Desde su lecho de sufrimiento, Alexandrina Maria da Costa vivió una profunda unión con Cristo, ofreciéndose como víctima por la conversión de las almas. Paralizada desde los 21 años, aceptó su dolor como una vocación, y convirtió su habitación en un verdadero santuario de intercesión. Cada
More Stories
Vida eterna
Mons. Xabier Gómez advierte contra la histeria belicista en Europa
La 3ª Fiesta de la Resurrección presenta a los artistas y las novedades que se verán en Cibeles