30/11/2024

Karen Hall, exguionista en Hollywood, perdió la fe por un jesuita y la afianzó por otro «cancelado»

La escritora y periodista Karen Hall sabe lo que es alcanzar la meta en su carrera profesional. Como guionista, ha colaborado en series de máxima audiencia y mundialmente conocidas como Hill Street Blues (1981) –Canción triste de Hill Street, en España- o Monlighthing (1985) –Luz de Luna-, responsable de haber llevado a las estrellas con esta última a un Bruce Willis por entonces incipiente.

Hall también pudo haber llegado muy alto como guionista. Fue nominada a 7 premios Emmy, 6 Writers Guild of América y obtuvo entre otros un WGA, un Humanitas y un Women in Film Luminas. Sin embargo, en el ecuador de su carrera ocurrió algo que, aunque acabó con su carrera, «no lo cambiaría por todos los Emmy del mundo».

Recientemente escribió en Catholic Link que su viaje a las estrellas comenzó con 6 años, cuando la pequeña criada como metodista tuvo un quiebre en su vida.

Una experiencia sobrenatural

Por un lado, cuenta que tuvo la clarividencia de su misión de escribir sobre la miseria humana y la redención.

Casi al mismo tiempo, Hall afirmó tener una «experiencia sobrenatural» en plena iglesia, escuchando cada vez que acudía «una voz» que le sugería que algo no andaba como debía.

«La voz coincidía con los pensamientos que ya había empezado a tener. Me preguntaba si mi experiencia de Dios a lo largo de mi vida consistiría en estar sentada en un banco escuchando a un hombre hablar durante 45 minutos. ¿No había nada más que esto?», se preguntaba.

Karen Hall, en una reciente entrevista para el programa World Over de EWTN. 

La visión de un católico ante el error protestante

Tendría que esperar años para ser respondida. Era el último curso de secundaria cuando empezó a salir con Chris, un joven católico que pronto le invitó a ir juntos a misa y que se convertiría en su esposo.

Hall tenía miedo de acceder. Con 9 años, le sugirió a su madre la posibilidad de ser monja y esta le dijo que no podía, ya que para eso tenía que ser católica. También le decía que los católicos no rezaban a Dios o que adoraba estatuas, por lo que la joven estaba «aterrorizada» solo con sacar el tema.

Sin embargo, su actual esposo Chris Walker, cambió su visión de la fe católica por completo. Especialmente al explicarle la transubstanciación. «Eso era lo que había estado deseando. Una experiencia de Dios que fuera tangible, trascendente», detalla.

Agnóstica… por su profesor de religión

La joven continuó yendo a misa en la universidad pero uno de sus profesores, ex jesuita, se encargó de asegurar a la estudiante que «el cristianismo era un cuento de hadas y que lo que nuestros padres nos habían enseñado era un montón de supersticiones».

Recuerda a aquel hombre como «encantador, divertido e inteligente», pero su mensaje caló en ella, y se declaró agnóstica.

«Pensé que si Dios existía, Él podría explicármelo todo cuando llegara allí. Mientras tanto, no necesitaba que obstaculizara mi modo de vida«, cuenta.

«Las falsas promesas no conducían al Nirvana»

Pasados 15 años, Hall experimentó que también las promesas de la boyante «espiritualidad» de finales del siglo XX y comienzos del XXI comenzaban a resquebrajarse y «no conducían al Nirvana». 

«Mi vida estalló. Y cuando se convirtió en un desastre, le di a Dios una segunda oportunidad. A mitad de mi carrera me uní a la Iglesia Católica. Sabía que Dios me había estado llamando allí desde mi niñez», relata citando el libro de su propia conversión, The sound of silence.

En `The sound of silence´, Karen Hall rememora su propia conversión, refleja su visión sobre la iglesia actual y aborda la figura del jesuita fallecido en 2020, Paul Mankowski, conocido -y cancelado en su orden- por su firme defensa de la doctrina y tradición bimilenaria de la Iglesia. 

Como católica, en Hollywood

La misma Hall sabe que podría haber mantenido «la boca cerrada» sobre su conversión, ocurrida en 1994, cuando los católicos eran considerados «fanáticos y traficantes de odio». Pero Hollywood ya estaba «concretamente en contra del cristianismo».

De haberlo hecho, dice, «mi carrera habría seguido su curso, en el que cada trabajo que conseguía era más grande y mejor pagado. Pero soy incapaz de guardar silencio y me convertí en una cristiana declarada. Convertirme en católica salvó mi vida y mi alma, pero me costó una carrera«.

Al respecto, expresó en otra entrevista que su fe sostiene su vida donde la búsqueda de trabajo y profesional no lo hizo entonces.

«En un momento dado, estoy mucho más preocupado por lo que Jesús piensa de mí que por lo que la CBS piensa de mí. Cuando era una guionista de televisión agnóstica, el mundo del espectáculo era mi poder superior»; asegura.

El jesuita «cancelado» que la afianzó en la fe

Buena parte del libro de Hall está dedicado al sacerdote jesuita Paul Mankowski, fallecido el 3 de septiembre de 2020 a los 66 años, debido a una hemorragia cerebral provocada por un aneurisma.  

En una breve semblanza para National Catholic Register, Hall resume el impacto que el sacerdote tuvo en su vida y que desarrolla en Sound of silence, subtitulado Vida y cancelación de un heroico sacerdote jesuita.

En el mismo artículo, la conversa agradece de forma póstuma que gracias a Mankowski su fe es «sólida como una roca en medio de la abrumadora confusión del catolicismo actual».

«Era ardientemente ortodoxo y fielmente devoto del magisterio de la enseñanza de la Iglesia católica y no tenía ningún deseo de guardar silencio al respecto. Sentía un fuerte llamado a informar a los católicos que estaban siendo extraviados por el canto de sirena del modernismo»,  escribe.

El jesuita Paul Mankowski, fallecido el 3 de septiembre de 2020 en Illinois a los 66 años, debido a una hemorragia causada por la rotura de un aneurisma cerebral.

Hall cuenta que el difunto Mankowski fue una víctima pionera de la cancelación, aún cuando esta no existía como hoy se la conoce.

Concretamente fue debido a sus críticas al sacerdote Robert Drinan, que entre 1971 y 1981 cumplió cuatro mandatos como miembro demócrata de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por Massachusetts. Finalmente no se volvió a presentar a reelección en el 81, por orden directa de San Juan Pablo II.

Hall rescata el comentario del sacerdote Raymond J. de Souza relativo a Drinan, en el que le acusó de «apadrinar» el apoyo al aborto por el Partido Demócrata.

«Ningún sacerdote católico hizo jamás tanto por promover la ley del aborto como el padre Drinan», dijo De Souza.

Drinan, continua Hall, «era un héroe para los jesuitas liberales de todo el mundo, y no veían con buenos ojos las críticas del padre Mankowski. Fueron esas críticas las que dieron lugar a que el padre Mankowski fuera silenciado oficialmente en 2007, como relata George Weigel en Jesuit at Large: Essays and Reviews by Paul V. Mankowski, SJ «.

Desde aquel año, Mankowski no volvería a publicar ningún artículo con su propio nombre, viéndose forzado a usar un pseudónimo, Diógenes.

En 2008 recibió instrucciones de no escribir bajo ninguna firma. Además, no se le permitió hablar sobre ningún tema que no fuera su área específica de especialización, las lenguas semíticas antiguas. 

Con 90 dólares al año y referente de Pell

 Hall también cuenta de Mankowski que cumplió su voto de pobreza al punto de limitar su gasto anual en vestimenta a los 90 dólares.

También ayunó a pan y agua tres cuartas partes de su vida y que, frente a las desviaciones doctrinales, su mensaje llevó a que fieles como Hall superasen «las tentaciones contra la esperanza mientras veía cómo el modernismo causaba estragos en la Santa Madre Iglesia».

Al respecto, Mankowski sería referente de relevantes personalidades como el cardenal Pell, fallecido tres años después que el jesuita.

El mismo cardenal hablaba de él como su amigo, y gracias al respaldo de su argumento de que «en el corazón de la crisis de la fe y de la moral» se encuentra el no habernos tomado en serio la afirmación de Jesús de que en el último día nos juzgará a todos, Pell acabaría superando sus propias dificultades para asumir la doctrina sobre las postrimerías.

«No cambiaría la fe por todos los Emmy del mundo»

Por el contrario, para ella la fe supuso una «línea roja» que no permitiría que se cruzase.

Los cristianos, dice, «no somos como todos los demás. Hacemos afirmaciones distintas que nos separan del resto del mundo, y me pone nerviosa cuando intentamos fingir para no ofender a nadie que eso no es cierto. Cuando leo el Nuevo Testamento, no veo que Jesús, San Pablo o cualquiera de los apóstoles se preocupen por si están ofendiendo a alguien o no».

Tras su conversión, Hall solo obtuvo algunos puestos a tiempo parcial, lo que junto a su embarazo con 45 años, la obligaron a ella y su esposo Chris a mudarse.

Algunos años después, Hall descubrió como novelista y escritora una faceta no desarrollada en su vida, lo que se encuentra entre sus principales dedicaciones actuales.

«No tiene nada del glamour ni la ostentación o dinero del mundo del espectáculo, pero me da tiempo para dedicar mi vida a aquello a lo que Dios me llamó ser, una católica. No cambiaría eso por todos los Emmy del mundo», finaliza.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»