Miradle a través de esa reja, tras los muros del tabernáculo, está Jesús prisionero, vencido por su propio Corazón…Así, hace veinte siglos, el Jueves Santo, por la noche, se dejó conducir maniatado, del huerto de la agonía, a la prisión en que le arrojó el inicuo juez…Y esa noche afrentosa, horrenda en soledad y desamparo del Maestro, y lejos, muy lejos de todos los que Él amaba, se prolongaba en todos los Sagrarios de la tierra…
La blasfemia, la negación, la indiferencia, la impureza, la soberbia, el sacrilegio…todo ese clamoreo deicida, todo ese torrente de fango y de ignominia tiene el triste privilegio de llegar hasta sus plantas, de subir hasta su rostro y profanarlo como el beso del traidor…¡Y Jesucristo no se va!…¡Es el Cautivo del amor, su Corazón le ha traicionado! ¡Está ahí, envuelto en el ultraje humano…; está ahí, sentado en el banquillo de reos…; tiene un gran delito: haber amado con pasión de Dios, al hombre!…¡Vedlo, así le paga éste…con olvido y soledad!…
Extracto del libro «Hora Santa» del R. Padre Mateo Crawley- Boevey.
PUBLICADO ANTES EN CATOLICIDAD
More Stories
Argüello da su «bendición» a la película «Más Cinco», que se estrena en cines este viernes
Gonzalo de Oro: Estamos en peligro porque muchos inmigrantes no se adaptan y odian a Occidente
Takumi murió con 17 años, pero llevó a su padre hacia Dios: «Lo veré en el lugar en el que él creía»