Concluido el verano, las hermanas peregrinas de la Eucaristía ya se encuentran asentadas en su nuevo hogar. Su convento, el santuario alavés de Nuestra Señora de Estíbaliz, tiene una larga historia junto a los monjes benedictinos, que lo despidieron por falta de vocaciones la pasada primavera tras 99 años entre sus muros.
Sus nuevas huéspedes llegan con energías renovadas, pues forman parte de una comunidad muy joven, tanto en lo relativo a la fundación -el Padre Francesco María y la Madre Amada Clara aún viven- como a su edad, pues ninguna de las 15 hermanas alcanza los 30 años.
Precisamente este 12 de octubre se cumplirán 18 años del nacimiento de la orden en Colombia, desde donde se expandió a otros países del mundo.
Como se desprende de su página web y según las palabras de las propias religiosas, uno de sus principales carismas es funcionar como «lugar de encuentro» para las familias, desde una familia más amplia que la conforman los Peregrinos de la Eucaristía, con el objetivo de «evangelizar» y «dar a conocer a Dios».
Su llegada al santuario coincide con el inicio del Año Jubilar que le fue concedido por la Santa Sede entre el 6 de mayo de 2023 y 2024 y que el nuevo capellán de las Peregrinas valoró como la oportunidad de tener «un encuentro personal con el Señor, recibir el perdón de Dios y la conversión de nuestros corazones».
«Nuestra misión durante el camino de peregrinaje es ir alimentando a las almas para dar a conocer a Dios y que se acerquen a él«, aseguró la hermana María Fátima recientemente a los micrófonos de Cadena SER.
Muy jóvenes, de procedencia internacional y conversas
Si algo destaca de estas religiosas no es solo su frescura y determinación por evangelizar. También llama la atención su edad, ninguna alcanza los 30, su procedencia, muy internacional, y sus orígenes religiosos, pues no pocas son conversas o han regresado a la fe.
Preguntadas por sus orígenes religiosos, algunas de estas hermanas respondieron al mismo medio. Una de ellas es la uruguaya María Fátima, que admite que cuando vio por primera vez a las hermanas, movieron su «curiosidad» y admiración por su juventud. Relata que primero pasó un tiempo con ellas hasta que comenzó formalmente su «conversión».
Y después, «aún cuando supuestamente vivía la fe, no sabía quién estaba presente en la Eucaristía», relata. «El Señor fue suscitando el encuentro, me atraía a Él y no dejaba de llamarme hasta que en un retiro descubrí la vocación. Es maravilloso seguir al Señor, supera con creces los deseos que tiene el corazón».
Las Hermanas Peregrinas de la Eucaristía, con algunos dulces caseros.
También relata su vocación María Misericordia, de raíces y familia polacas. Recuerda cómo vivía junto a ellos la fe, pero de joven se preguntaba «por el sentido de la vida».
«A través de un santuario mariano me encontré con un sacerdote peregrino y le pedí a la Virgen que me mandase a un sacerdote para confesarme. La Madre, como es tan generosa, no solo me envió a un confesor, sino también a un sacerdote, un padre y, detrás de él, a toda la familia. Me uní a la familia», recuerda.
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En el caso de Estela Maris, fue en una misión de familias a la no fue «con muchas ganas». Se hablaba de Dios, y aunque no le apetecía, recuerda volver «transformada».
«El Señor me hizo ver que estaba creada para un fin y con un sentido, que no estaba aquí por casualidad… y volvió la alegría a mi vida. Tenía fe por mi familia, pero hasta que no tienes esa experiencia… Yo veía a los religiosos a mi alrededor que no tenían nada pero que lo tenían todo, y yo que aparentemente lo tenía todo, no tenía nada», recuerda la hermana. Víctima de «una tristeza muy grande que no podía saciar», fue finalmente consciente como María Fátima que seguir a Dios «supera con creces los deseos que uno tiene en el corazón«.
Dulces exnovo de las religiosas, los «eztizitos»
Durante estos meses y los restantes hasta mayo de 2024, las religiosas continúan llevando activamente el Evangelio por las calles de Estíbaliz. Lo hacen con las celebraciones programadas, con la entrada por la puerta santa o a través de la ya tradicional «peregrinación vocacional a Estíbaliz».
Y como es «casi obligado» tratándose de religiosas, los dulces no podían faltar. En su caso, incluso han creado un nuevo postre para este año jubilar que rememora el centenario de la coronación de la virgen de Estibaliz: los eztizitos «llevan muchos ingredientes secretos, aunque el mayor es el amor y la mano de las reposteras», revelan.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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