La polémica por la «misa negra» programada para el 28 de marzo en el Capitolio de Kansas ha generado una fuerte oposición entre los cristianos del estado, especialmente los católicos. La gobernadora Laura Kelly ha afirmado que tiene una capacidad limitada para cancelar el acto, aunque ha decretado que solo podrá celebrarse en el exterior del edificio y no en su interior.
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