cancelaciones casi se triplicó -fue del 2,8%- después de que los opositores a Harris comenzasen un boicot a la plataforma de streaming. El portal cita la investigación de la agencia Antenna sobre «la tasa de abandono más baja de la industria» desde el pasado mes de febrero.
Medidas impopulares, wokeismo y partidismo, los factores tras la caída
La caída no se debería únicamente al partidismo de Hastings, sino que se sumaría a un descontento por la eliminación gradual del plan básico de la plataforma. Aunque ambos factores se juntan, las cancelaciones de cuentas en los cinco días posteriores al mensaje de Hastings fue «inusual«, incluso siendo el mes de julio.
A la supresión del plan básico de Netflix y el apoyo a la carrera de Harris se agrega otra explicación a la caída, la omnipresente agenda woke de la plataforma, que no solo afecta a los Estados Unidos.
Uno de los casos más recientes fue la cancelación del capítulo «Érase un Belén», de la conocida serie española Aquí no hay quien viva. El motivo oficial no sería otro que el principio de la compañía de enfrentar el -supuesto- racismo presente en el capítulo, cuando Mariano (Eduardo Gómez) se pinta la cara de negro para disfrazarse del rey mago Baltasar durante un belén viviente. Un racismo que, por otra parte, la compañía no encuentra al promocionar en su documental a una Cleopatra negra, hecho que o bien carece de pruebas históricas o bien se niega rotundamente, como hace el egiptólogo y exministro de antiguedades de Egipto, Zahi Hawass.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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