22/12/2024

Los 100 días de Fiducia Supplicans: los que la aplauden, los que la critican, los que la reconducen

Se han cumplido ya 3 meses desde la publicación de Fiducia Supplicans, el 18 de diciembre, poco antes de Navidad. El 27 de marzo se cumplen los 100 días. Desde entonces, ha habido tiempo para que obispos, organismos episcopales y otros organismos eclesiales se manifestaran (a posteriori) sobre esta instrucción que permite a sacerdotes y diáconos hacer bendiciones a parejas del mismo sexo o en situación irregular (es decir, en cohabitación sexual fuera del matrimonio). También se han manifestado autoridades de otras iglesias cristianas.

La sensación principal es que la mayoría de obispos e iglesias locales durante estos tres meses han intentado (y conseguido) pasar desapercibidos y no tener que manifestarse al respecto. Muchos se han limitado a parafrasear o resumir Fiducia Supplicans, sin comprometerse a favor ni en contra ni dar detalles sobre su aplicación concreta. Algunos, sobre todo la primera semana, intentaron echar la culpa a la prensa de la «confusión», pero al pasar las semanas quedó claro que la confusión no era por una mala presentación de los medios de comunicación.

El cardenal Víctor Manuel Fernández, en su nota aclaratoria y en sus declaraciones a la prensa, afirmó que una diócesis no podía negarse en redondo a tales bendiciones, pero podía adaptarlas al contexto pastoral, y entendía que eso es lo que hacían en África. «La prudencia y la atención a la cultura local podrían admitir diferentes modos de aplicación, pero no una negación total de este paso que se pide a los sacerdotes«, declaró Fernández cuando ya casi todos las conferencias episcopales de África se habían declarado contra Fiducia.

Es difícil hacer un «marcador» de «obispos a favor y obispos en contra», porque muchos hacen matizaciones, declaran no entender los términos, se salen del debate o dejan preguntas abiertas («¿qué es eso de bendecir la pareja sin bendecir la relación?», vienen a decir muchos).

Vamos a intentar una cierta clasificación orientativa con tres grandes clasificaciones de obispos: los que aplauden Fiducia, los que se oponen claramente a Fiducia (incluso declaran que no se aplicará en su territorio) y los que intentan «reconducirla» a su manera.

Los precedentes: los que ya hacían bendiciones antes

Los grandes impulsores de las «bendiciones gays» son los obispos alemanes y los obispos flamencos. Parece que el Papa Francisco encargó Fiducia para contentarlos, pero aunque la han alabado, consideran que se queda corta.

En septiembre de 2022 el 80% de los obispos alemanes implicados en el Camino Sinodal alemán apoyaron un documento que pedía modificar el Catecismo y «reevaluar la homosexualidad» (básicamente, para enseñar que los actos homosexuales no son pecaminosos, o incluso que son muy buenos). Los obispos flamencos (de Flandes, en Bélgica) publicaron un documento con normas litúrgicas para bendecir uniones del mismo sexo, con toda la parafernalia que se usa en bodas. En marzo de 2023 se realizaron bendiciones públicas de parejas gays en iglesias (o delante de iglesias, en la calle) de las diócesis de Osnabrück, Essen, Speyer y Berlin.

Parece que el Papa esperaba contentar a estos grupos con sus bendiciones «no litúrgicas» y «espontáneas» y «breves». Estos grupos más bien consideran Fiducia un primer paso hacia lo que piden, y en cambio se ha generado una división como nunca antes en la Iglesia, con cada obispo o grupo de obispos inventando su propia forma de entender su relación con un documento papal.

Entusiastas o defensores de Fiducia

En Bélgica, el obispo de Amberes, Johan Bonny, alabó Fiducia como «un avance» hacia el futuro reconocimiento del matrimonio sacramental entre personas del mismo sexo en la Iglesia católica.

Geert De Kerpel, portavoz de la Conferencia Episcopal belga afirmó que esas bendiciones de uniones del mismo sexo ya se hacían en el país, pero que con la nueva norma deberán hacerse en todo el mundo.

En Austria, el arzobispo de Salzburgo, Franz Lackner, alabó Fiducia interpretando que significa que «ya no se puede decir no» a la bendición de uniones del mismo sexo.

En Suiza la Conferencia Episcopal el 19 de diciembre aseguraba que Fiducia correspondía «al deseo de los obispos suizos de una Iglesia abierta que se toma en serio, acompaña y respeta a las personas en distintas situaciones relacionales».

En Alemania, uno de los líderes del polémico «camino sinodal», el obispo Georg Bätzing, de Limburgo, también insistió en que ahora Fiducia confirma que esas bendiciones «no pueden ser rechazadas cuando las piden personalmente».

Georg Batzing, en la foto, fue presidente de los obispos alemanes, promueve en su diócesis de Limburgo liturgias gay y campañas para cambiar el catecismo:

El obispo alemán Stefan Oster, de Passau, dio las gracias por la declaración, que, dijo «nos ayuda en los debates polarizados», recordó que creo una oficina pastoral de «gente queer» y que con Fiducia «hay un camino pastoral compartido que se ensancha». Cree que Fiducia «puede ser una bendición para los que están sinceramente comprometidos a acompañar».

En Francia, el arzobispo de Auxerre, Hervé Giraud, afirmó que es «una bendición de crecimiento y no de puro reconocimiento», y que él «podría dar una bendición a una pareja del mismo sexo, porque creo que se basa en una hermosa idea de bendición, según el Evangelio y el estilo de Cristo».

En Irlanda, el arzobispo de Dublín, Dermot Farrell, declaró: «doy la bienvenida a la Declaración y a la posterior aclaración que nos ayudarán a atender a nuestros hermanos y hermanas», destacando que las bendiciones son «espontáneas y pastorales», «sin formato litúrgico y ni aprueban ni justifican la situación en las que esas personas se encuentran».

El arzobispo de Armagh (Irlanda), Eamon Martin, declaró en OSV News: «Agradezco la claridad de este documento, el Papa es muy claro en que estas bendiciones pastorales no son un reconocimiento litúrgico o ritual». Añadió que espera que las «personas que se identifican como LGBT+» lo vean como un paso hacia ellas con el amor y la misericordia de Cristo.

En Escocia, el obispo Joseph Toal de Motherwell en su carta de Año Nuevo dijo que Fiducia «permite ensanchar y enriquecer el entendimiento clásico de las bendiciones, basado en la visión pastoral del Papa Francisco».

En Gales, el arzobispo de Cardiff, Mark O’Toole, pidió a los católicos meditar y leer sobre Fiducia, para que los fieles «muestren con claridad que la Iglesia es una madre amorosa».

En enero, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en declaraciones a Religión Digital, anunció: «Vamos a aplicar Fiducia supplicans con la intensidad que merece y pide el documento, y quien no esté de acuerdo, le invito a que lo lea». Dijo además que se ha «amonestado seriamente» a sacerdotes que se han manifestado públicamente contra la declaración, «se les ha preguntado si tienen algo en contra del Papa y se les ha recordado su juramento de fidelidad al Santo Padre».

En Filipinas, el presidente de los obispos, Pablo Virgilio David de Kalookan, publicó una nota declarando «bienvenida» Fiducia el 20 de diciembre, diciendo que era “clara en su contenido e intención” y “no requiere muchas explicaciones”.

Pero enseguida el arzobispo de Lingayen-Dagupan, Sócrates Villegas, anterior presidented e los obispos filipinos, publicó una serie de matices y limitaciones que mostraba que sí se requerían explicaciones: «Se invita a los sacerdotes a bendecir parejas en situación irregular eligiendo palabras apropiadas para mostrar la intención de la Iglesia», escribe. En otro punto, deduce que la pareja «está pidiendo a Dios tener piedad de ambos y darles la gracia de una conversión para regularizar sus relaciones».

En India, el arzobispo Victor Lyngdoh de Shillong escribió al clero resumiendo Fiducia e insistiendo en que los fieles no sean «jueces que sólo niegan, rechazan y excluyen».

La diócesis de Hong Kong (con obispo jesuita formado en EEUU) dijo en su nota del 23 de diciembre que la declaración «no solo está enraizada en la tradición bíblica y enseñanza de la Iglesia sino que muestra los agudos instintos pastorales del Papa«.

En febrero, el obispo de Maldonado (Uruguay) facilitó la bendición de una pareja gay famosa en febrero (Carlos Perciavalle y Jimmy Castilhos) a raíz de su «boda» civil, con cámaras y fotógrafos y escándalo público, y difundió una «Carta a la comunidad diocesana» asegurando que consultó a Nunciatura ya que «se preveía con características mediáticas»: «Se nos informó que había que dar la bendición, dado que había un documento firmado por el Papa y que se debía proceder en consonancia».

En Uruguay, el sacerdote Francisco Gordalina se dirige a los famosos Carlos Perciavalle y Jimmy Castilhos antes de bendecirles, con fotógrafos, ceremonia, trajes… y permiso de Nunciatura y del obispo de Maldonado.

Los obispos del norte de África (casi todo misioneros europeos, con muy pocos fieles, por lo general emigrantes, con el cardenal español salesiano Cristóbal López al frente) detallan que cuando pidan la bendición «personas en situación irregular» que acudan en pareja «podrá concederse siempre que no cause confusión ni a los propios interesados ni a los demás«. Piden a sus cristianos más críticos «reexaminar» el tema y el documento «de manera pacífica» y «evitar cualquier espíritu de controversia y a cultivar todo lo que contribuya a alimentar la comunión y la unidad de la Iglesia universal».

Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, firmando como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, difundió una nota en la que básicamente pedía «obediencia» a las orientaciones pastorales del Papa y «unidad» en «la comunión con Pedro y en Pedro». No daba ninguna orientación concreta sobre cómo aplicar Fiducia o evitar confusiones o escándalos.

Óscar Ojea, obispo de San Isidro (Argentina), firmando como presidente de los obispos argentinos, escribió el 30 de diciembre que «el Papa desde la pastoral hace teología, por eso a veces, a algunas mentes les cuesta entender esto», que él (Ojea) hace bendiciones en la calle sin preguntar nada quien las pide y que «seguramente aquellos obispos y ministros que han estado en desacuerdo con esta Declaración no hayan vivido esta experiencia de bendecir en el contexto de la piedad popular». Y añade: «La declaración no da lugar a la confusión«.

El arzobispo Roberto González Nieves, de Puerto Rico, dijo el 30 de diciembre que recibía Fiducia «como un instrumento de amor misericordioso y gran riqueza pastoral«, con «la posibilidad de dar la bienvenida a personas en sus circunstancias particulares».

El cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, presidente de los obispos italianos, en un discurso el 22 de enero al reunirse su comisión permanente, declaró: «Hemos aceptado la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans. Un documento que se sitúa en el horizonte de la misericordia, de la mirada amorosa de la Iglesia sobre todos los hijos de Dios, sin por ello derogar las enseñanzas del Magisterio». Las bendiciones de Fiducia, dijo, son «un recurso pastoral, más que un riesgo o un problema«.

El obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, en un desayuno con periodistas en enero, dijo que si algún sacerdote le comunicase su negativa a impartir las bendiciones recogidas en Fiducia, estaría «muy mal viniendo de un sacerdote que le debe obediencia al obispo y, por tanto, también al Papa». Dijo que las bendiciones de Fiducia son «un gesto de misericordia, que es lo que más nos tiene que mover. La misericordia está por encima de la ley, lo dice San Pablo y lo dice Cristo».

El obispo de Bilbao, Joseba Segura, en una entrevista en su web diocesana, recordó que como misionero en Ecuador mucha gente le pedía bendiciones. «Esta concreción respecto a las parejas es una extensión de eso mismo. Si la gente quiere sentir que está acompañada por Dios, yo creo que sí se debe bendecir«.

El obispo de San Sebastián (España), Fernando Prado, entrevistado en El Diario Vasco dijo que Fiducia lo que hace es «normalizar algo que es muy habitual», «esto no significa que estemos aplaudiendo lo que hacen ni legitimando un matrimonio que no se puede dar, pero sí acogerles y darles una bendición que les ayude a entender en la vida que en la Iglesia no son rechazados», agregó. Añadió que él siempre da bendiciones, «pero nunca lo he hecho con una referencia directa y específica de esta cuestión».

En Estados Unidos, el lobby LGTB New Ways Ministry mencionó como obispos a favor de Fiducia a Alberto Rojas de San Bernardino («estamos llamados a extender Su amor a todos nuestros hermanos, incluyendo parejas LGBTQ+, sin juicio ni calificar»), el cardenal Robert McElroy de San Diego (las bendiciones son «un acto maravilloso de acompañamiento y gracia»), el obispo David Bonnar de Youngstown (que dice que las bendiciones «no deben ser un obstáculo para nuestra unidad, sino una oportunidad»), el arzobispo George Thomas de Las Vegas y el obispo Joseph Bambera de Scranton.

«Reconductores» de Fiducia

Los «reconductores» serían los que no se oponen directamente a Fiducia, pero la «reconducen» releyéndola como una exhortación para bendecir a personas por separado, a escondidas, sin que nadie lo vea y una ocasión para animar al pecador a convertirse y dejar la vida de pecado.

Muchos la restringen con muchas condiciones o la reinventan. Varios prefieren hablar de «oración de intercesión» (donde el cura reza a Dios intercediendo por el pecador o atribulado) en vez de «bendición». Muchos usan la palabra «confuso» para referirse al mandato de Fiducia.

Czeslaw Kozon, obispo de Copenhague (Dinamarca) y presidente de los obispos escandinavos, reaccionó pronto y dijo: «En lugar de una bendición formal o un ritual realizado públicamente, el cuidado debe expresarse, por ejemplo, en conversaciones e intercesión. Todo aquel que busca sinceramente a Dios puede solicitar y obtener su bendición, que entonces es una bendición que ayuda a las personas a acercarse a Dios, es decir, una bendición que se aplica a la persona y no a su relación».

Erik Varden, obispo de Trondheim (Noruega), considerado un teólogo experto en sexualidad y relaciones, escribió a sus sacerdotes diciendo que «la claridad detallada no es, explícitamente, la prioridad de Fiducia». Dice que si los solicitantes tienen «propósito político o ideológico» entonces «el sacerdote no tiene libertad para bendecir, y más bien debe invitarles a rezar juntos el Padrenuestro», aplicando lo de «no tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano». Y que si hubiera bendiciones deberían ser muy en privado, como Jesús cuando llevó al leproso de la mano fuera de la aldea (Marcos 8,23).

Bernt Eidsvig, obispo de Oslo (Noruega), que se convirtió al catolicismo desde el luteranismo con 24 años, tras pasar unas semanas preso de la KGB soviética en Moscú por introducir propaganda «subversiva» en la URSS, declaró en Katolsk.no que «quienes ahora pueden ser bendecidos, con la aprobación de la Iglesia, son personas que viven juntas en la amistad, un bien humano grande e importante» (aunque un sencillo repaso a Fiducia Supplicans no encuentra la palabra «amigos» ni «amistad» en ningún sitio del texto (ni tampoco casto, casta, castidad, continencia…)

En febrero, el obispo Frank Joseph Caggiano (de Bridgeport, en Conneticut) detalló unas normas estrictas sobre cómo aplicar Fiducia: ni con testigos ni dentro de un templo ni en pareja, reservadas a «sacerdotes con buena reputación de la diócesis (así se impiden las bendiciones de diáconos, y de clérigos que lleguen de otras diócesis), sin libros, sin oraciones sacramentales, no se puede hacer en lugar sagrado, «la bendición debe ser impartida a cada persona individualmente y no como pareja», «la bendición debe buscar el don del Señor de salud, perdón y fortaleza», «el sacerdote involucrado debe tratar de discernir la intención y la sinceridad de la solicitud».

Raimo Goyarrola, el obispo español de Helsinki (Finlandia), en un documento largo del 27 de diciembre, trata de salvar al máximo Fiducia, acepta que se bendiga «a la pareja» y se acepte que hay cosas buenas de su relación, pero al final pide en el solicitante «humildad, corazón humilde que naturalmente presupone deseo de metanoia, de conversión interna y de cambiar nuestro modo de vida«, para que la bendición no sea «un gesto vacío o contradictorio». Y propone a quien quiera una bendición ponerse a la fila de la comunión y el sacerdote le bendecirá, según la costumbre en los países nórdicos.

Michael Nazir-Ali, Prelado de Su Santidad, ex-obispo anglicano de Rochester (Inglaterra), católico desde 2021, nacido en Pakistán y con visión global, denunció en The Pillar «falta de claridad en la distinción entre oración de intercesión y bendición», proponía usar el bendicional como guía e insistía: «Amar a las personas no es lo mismo que darles la razón y bendecir todo lo que hagan. Como dice la declaración, con oración y arrepentimiento las almas se llevan a Cristo», añade.

El cardenal inglés Vincent Nichols dijo en una nota el 21 de diciembre: «la declaración deja claro que estos momentos de oración y bendición deben ser espontáneos, y nunca parte de un acto ritual o litúrgico. No se ha de aportar ninguna fórmula establecida de oraciones o bendiciones. De esta forma ha de quedar claro que esos momentos de oración y bendición son bastante distintos a la bendición de la unión o la pareja en sí».

Los obispos de Eslovaquia, en una nota en enero, especificaron que la bendición a parejas irregulares solo podrá concederse «después de haber informado verazmente a los solicitantes sobre el verdadero significado y propósito de esta bendición»; si el sacerdote no ve la aceptación de ese significado, instan a «no conceder la bendición», incluyéndoles en su lugar en sus oraciones. Recuerdan que debe hacerse sin vestiduras litúrgicas, lejos del altar, de forma «breve, sencilla y concisa, sin ceremonia».

Los obispos de Sudáfrica (pastorean unos 4 millones de católicos) el 21 de diciembre prometieron dar «más guías sobre como tales bendiciones pueden pedirse y otorgarse para evitar la confusión», pero reunidos el 30 de enero (también con los obispos de Botsuana y Esuatini), se limitaron a declarar: «Respecto al documento vaticano sobre bendiciones de personas en uniones irregulares Fiducia Supplicans, los obispos acordaron que las estipulaciones de la declaración se implementen con prudencia». Es decir, hablan de «bendiciones de personas en uniones» (no directamente de bendiciones «de parejas»), no mencionan la homosexualidad y no concretan mucho, más allá de pedir «prudencia».

El cardenal de Singapur, William Goh, publicó: «No estamos bendiciendo las uniones de parejas del mismo sexo. Bendecimos a las parejas que se encuentran en situación irregular, como los divorciados vueltos a casar, las personas que luchan por ser fieles a los mandamientos de Dios y aquellos que han abortado a sus hijos, así como bendecimos a los enfermos, los ancianos y aquellos que piden bendiciones espirituales y temporales. No bendecimos los pecados de la persona, sino a la persona, que siempre es amada por Dios, incluso cuando es un pecador».

El cardenal Juan José Omella, el 23 de diciembre, aún presidente de los obispos españoles, consideró que Fiducia simplemente «trata de una bendición espontánea que también se hace en Latinoamérica y que ha llegado a Europa gracias a los inmigrantes; si lo entendemos así, entenderemos el texto».

En Toledo, el arzobispo Francisco Cerro escribió una carta a sus sacerdotes el 5 de enero  animando a «leer el documento en esa hermenéutica de la ‘reforma en la continuidad'», y matizando que Fiducia no es «una intervención definitiva o irreformable, sino que pertenece a ese orden de verdades que el Magisterio propone como doctrina católica, que pide un religioso asentimiento de voluntad y entendimiento, puesto que autoritativamente está por encima de cualquier otra interpretación de la Palabra de Dios». «Más allá de que el uso del mismo término ‘bendición’ se preste a confusión», admite, «la nueva propuesta, según lo indicado en el documento, es más bien una oración de intercesión que no tiene las características de un sacramental». Y pide aplicar lo de «salvar la proposición del prójimo más que condenarla», «prudente docilidad» y «evitar la dialéctica pública de confrontación». Pide que el pastor compruebe «si se dan unas sanas disposiciones de las personas que se acercan con una sencilla y humilde petición» y añade que «por eso, ni hay obligación automática de hacerlo ni de no hacerlo«.

El arzobispo de Granada (Andalucía), José María Gil Tamayo, en un encuentro con periodistas, dijo que seguiría «fielmente» lo indicado por Fiducia, pero que él lo interpretaba así: «No voy a bendecir ni una unión homosexual» ni similar, «yo voy a bendecir a la persona» sin que haga falta «una ceremonia», declaró Gil Tamayo. Dijo que defendía la doctrina de la Iglesia sobre «el verdadero matrimonio y las uniones irregulares» evitando «toda confusión y buscando el bien de los fieles».

José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, entrevistado en febrero, se limitó a decir sobre Fiducia que «el sentido es pastoral, de acogida. El sentido es, bueno, pues exhortar a las personas a la conversión y a vivir según el Evangelio».

Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, entrevistado en El Debate en marzo al poco de ser elegido presidente de los obispos españoles, pidió «distinguir lo que se quiere decir con «pareja» y lo que se quiere decir con «relaciones» o con «unión» entre las dos personas. Comoquiera que el documento ha utilizado estas expresiones indistintamente, tanto las aclaraciones del Dicasterio como del propio Papa han insistido mucho en que se bendice a cada persona, aunque las personas vengan juntas, pero no su relación».

Un caso curioso es el de los dos obispos de Charis, el órgano que coordina la Renovación Carismática Católica internacional en Roma; son el obispo auxiliar de Portland, Oregón, Peter Smith, de la comunidad People of Praise, y Etienne Vetö, obispo auxiliar de Reims (Francia), de la comunidad carismática Chemin Neuf. En una nota detallada el 16 de enero dicen: «las personas pueden ser bendecidas mediante una simple bendición sin importar el estado de su alma, pero no las “uniones del mismo sexo” u otras situaciones irregulares, como los matrimonios civiles de divorciados o las uniones polígamas», añade el texto, citando las partes de Fiducia que a su vez citan el documento del cardenal Ladaria de 2021. «Algunas parejas del mismo sexo buscan una confirmación de sus opciones. El ministro de la bendición debe comprobar si la intención de la pareja es clara«. Y defienden la capacidad de cada obispo de establecer normas en su diócesis, y «usar su “poder de discernimiento” para decidir lo que es posible y lo que es mejor ‘en ese lugar tan concreto que él conoce más que otros'».

Obispos europeos claramente en contra

El 27 de diciembre la Conferencia Episcopal de Hungría declaró, por razones «pastorales», «como guía para los pastores, que podemos bendecir a todas las personas individualmente, independientemente de su identidad de género y orientación sexual, pero siempre debemos evitar una bendición conjunta para las parejas que conviven en mera cohabitación, en un matrimonio que no es válido en la iglesia o en una pareja del mismo sexo».

También en diciembre los obispos de Polonia declararon en una nota: «Dado que la práctica de actos sexuales fuera del matrimonio, es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta a la transmisión de la vida, es siempre una ofensa a la voluntad y sabiduría de Dios expresada en el sexto mandamiento del Decálogo, las personas que mantienen una relación de este tipo no pueden recibir la bendición. Esto se aplica en particular a las personas que mantienen relaciones homosexuales».

Los obispos católicos de rito latino en Ucrania (tienen unos 800.000 fieles) criticaron ya el 19 de diciembre la «redacción ambigua», que no hay que comparar las parejas del mismo sexo con las heterosexuales en relaciones irregulares y que «sin un llamado a abandonar la vida pecaminosa de las parejas homosexuales, la bendición puede parecer una aprobación». Amparándose en razones pastorales, no aplicarán tales bendiciones.

En Ucrania, el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, pastor de unos 5 millones de grecocatólicos, declaró ya el 22 de diciembre que Fiducia sólo habla de «las bendiciones en la Iglesia latina, no en las Iglesias católicas orientales«, por lo que no se aplicará a los grecocatólicos. Expplicaba además que entre los grecocatólicos no existen las «bendiciones no litúrgicas», así que todo el concepto de «bendición pastoral no litúrgica» no es aplicable a los católicos bizantinos (habría que deducir que tampoco a los de los otros 20 ritos orientales). En marzo volvía a reiterar la misma postura en una entrevista en EWTN.

Los obispos de Bretaña y el Loira (son nueve, más el administrador de Laval) sacaron un documento conjunto en enero: critican la confusión de Fiducia entre bendecir «personas» y bendecir «parejas», se aferran a que la «posibilidad» de bendecir «no es una obligación», sino que requiere discernimiento y que el solicitante quiera «cumplir la voluntad de Dios», y llegan a la conclusión de que no hay que «contribuir a crear confusión ni escándalo», por lo que «lo oportuno es bendecir de forma espontánea, individualmente, a cada una de las personas que forman una pareja, sea cual sea su orientación sexual».

La Conferencia Episcopal de Holanda se tomó su tiempo pero el 16 de enero publicó una nota donde discretamente, en vez de hablar de «parejas» declaraban que se podía rezar por personas individuales. «Es posible decir una oración por los creyentes individuales que se encuentran en una relación irregular. En este caso, es importante lo que pides en oración y cómo oras. En el caso de una persona que vive en una relación irregular u homosexual, el ministro ordenado puede recitar una oración simple, fuera de la celebración de una boda o de una oración litúrgica. En esta oración se puede pedir a Dios fuerza y asistencia, bajo la invocación de su Espíritu, para que la persona comprenda la voluntad de Dios para su vida y siga creciendo».

La Conferencia Episcopal de Bielorrusia (donde hay 1 millón de católicos) se pronunció con un comunicado el 1 de febrero: «La Iglesia católica en Bielorrusia no tiene intención de poner en práctica la posibilidad de bendecir a las parejas que viven en unión irregular y a las parejas del mismo sexo», declararon. Y recuerda al clero que «se puede dar una bendición no litúrgica a toda persona que la solicite. Sin embargo, siempre es necesario evitar dar la bendición específicamente a parejas que viven en el llamado «matrimonio civil», así como a quienes viven en un matrimonio canónicamente inválido o a parejas del mismo sexo. Otros creyentes pueden percibir tal bendición como un consentimiento para pecar».

El 1 de marzo se pronunciaron los obispos católicos de Rusia (incluyendo el de Moscú, el italiano Paolo Pezzi) declarando que «para evitar la tentación y la confusión» llamaban la atención sobre que «son inaceptables las bendiciones de cualquier tipo de parejas que persisten en situaciones moralmente irregulares desde la perspectiva cristiana (cohabitación, rematrimonio, del mismo sexo)». hay unos 300.000 católicos en Rusia.

Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo (España), ya en diciembre declaraba en X (antiguo Twitter): «Es controvertida Fiducia Supplicans. Innecesaria tras lo dicho por el mismo Dicasterio y avalado por el mismo Papa hace sólo 2 años. Una prisa poco sinodal y una pretensión ambigua en un documento que confunde y defrauda. Bendecimos las personas, no las relaciones y circunstancias». En semanas siguientes, se reafirmó en varias ocasiones más y la llamó «Fiducia confusans» («fieles confundiéndose»).

José Ignacio Munilla, el popular obispo de Alicante, al poco de anunciarse Fiducia dijo: «La Iglesia no tiene poder para impartir la bendición a las uniones homosexuales; no es que no quiera, es que no tiene autoridad y no puede cambiarlo. No puede venir un sínodo y cambiarlo, ni un concilio, ni el Papa siguiente. ¿El Papa puede venir dos años después y cambiarlo? No, sería una quiebra del magisterio de la Iglesia». Más adelante enumeró 11 razones detalladas para oponerse a Fiducia.

Robert Mutsaerts, obispo auxiliar de la diócesis de ‘s-Hertogenbosch, en los Países Bajos, fue de los primeros en reaccionar desde su blog: «Un cristiano [homosexual] puede ser bendecido individualmente. Pero una relación homosexual no puede bendecirse», recordaba. «Pero la declaración dice que la bendición de tales relaciones es posible. Dicho de otra manera, es posible bendecir una relación pecaminosa, Dios que pronuncia su bendición sobre un pecado, ¡es una vergüenza!». Criticaba que en Fiducia «no hay ningún llamado a la conversión, al arrepentimiento». Y protestó frente a la idea de que la homosexualidad sea parte de la identidad: «Eres un cristiano con un problema de alcohol, o un cristiano con sentimientos homosexuales. Pero si haces del pecado tu identidad, no hay salida», advierte.

Antonio Suetta, obispo de Ventimiglia-San Remo (Italia), fue de los primeros en reaccionar con una larga nota en su web diocesana: consideraba que las bendiciones son siempre liturgia y sacramentales y deben someterse las normas llamadas «Premisas Generales de la Bendición». Ignoraba por completo la argumentación de que se trate de bendiciones «no litúrgicas». Citando esas normas, recuerda que no hay que bendecir «si hay razones para prever un posible peligro de escándalo de parte de los fieles y de otros presentes».

Obispos en América claramente en contra

En Haití, con unos 7 millones de católicos, la Conferencia Episcopal en diciembre declaró: «No se otorga ningún derecho a los sacerdotes para bendecir a las parejas homosexuales que soliciten algún tipo de reconocimiento religioso de su unión». Y añadía: «Instamos a los ministros ordenados (sacerdotes, diáconos) a garantizar que las bendiciones pastorales ordinarias, no litúrgicas o no sacramentales, otorgadas a cualquiera que las solicite espontáneamente, no se otorguen de una manera que pueda interpretarlas como un acto litúrgico o semilitúrgico, similar a un sacramento. En este sentido, las uniones entre personas del mismo sexo no tienen derecho a recibir la bendición del matrimonio de la Iglesia Católica».

En diciembre, el cardenal Sturla, de Montevideo, afirmó: «Ante la no claridad del documento, desde la lectura que yo hago, entiendo que hay que seguir con la práctica que la Iglesia ha tenido hasta ahora, que es la de bendecir a todas las personas que piden una bendición, pero no bendecir a las parejas del mismo sexo». Añadió: «Tampoco se bendice a una pareja que no está casada. No se pueden bendecir uniones que la misma Iglesia dice que no están de acuerdo con el plan de Dios». Como conclusión: «Seguiremos con la misma práctica hasta que se aclare». Pasados 3 meses no parece haber cambiado su posición.

El obispo de Kingstown (diócesis de San Vicente y las Granadinas, en las Antillas), Gerard M. County, el 4 de enero proclamó: «Mi consejo es que hagamos como antes de la publicación de la Declaración… No bendeciremos la unión de parejas en situaciones irregulares, incluyendo uniones del mismo sexo».

Los 3 obispos de las zonas francohablantes de las Antillas caribeñas (Guyana, Martinica y Guadalupe), en una nota conjunta el 21 de enero, declaran que el clero puede bendecir a «cualquier persona que individualmente solicite una bendición espontánea», como siempre se ha hecho, pero que su clero «no puede conferir bendiciones a parejas en situación irregular o del mismo sexo». Consideran que así adaptan Fiducia «al contexto local». Proponen a todos el sacramento de la Confesión y la bendición que se imparte al confesarse.

El obispo Adair José Guimaraes, de Formosa (Brasil), tras consultar a sus consejeros, dijo el 23 de diciembre que estas bendiciones «causarían escándalo y serían malentendidas», por lo que declara que su diócesis «no está en posición de implementar estas sugerencias».

La diócesis de Petrópolis (sureste de Brasil) en una nota el 22 de diciembre dijo que bendecir a quien pide espontáneamente bendiciones y con sinceridad se abre a Dios es correcto, y «una oportunidad de proclamarles el kerigma«. Pero «bendiciones a grupos que intentan justificar una situación irregular» causaría «confusión y escándalo a los fieles, y por lo tanto están prohibidas«.

El español Rafael Escudero López-Brea, obispo de Moyobamba (Perú), difundió un mensaje pastoral (que luego apoyaron sus 50 sacerdotes), «ante el desconcierto sin precedentes provocado por la Declaración Fiducia supplicans». «Este documento daña la comunión de la Iglesia, pues tales bendiciones contradicen directa y seriamente la Divina Revelación y la doctrina y práctica ininterrumpida de la Iglesia Católica, incluido el magisterio reciente del Papa Francisco, por eso no hay citas en toda la Declaración que se apoyen en el magisterio anterior». Critica que «permite bendecir parejas, pero no uniones», porque «esta distinción nos deja perplejos y confusos». Conclusión: «Ante la falta de claridad del documento, debemos seguir la praxis ininterrumpida de la Iglesia hasta la fecha, que es bendecir a toda persona que pida una bendición, y no a las parejas del mismo sexo o en situación irregular». Y concluye: «Amonesto a los sacerdotes de la Prelatura de Moyobamba a no realizar ninguna forma de bendición de parejas en situación irregular ni a parejas del mismo sexo».

Jesús Moliné Labarte, español, obispo emérito de Chiclayo (Perú), declaró a ReL en enero que Fiducia le parecía «una equivocación. Hay que corregir eso. La nota aclaratoria no aclara nada. Este tema es muy delicado y no se ha valorado suficientemente en Roma. Ha salido así, espontáneamente y sin sinodalidad. Ahora cada obispo dice lo suyo«.

Según el lobby gay de EEUU New Ways Ministries, a 31 de enero entre los obispos norteamericanos poco entusiastas o directamente contrarios estaban: el arzobispo emérito de Filadelfia, Charles Chaput, el obispo Edward Malesic de Cleveland; el cardenal Joseph Tobin de Newark, el obispo Robert McManus de Worcester, el obispo Michael Fisher de Buffalo; Luis Zarama, de Raleigh; James Golka, de Colorado Springs, David Walkowiak, de Grand Rapids, el arzobispo Gregory Aymond de New Orleans, el arzobispo Leonard Blair de Hartford; el obispo Joseph Brennan de Fresno, el obispo William Wack de Pensacola; Thomas Daly, de Spokane; Jacques Fabre-Jeune de Charleston; Daniel Felton de Duluth, John Folda de Fargo, Robert Gruss de Saginaw, Carl Kemme de Witchita, David Konderla de Tulsa, Joseph Kopacz de Jackson, Michael Olson de Fort Worth, Glen Provost de Lake Charles, Alfred Schlert de Allentown y Gerald Vincke de Salina.

Contrarios a Fiducia en África

Malawi, con 7 millones de católicos, fue la primera Iglesia católica en manifestarse al mundo con claridad: «Para evitar confusión entre los fieles establecemos que, por razones pastorales, las bendiciones de cualquier tipo para uniones del mismo sexo de cualquier tipo no se permiten en Malawi».

Le siguió su vecina, Zambia (3 millones de católicos): «Para evitar cualquier confusión y ambigüedad, y para no romper la ley de nuestro país que prohíbe las uniones y actividades del mismo sexo, la guía de la Conferencia Episcopal es que la Declaración del Dicasterio de Doctrina de la Fe del 18 de diciembre de 2023 sobre bendiciones del parejas del mismo sexo se lleve a posteriores reflexiones y no se implemente en Zambia».

En Nigeria (unos 26 millones de católicos, un 13% del país), los obispos firmaron una nota declarando que no habrá bendiciones de parejas del mismo sexo, si bien cada persona puede ir a las mismas bendiciones que el resto de los fieles, y que animan a todos los pecadores a crecer en santidad con la ayuda de Dios. «No hay, por lo tanto, posibilidad de bendecir uniones ni actividades del mismo sexo. Iría contra la Ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia y las sensibilidades culturales de nuestro pueblo», detallan.

En Kenia (10 millones de católicos, el 20% del país) los obispos reformulan el documento y declaran: «Al bendecir personas no bendecimos las acciones inmorales que puedan realizar, sino que esperamos que las bendiciones y oraciones ofrecidas sobre ellos como personas humanas les impulsen a la conversión y a volver a los caminos del Señor. Por lo tanto, la petición de bendiciones es sobre una base personal, y de ninguna manera es una bendición sobre un estilo de vida o las acciones pecaminosas en sus vidas».

En Ghana (3,4 millones de católicos) la Conferencia Episcopal, pide oraciones para llevar a la conversión a los que están en pecado y añade: «Deseamos reiterar que los sacerdotes no pueden bendecir uniones ni matrimonios del mismo sexo».

En Togo (1,5 millones de católicos) los obispos recuerdan que «según la Biblia y la enseñanza de la Iglesia», la homosexualidad se presenta «como una grave depravación intrínsecamente desordenada», citan el Catecismo (punto 2357) y luego, citando el texto de Doctrina de la Fe de 2021 del cardenal Ladaria, concluyen: «En lo que concierne a las bendiciones a parejas homosexuales, los obispos de Togo recomiendan a los sacerdotes que se abstengan de ello».

Angola (17 millones de católicos) y Santo Tomé (160.000 católicos) comparten conferencia episcopal, que declaró que Fiducia creó «perplejidad» entre los fieles y que las bendiciones «en nuestro contexto cultural y eclesiástico crearían un enorme escándalo y confusión entre los fieles, por lo que determinamos que no deben realizarse en Angola y Santo Tomé«. Luego se remiten al texto de Ladaria de 2021 que les parece «una opción prudente», «ya que nos orienta a acompañar con caridad pastoral a los fieles que viven estas situaciones complejas». Y ponen el ejemplo del bautismo: tampoco se bautiza a adultos que tienen intención de seguir viviendo como paganos y pecar públicamente. «Podríamos considerar a los polígamos, personas gravemente involucradas en la brujería, el sincretismo religioso y la violencia», enumera el documento.

Los obispos de Burundi el 22 de diciembre declararon que «Dios odia el pecado pero ama al pecador», «siempre busca alzar al hombre para que se convierta y renuncie al pecado; ningún sacerdote puede bendecir a pecadores públicos que no hagan gestos de arrepentimiento y renuncia a sus pecados».

Costa de Marfil (8 millones de católicos) publicó una nota conjunta de sus obispos el 27 de diciembre: «Pedimos a los ministros ordenados que se abstengan de bendecir a las parejas del mismo sexo y a las parejas en situación irregular», declara la nota, muy clara. Denuncian que se ha sembrado «el desorden en el pueblo de Dios». Y añaden: «No podemos ocultar el riesgo de confusión y escándalo que podría generar la bendición de las parejas del mismo sexo dentro de nuestra iglesia local. Esto es tanto más importante cuanto que los actos homosexuales son desordenados y, sobre todo, contrarios a la ley natural».

Camerún (unos 9 millones de católicos) publicó una nota de sus obispos rotunda, tras criticar la homosexualidad porque «corrompe la antropología humana y trivializa la sexualidad, el matrimonio y la familia, fundamentos de la sociedad», y verla como «signo claro de la decadencia implosionante de las civilizaciones», apuntan que «el acto de bendición, ya sea realizado en una asamblea litúrgica o en privado, sigue siendo una bendición». Se remiten al Catecismo (punto 2357) y declaran: «Prohibimos formalmente toda bendición a las «parejas homosexuales» en la Iglesia de Camerún. Puesto que Dios no quiere la muerte del pecador, sino su conversión a la vida eterna, recomendamos a aquellos que tienen inclinación homosexual a la oración y a la compasión de la Iglesia, con miras a su conversión radical. Los invitamos también a alejarse de su mentalidad de victimización».

Gabón (1 millón de católicos) se expresó a través del responsable de Doctrina de la Conferencia Episcopal, Mathieu Madega Lebouakehan, de la pequeña diócesis de Mouila, declarando que el Gobierno tiene legalmente prohibidas «las parejas del mismo sexo», por lo que «en nuestro país, esta posibilidad de bendecir a estas parejas queda automáticamente cancelada». Añade el texto: «Por este motivo, demos gracias a Dios por el Gobierno».

Los obispos de Benín en una nota del 31 de diciembre: «Pedimos a los sacerdotes incardinados o de paso por Benín que se abstengan de cualquier forma de bendición a parejas del mismo o sexo o en situación irregular».

En Congo-Brazzaville (unos 2 millones de católicos) los obispos difundieron un comunicado en 23 de diciembre, y su presidente, Bienvenu Manamika Bafouakouahou, arzobispo de Brazzaville, difundió un vídeo en redes sobre el tema. «Apoyados por el Papa Francisco durante nuestra visita ad limina, en comunión con él y en nombre de nuestra fidelidad al Evangelio, por respeto a nuestro patrimonio cultural y por el bien de la familia humana, nos es imposible, arzobispos y obispos del Congo Brazzaville, permitir la bendición de las uniones mencionadas en la Fiducia Supplicans», dice su texto.

Los obispos de Guinea Ecuatorial, en una nota conjunta del 22 de enero, declararon que «ningún sacerdote de la Iglesia Católica en Guinea Ecuatorial puede bendecir a una pareja del mismo sexo». Denunciaron que la «inclinación homosexual y prácticas afines» se están configurando como «una corriente de expansión mundial» junto con la ideología de género, «una nueva forma de colonización que ciertas potencias y lobbies mundiales quieren utilizar para destruir nuestros valores», y que «las parejas del mismo sexo y todas las prácticas afines suponen una seria amenaza contra la institución matrimonial y familiar». Y recuerdan el mandato de Dios: ‘sed fecundos y multiplicaos‘.

El cardenal Fridolin Ambongo, franciscano capuchino y arzobispo de Kinshasa, donde pastorea 7 millones de católicos, como presidente de las Conferencias Episcopales de toda África, anunció el 20 de diciembre que los obispos africanos iban a «elaborar una declaración sinodal única, válida para toda la Iglesia de África». Efectivamente, en enero Ambongo llegó a Roma, se reunió con el Papa y el cardenal Fernández y elaboraron un documento pactado que dejaba a África fuera de Fiducia, un caso insólito en la historia del catolicismo.

El documento declara que «el lenguaje de la Fiducia supplicans sigue siendo demasiado sutil para que lo entienda la gente sencilla. Además, sigue siendo muy difícil convencer de que las personas del mismo sexo que viven en unión estable no reclaman la legitimidad de su estado». Los obispos se basan, escribió Ambongo, en la Palabra de Dios «que condena la homosexualidad». Por «los valores de la ley natural relativos al matrimonio y la familia», las uniones sexuales se ven como «intrínsecamente malas». Menciona que Fiducia «ofrece la posibilidad de estas bendiciones, pero no las impone» y asegura que los obispos «seguiremos reflexionando» sobre «la riqueza de las bendiciones espontáneas en la pastoral popular».

Contrarios a Fiducia en Asia

En Astaná, Kazajistán, una declaración conjunta del 19 de diciembre del arzobispo Tomash Peta y su obispo auxiliar Athanasius Schneider declaró que Fiducia contradice «la divina revelación y la doctrina ininterrumpida, bimilenaria, de la Iglesia Católica»; «exhortamos y prohibimos a los sacerdotes y los fieles en Astana el aceptar o realizar cualquier forma de bendición de parejas del mismo sexo o en situación irregular». Schneider añadió, entrevistado en The Remnant, que los obispos deben actuar rechazando decididamente la declaración, ya que permite a los sacerdotes realizar un acto intrínsecamente inmoral al invocar el santo nombre de Dios -a través de una bendición- sobre una situación objetivamente pecaminosa». Si una pareja pide tales bendiciones a un cura, él propone «reunirse con cada uno de ellos separadamente y durante este encuentro ciertamente podría bendecir a la persona, siempre que esté dispuesta a emprender un camino de conversión».

Cardenales muy críticos

En enero, el cardenal Robert Sarah, anterior Prefecto vaticano para el Culto Divino, difundió un detallado análisis contra Fiducia: «la confusión, la falta de claridad y de verdad y la división han perturbado y ensombrecido la fiesta de Navidad este año», porque algunos obispos «siembran la duda y el escándalo en las almas de fe al bendecir las uniones homosexuales como si fuesen legítimas», y así «suscitan error, escándalo, dudas y decepciones», escribió. «Esos obispos ignoran u olvidan la severa advertencia de Jesús contra quienes escandalizan a los pequeños» (cfr. Mt 18, 6). Fiducia supplicans, dijo, «no ha sabido corregir esos errores» y «con su falta de claridad ha amplificado el problema que reina en los corazones». Felicita a las conferencias episcopales africanas (cita Camerún, Chad o Nigeria): «hago mías sus decisiones y su firme oposición a la declaración Fiducia supplicans. Hay que animar a las demás conferencias episcopales nacionales o regionales y a cada obispo a hacer lo mismo. Con esto, uno no se opone al Papa Francisco, sino que se opone firme y radicalmente a una herejía que mina gravemente a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, en cuanto contraria a la fe católica y a la Tradición».

El cardenal alemán Gerhard Müller, antiguo Prefecto para Doctrina de la Fe, se ha pronunciado muchas veces contra Fiducia Supplicans , negando la validez de las “bendiciones pastorales”, y considerando “un acto sacrílego y blasfemo” que un sacerdote intente tal cosa. «Sólo se puede aceptar que es bueno bendecir las uniones [irregulares], incluso de forma pastoral, si se cree que tales uniones no son objetivamente contrarias a la ley de Dios», dijo. Hizo declaraciones a los medios, análisis detallados y artículos al respecto.

El cardenal Zen, de 92 años, que fue obispo de Hong Kong de 2002 a 2009, considera que Fiducia es, al menos, «temporalmente inválida» porque en una declaración del 4 de enero el propio cardenal Fernández dijo que se necesitaba «un período más largo de reflexión pastoral» sobre el texto. Critica que el texto hable de bendecir para dar a personas la fuerza de cumplir la voluntad de Dios, sin averiguar si ellas tienen esa intención. Añade que «las bendiciones que se promueven (…) de hecho crearán confusión inevitablemente”. Lo más grave, dice, es que Fiducia parece sugerir que «también el comportamiento sexual en las relaciones homosexuales tiene su parte de bien«. «Según la verdad objetiva, ese comportamiento es un pecado grave y no puede conducir a nada bueno», escribe el cardenal. “Si el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe define un delito grave como ‘bueno’, ¿no estaría cometiendo herejía?», añade.

Lo que dicen otras Iglesias y comunidades

Franklin Graham, hijo del difunto y famosísimo predicador evangélico Billy Graham, fue rápido en su reacción en redes sociales: «Las llamadas «bendiciones»; de los líderes religiosos no te salvarán del juicio de Dios! El papa Francisco ha aprobado ahora que los sacerdotes católicos bendigan a las parejas del mismo sexo. Pero ninguno de nosotros, incluido el papa, tiene derecho a «bendecir»; lo que Dios llama pecado. «¡Ay de aquellos que llaman al mal bien y al bien mal…»; (Isaías 5:20)».

Alexander Wilgus, párroco anglicano conservador en Texas, escribiendo en la revista de la ACNA (alianza de anglicanos conservadores de EEUU y Canadá) dijo: «Fiducia Supplicans representa algo así como una caída de Constantinopla a lo teológico; nuestro flanco derecho ha desaparecido. El sarcasmo anticatólico o el triunfalismo protestante no podrían estar más fuera de lugar en un momento como este. Los cristianos fieles de todo el mundo han sentido que desde hace algún tiempo ya es de noche para ellos en Occidente. Fiducia Supplicans nos trae a todos esta noche.[…] El proceder apropiado para todos los creyentes es acercarse unos a otros y ofrecer ayuda, consuelo y oración. De hecho, los devotos protestantes y católicos están juntos en aguas inexploradas ahora que la Barca de San Pedro los ha abandonado a todos».

En un artículo en diciembre en la prestigiosa revista ecuménica conservadora First Things, el profesor Carl Trueman escribió, tras criticar Fiducia: «Un buen líder habla con claridad. Francisco parece incapaz de hacerlo. Desgraciadamente, dado el alto perfil de la Iglesia Católica, el caos en Roma tiene implicaciones para Wittemberg y Ginebra también» (alusión a la tradición luterana y a la calvinista).

Los obispos coptos reunidos con el Papa copto Tawadros II en su sínodo de marzo de 2024, en el que por Fiducia decidieron cortar el «diálogo ecuménico» con Roma:

La Iglesia Ortodoxa Rusa es -salvo error de nuestra parte- la única de todas las Iglesias ortodoxas que se ha pronunciado oficialmente sobre Fiducia (ni Constantinopla, ni Alejandría ni Anioquía ni otras iglesias autocéfalas lo han hecho). Una comisión bíblica de la Iglesia Ortodoxa Rusa analizó Fiducia. Según difundieron el 20 de febrero, sus miembros fueron «unánimes en que esta innovación refleja un marcado alejamiento de la enseñanza moral cristiana». En una entrevista el 29 de febrero, su responsable, el metropolita Hilarión, explicaba: «Esta práctica de bendecir a las parejas del mismo sexo, desde nuestro punto de vista, está en radical contradicción con la enseñanza moral cristiana«. En Fiducia, lamenta, «no se ofrece ni arrepentimiento ni corrección de estilo de vida a aquellas personas que vienen para recibir bendición específicamente como pareja». «No hay manera de justificar esta nueva práctica con la Sagrada Escritura», añadía. Hilarión, conocedor de muchas iglesias por sus trabajos ecuménicos añadió que en comunidades protestantes liberales «todo empezó con lo mismo, con algunas bendiciones espontáneas y no ritualizadas, y luego en algunas comunidades protestantes simplemente introdujeron el ritual de bendecir a las parejas del mismo sexo. No creo que la Iglesia católica llegue a eso. Pero todo esto se percibe como una señal muy peligrosa».

A principios de marzo, la Iglesia Copta (entre 15 y 20 millones de fieles en Egipto) anunció que «tras consultar con iglesias hermanas de la familia Ortodoxa Oriental, se decidió suspender el diálogo teológico con la Iglesia Católica». Se supo que la causa era Fiducia. El sínodo copto reiteró la enseñanza cristiana tradicional: «Si alguien elige abrazar su tendencia homosexual y se niega a buscar ayuda espiritual y emocional, y continúa quebrantando los mandamientos de Dios, en ese caso, su situación se vuelve igual a la de alguien que vive en adulterio. En tales casos, se les debe advertir y aconsejar que se abstengan de la comunión, buscando el arrepentimiento«.

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PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»