La Pasión sufrida por Jesucristo el Viernes Santo fue tan brutal que el suplicio que la coronó, la Cruz, destinado a durar varios días, le produjo la muerte en tres horas. Es una de las observaciones de Luis Antequera, colaborador de ReL, en su reciente libro sobre este tormento: Crucifixión. Orígenes e historia del suplicio (Sekotia). En él cuenta cómo era esta forma de ejecución antes de convertirse en el símbolo por excelencia del cristianismo, y qué particularidades revistió en el caso de Cristo.
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