El 5 de enero de 2014, la pequeña Taylor Smith, de 12 años, falleció en Johnson City (Tennessee, Estados Unidos), por complicaciones en una neumonía. Sus padres Tim y Ellen y su hermano mayor, Judah, acostumbrados al carácter alegre y feliz de la niña, apenas podían creerlo. «Entre el choque y la depresión, tu esperanza es que no sea algo real. Cada vez que te echas una siesta o te vas a dormir esperas descubrir al despertar que no es algo real«, explicaba Tim a NewsChannel 11.
«Es la hora de Dios, es la hora de Dios…», añadía, «y Él la amaba más de lo que nadie podía amarla, tanto como para decirle ´Ven conmigo´. Muchos se preguntarán por qué es tan fácil para un padre que ha perdido a su hija decir algo así en vez de acusar a Dios u odiarle, pero lo único que puedo decir es que es fácil para mí confiar ahora en Dios porque mi niña confiaba en Él«.
La familia Smith, al completo.
Gran impacto
La muerte de Taylor conmocionó al vecindario y a su colegio y luego empezó a tener resonancia nacional y ya mundial a raíz de conocerse la carta que, sin saber el drama que le aguardaba en la Navidad, se escribió a sí misma en abril para abrirla diez años después.
Es la última de las historias de la pequeña que están descubriendo, pues desde su muerte no paran de consolarles de todas partes con cosas que ignoraban. «Cosas que ella había hecho y no lo sabíamos, en su grupo juvenil, en la escuela… Cosas que afectaron a la vida de la gente en formas increíbles», cuenta su padre, orgulloso: «Ahora estoy aún más decidido a encontrar cuál es la voluntad de Dios, porque ahora que ves un destello de lo que es la voluntad de Dios, ahora que ves cuánta gente se está viendo transformada por lo que está pasando, sé que sólo con que la vida de una persona cambiase, Taylor diría que ha valido la pena«.
La pequeña Taylor.
«Ella es un perfecto ejemplo de lo que es amar a Dios y amar a los demás. Ella me enseñó cómo ama Dios, no veía nada de lo exterior, ella sólo miraba en el interior y qué era lo mejor para ti», concluye.
Una carta llena de inocencia y amor a Dios
Cuando Ellen y él empezaron a revisar las cosas de su hija, se encontraron, entre otros escritos de Taylor, una carta que ella se escribió a sí misma el 13 de abril con una indicación en el sobre: «Confidencial. Sólo para los ojos de Taylor Smith. Para ser abierta por Taylor Smith sólo el 13 de abril de 2023″.
En el interior, los consejos que ella le daba a una Taylor que para entonces tendría ya 22 años. Su padre publicó en Facebook la carta íntegra, que arranca con un «Querida Taylor, ¿cómo es la vida?» y donde, entre otras cosas, pregunta a la Taylor ya joven si terminó el bachillerato, y la anima a hacerlo si no fue así.
La carta de Taylor a sí misma.
Pero, entre otros comentarios de índole doméstica o infantil, en los que revela que quería ser abogada, la niña incluye un párrafo de emotiva religiosidad que empieza explicando por qué no pudo ir a la fiesta de cumpleaños de una amiga: «Estaba en Cranks (Kentucky), para mi primer viaje de misión. Por cierto, ¿cómo es tu relación con Dios? ¿Has rezado, Le has dado culto, has leído la Biblia o has servido al Señor recientemente? Si no es así, levántate y hazlo AHORA. No me importa en qué momento de nuestra vida estamos ahora, ¡hazlo! Él fue insultado, golpeado, torturado y crucificado por ti. Un hombre sin pecado, que nunca le había hecho daño ni a ti ni a nadie… Y otra cosa: ¿has ido a más viajes de misión?». (Mayúsculas y subrayado en el original.)
Tras esta muestra del profundo amor a Jesús que profesaba, y alguna otra cosa más, Taylor concluye: «Bueno, creo que esto es todo. Pero recuerda que lo escribí hace diez años. Mucho ha pasado desde entonces, bueno y malo. Así es la vida, y tienes que asumirlo. Cordialmente, Taylor Smith».
Taylor quería decirle a su ‘yo del futuro’ que no abandonase el amor a Dios.
Llevar al mundo la esperanza
La Hosanna Fellowship Church, comunidad evangélica local a la que pertenecía la familia, abrió en su portal un espacio para Taylor, ante el impacto de su muerte y, sobre todo, la difusión de su carta. Sus padres decidieron darla a conocer con una misión muy concreta: «La esperanza que Taylor compartió en su carta es lo que ella hubiera querido compartir con el mundo. Así que, como su padre, siento que es lo menos que puedo hacer para honrarla, compartir su carta con el mundo para que el amor de Dios y la esperanza encontrada en Jesús, la misma esperanza que ella encontró, se extienda a vosotros».
Publicado en ReL el 15 de enero de 2014.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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