El arzobispo de Burgos está a punto de cumplir cuatro años en la diócesis castellana y acaba de conceder una entrevista a El Diario de Burgos, en la que habla, entre otras cosas, de la situación provocada por el cisma de las ex monjas Clarisas de Belorado.
«Lo veo con perplejidad, la verdad. La situación en Belorado es dolorosa y me genera pena por el punto al que se ha llegado. La demanda de desahucio está en curso porque fueron las exreligiosas las que optaron por marchar de la Iglesia pese a que se intentó en reiteradas ocasiones el retorno a casa. Respetamos las decisiones y la conciencia de las personas, pero si alguien se mantiene al margen de la Iglesia católica, lo lógico es que no esté en un inmueble que es de la Iglesia católica«, comenta Iceta.
Por mi parte no hay animadversión
«No sé hasta qué punto no se dan cuenta de que el Monasterio es un bien eclesiástico, que pertenece a una entidad católica, y que lo lógico es que alguien no resida en un inmueble que no le pertenece. He vuelto a escuchar el argumento de que por fin el Derecho Civil es el que va a regir. Es cierto que en el Monasterio rige el Derecho Canónico, por eso es una contradicción que quieran habitarlo, pero el segundo déficit de comprensión es no darse cuenta, y así se lo comunicó el Ministerio del Interior cuando quisieron inscribirse como asociación, de que el Derecho Canónico, en virtud de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede, tiene el rango estatutario de Derecho Civil. Por mi parte no hay animadversión ni juicio interior de las exreligiosas. Jamás hemos entrado a descalificaciones«.
Sobre cuál es el siguiente paso, el obispo indica: «La resolución de la demanda de desahucio», y, añade, «creo recordar que la exabadesa dijo que abandonaría el Monasterio cuando un juzgado así lo dictara. Esperemos que cumpla su palabra«.
«Nosotros no nos movemos por la imagen, nos movemos por actuar rectamente. El Monasterio y la comunidad están insertados en la Federación de Clarisas, y en eso el Arzobispado ni gana ni pierde. Al arzobispo se le ha encomendado una tarea como comisario pontificio. Me recuerda a un proceso concursal en una empresa: ante una dificultad se pide que actúe como juez a alguien que ni entra ni sale; toma las decisiones según derecho y cuando ha terminado el trabajo, se retira».
«¿Que esto pueda dañar la imagen de la Iglesia? Pues la verdad es que no se ha dado una imagen edificante. Me ha sorprendido el impacto mediático tan grande y tan prolongado, con todos los problemas grandes que hay en el mundo. No, no está siendo una imagen positiva de lo que es una comunidad monástica y de lo que tiene que ser la vivencia de una comunidad que quiere seguir a San Francisco de Asís y a Santa Clara».
«Comisario pontificio significa que el Santo Padre delega todas las atribuciones que son delegables en un arzobispo, al que se da una potestad que supera la de una abadesa o un abad o el propio consejo de una monasterio. Es una gran responsabilidad, y por eso intento llevarlo adelante con la mayor delicadeza posible y haciendo prevalecer el derecho de las personas. No olvidemos que siguen residiendo en el Monasterio 13 personas; ocho son exreligiosas porque ellas decidieron abandonar la Iglesia católica, pero cinco siguen siendo monjas clarisas porque jamás han firmado ningún documento, cosa que sí hicieron las demás en las diversas fases del procedimiento de excomunión».
«Por los familiares nos consta que la situación psicológica de algunas de ellas es ya de mucho deterioro a causa de la edad. Me preocupa de modo particular que, aunque puedan estar atendidas adecuadamente en su higiene, alimentación y cuidado médico, llevan seis meses sin la atención católica que merecen, que es un derecho humano fundamental.
Respecto a si Roma le pregunta por este tema, Iceta comenta: «Yo periódicamente informo a Roma. Cada tres o cuatro meses. De Roma viene el respaldo a la actuación que se está llevando adelante«.
«Nosotros tenemos una responsabilidad con todo lo que se está haciendo aquí. Primero: las monjas mayores siguen siendo una prioridad por su vulnerabilidad. Unas mujeres que han dado su vida a la vocación monástica… Que lleven seis meses sin recibir la atención religiosa que las asiste me parece de especial importancia. Respecto a las exclarisas: si deciden salir de la Iglesia voluntariamente, también tendrán que salir físicamente de las dependencias de la Iglesia católica. No entienden que no pueden llevarse el Monasterio con ellas. En ese Monasterio ha habido culto y monjas católicas de modo ininterrumpido desde el siglo XIV. Un capítulo no tiene potestad en absoluto para cambiar de régimen jurídico un monasterio».
Las ex clarisas de Belorado, junto con José Ceacero, el sacerdote vinculado a Pablo de Rojas que las asistió espiritualmente hasta su salida del convento. Foto: captura Telecinco.
«Están en un lugar donde sigue rigiendo el Derecho Canónico. Y respecto al tema de los bienes, ahora mismo tenemos una información muy limitada. Cuando pueda tener acceso y ejercer lo que legalmente me corresponde, porque como representante legal de los monasterios tengo el derecho, con el Código Civil en la mano, de administrarlos, evidentemente se hará una auditoría forense de al menos los últimos cinco años y cada uno tendrá que asumir la responsabilidad que le corresponda. Yo, en este momento, tengo un acceso muy limitado», concluye.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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