“La solución es el Califato”. Este fue el eslogan exhibido en varias pancartas durante una manifestación islamista llevada a cabo en Hamburgo a principios de mayo, con más de 1.100 participantes, exigiendo “derrocar la dictadura de los valores”, lo cual probablemente sorprendió a muchos en este país de Europa Central. Aunque estas demandas pueden parecer novedosas, ya se habían registrado otras manifestaciones, como la “acción de oración” organizada por islamistas frente a la Puerta de Brandemburgo en Berlín tras el ataque a Israel del grupo radical islámico Hamás el 7 de octubre. Resulta significativo que esta reunión se realizara a pesar de haber sido prohibida; además fue grabada para su difusión en redes sociales; las imágenes se volvieron “virales”.
«Tiktokización»
El servicio de inteligencia interior, denominado Verfassungsschutz (literalmente: “protección de la Constitución”), ha estado advirtiendo desde hace algún tiempo, no sólo sobre estas manifestaciones públicas, sino también sobre el papel de las redes sociales como caldo de cultivo para el islamismo, especialmente entre los jóvenes. TikTok, en mayor medida que YouTube, se ha convertido en el escenario preferido para influencers que se dirigen a una audiencia adolescente con el objetivo de hacer lo que su nombre indica: influir sobre sus ideas. Según ciertos análisis, influyentes radicales como Ibrahim El Azzazi y Abul Baraa cuentan con un público de millones de jóvenes en los países de habla alemana a través de sus vídeos cortos. El servicio de inteligencia incluso habla de una “tiktokización del islamismo”.
Estos predicadores que se presentan como “influyentes” ya no se dirigen sólo a jóvenes musulmanes, sino que también buscan llegar a un público más amplio en esta red social. A diferencia de otras plataformas, como YouTube o Instagram, TikTok se ha convertido en la principal plataforma para este tipo de contenido extremista, ya que muchos jóvenes la utilizan como fuente de información.
Una vez dentro de la “burbuja salafista”, son bombardeados con numerosos vídeos, que abarcan desde temas cotidianos hasta cuestiones de fe. Un tema recurrente es la división entre “halal” y “haram”; es decir, lo permitido y lo prohibido a los musulmanes, lo que incita a los jóvenes a oponerse al estilo de vida occidental y les inculca la idea de que sólo el Califato representa la forma correcta de gobierno. Según la Central de Educación Política (Bundeszentrale für politische Bildung, BpB), esto “alienta a los jóvenes a adoptar una interpretación del islam que exige una disociación activa de la sociedad y la creación de una especie de ‘contracultura’”.
Cada vez son más frecuentes los círculos musulmanes en lengua alemana, como éste de Karlsruhe. Foto: captura SWR.
En TikTok se presenta a la comunidad religiosa musulmana como un grupo homogéneo que debe defenderse del “Occidente imperialista”, al menos desde el ataque de los terroristas de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023. A través de esta red social se difunde activamente el sufrimiento de la población de Gaza y se acusa a la sociedad alemana de no aceptar al “musulmán devoto”. Además, según el BpB, “se rechaza explícitamente el derecho de Israel a existir como Estado, tildándolo de proyecto sionista”.
Alumnos cristianos que apostatan por imitación
Aunque no existen estudios sobre la relación entre el consumo de contenidos islamistas en redes sociales y la radicalización de los jóvenes, dichos contenidos “desempeñan un papel en el proceso de radicalización”, según Florian Endres, director del Centro de Asesoramiento sobre Radicalización de la Oficina Federal de Migración y Refugiados alemán. Endres considera que las redes sociales, incluidos los grupos de chat, actúan como “catalizadores”, si bien el “factor clave” es el contacto personal con amigos, compañeros de trabajo o de clase.
En este sentido resulta especialmente relevante lo publicado por el periódico Bild: “Cada vez más alumnos de secundaria se convierten al islam en Alemania”. Con el aumento del número de niños musulmanes en las escuelas en los últimos años, especialmente en las grandes ciudades, los niños cristianos se están convirtiendo en una minoría cada vez más pequeña. En algunas ciudades hay escuelas donde el 80% de los alumnos son musulmanes.
Según el rotativo, cada vez más padres de niños alemanes acuden a centros de asesoramiento porque sus hijos, bautizados como cristianos, quieren convertirse al islam para dejar de ser “extraños” en la escuela. Se está produciendo, según un funcionario del servicio alemán de inteligencia citado por Bild, esto se debe a una presión de grupo que lleva a esas conversiones. Además, afirma que los alumnos musulmanes son “amenazadores y a veces violentos”, mientras que los profesores se sienten superados y miran hacia otro lado.
Recientemente, el Instituto de Investigación Criminológica de Baja Sajonia (KFN) realizó una encuesta sobre lo que piensan los jóvenes musulmanes; en realidad se trata de un estudio sobre delincuencia juvenil, con una encuesta a 8.539 estudiantes de una media de edad de 15 años, entre ellos unos 300 musulmanes. El punto 6.3 de dicho estudio trata del islamismo.
La juventud germana… que pronto dejará de ser juventud
Carl Philipp Schröder, del KFN, califico de “preocupantes” algunas de las respuestas de los estudiantes musulmanes encuestados comentando los resultados para el diario Hannoversche Allgemeine Zeitung: más de dos tercios (67,8%) afirmaron que “las normas del Corán son más importantes para mí que las leyes en Alemania”, y llegan casi a la mitad (45,8%) los que creen que una “teocracia islámica” es la mejor forma de gobierno. Más de la mitad (51,5%) opina que sólo el islam es “capaz de resolver los problemas de nuestro tiempo”. Preocupantes son también otras respuestas: el 35,3% declaró que “entiende la violencia contra las personas que insultan a Alá o al profeta Mahoma”, y el 21,2% afirmó que “la amenaza al islam por parte del mundo occidental justifica que los musulmanes se defiendan con violencia”.
Carl Philipp Schröder concluye que es importante llevar a cabo una “educación política en las clases escolares”. Ahora bien, puede dudarse de que dicha “educación política” pueda contrarrestar la presión de grupo en las escuelas y la propaganda islámica en las redes sociales. El futuro en Alemania no parece muy alentador.
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