Sólo un ejemplo: la comunión en la boca y de rodillas era la ley universal de la Iglesia. La posibilidad de darla en la mano (y de pie) entró como excepción en contadísimos lugares dizque para no dejarlos, por su desobediencia, fuera de la Iglesia. Ahora se ha generalizado por todo el mundo, a tal grado que pareciera que quienes sigan la norma que evita que caigan las partículas consagradas fueran los «rebeldes». La desobediencia se convirtió en fuente de ley.
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