Como suele ocurrir en atentados de este tipo, el terrorista que asesinó ayer al sacristán Diego Valencia e hirió gravemente al sacerdote Antonio Lucena, estaba siendo vigilado de cerca por las fuerzas de seguridad del estado. El hecho de que no tuviera intecedentes impidió que se tomara otro tipo de medidas contra él.
More Stories
Francisco: «África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear»
Una vida del todo corriente
El Siervo de Dios Jacinto Vera será beatificado el 6 de mayo en Montevideo