04/07/2024

Los baptistas, el mayor grupo protestante, admiten que la FIV es inmoral y el embrión es humano

La Convención Baptista del Sur, que es la mayor congregación protestante en Estados Unidos, con unos 13 millones de miembros y 47.000 comunidades, ha reforzado esta semana su doctrina que establece que la fecundación in vitro es injusta en inmoral y defiende el valor de cada ser humano, incluso en su fase de embrión, también con los embriones congelados.

Los baptistas siempre estuvieron contra el aborto, pero no tenían una doctrina clara sobre la dignidad y estatus del embrión en sus fases iniciales, mientras que la Iglesia Católica siempre ha insistido en la dignidad humana y derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción.

Así, la mayor denominación protestante se alinea con la visión católica de defender la sacralidad de la vida humana, en un tema que doctrinalmente no estaba muy claro para algunos protestantes y que trataban de rebajar o dejar sin definir: el estatus del embrión humano.

Al encuentro no sólo acudieron delegados religiosos, sino personalidades de la cultura y de la política, como el ex vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

Los baptistas (o bautistas), con 13 millones de miembros, superan con mucho en número a otras denominaciones protestantes en EEUU. Le siguen la Iglesia Metodista Unida (cada vez más liberal y fraccionada, con 8 millones de miembros y 30.000 comunidades) o la muy progresista Iglesia Luterana Evangélica de América (ELCA, con 3 millones de adherentes en 8.800 comunidades).

Los católicos en EEUU son unos 60 millones con 19.400 comunidades (las parroquias católicas suelen ser mucho más grandes que la parroquia protestante media, que tiende a ser pequeña).

Defender a los «seres humanos embrionarios congelados»

Los delegados baptistas reunidos en Indianápolis votaron a favor de una resolución que se opone a la FIV y que pide a sus miembros trabajar para «que el gobierno restrinja las acciones inconsistentes con la dignidad y el valor de cada ser humano, lo que necesariamente incluye a los seres humanos embrionarios congelados”.

Votaciones de los delegados baptistas en la Convención de Baptistas del Sur de EEUU en 2024.

Los baptistas se suman a los católicos en su denuncia de la práctica de fecundación in vitro que genera múltiples embriones humanos que luego no podrán implantarse en su totalidad, lo que lleva a descartar (eliminar, matar) numerosos embriones humanos una vez ya se logra un embarazo, o a mantenerlos indefinidamente congelados (lo que es indigno e inmoral: los seres humanos no están para ser congelados y almacenados) o bien estudiados y seleccionados para descartar los menos «prometedores» (igualmente indigno e inmoral: los seres humanos no se crean para ser examinados por otros humanos que puedan decidir cuál nace, cuál se destruye o cual se almacena).

La revolucionaria sentencia de Alabama

Jason Thacker, asesor del Comité de Resoluciones Bautistas del Sur, dijo en rueda de prensa el pasado miércoles que esta resolución apoya «inequívocamente» la sentencia del Tribunal Supremo de Alabama, que estableció en febrero que los embriones humanos deben considerarse legalmente como niños, independientemente de que estén congelados frigoríficos o implantados en el seno materno.

Es algo que cualquier embriólogo o biólogo entiende, pero que legalmente no estaba establecido en las tradición legal americana.

«Creemos que la vida [del individuo humano] comienza en la fertilización y debe ser honrada, apreciada y protegida en todas las etapas, sin importar la etapa de desarrollo ni la ubicación», dijo Thacker.

La declaración de la Convención Baptista detalla que «aunque todos los niños deben ser plenamente respetados y protegidos, no todos los medios tecnológicos para ayudar a la reproducción humana honran a Dios por igual ni están moralmente justificados». El texto reconoce y muestra empatía por las familias que sufren por su infertilidad: la respuesta ética que proponen es «promover la adopción» e incluso «considerar la adopción de embriones congelados para rescatar a aquellos que eventualmente serán destruidos».

El callejón ético de los embriones congelados

Desde el punto de vista católico y de la bioética personalista, la situación de los embriones congelados se encuentra en un callejón sin salida ético. No deberían haber sido fabricados (el ser humano debe ser engendrado en el abrazo amoroso de los esposos, su entorno digno para llegar a la vida) y tampoco deberían haber sido congelados.

Una vez congelados y almacenados, lo «menos malo» es implantarlos en su madre biológica, si ella acepta. Implantarlos en una madre adoptiva (siempre que no sea una «compradora», porque no se deben comprar-vender seres humanos) puede parecer un gesto de generosidad provida, pero muchos eticistas dudan que eso sea más ético que mantenerlos congelados. Además, es una solución para muy pocos de ellos, y esa gestación es mucho más peligrosa (para el embrión, pero a veces también para la mujer) que un embarazo natural. Es un tema de debate que siempre lleva a una exclamación: ¡hay que dejar de fabricar y congelar embriones!

La industria de la fecundación in vitro tiembla

Mientras tanto, en Estados Unidos la poderosa industria de la fecundación en vitro está temblando por la sentencia de Alabama: si los embriones humanos son no sólo seres humanos sino legalmente niños, muchas leyes de protección del niño pueden aplicarse a estos embriones y destrozar su negocio de fabricar, seleccionar, implantar, almacenar y desechar humanos en edad embrionaria. Los activistas de la FIV han buscado algunos políticos republicanos para que expresen su apoyo a los «tratamientos de fertilidad» (sin distinguir entre los éticamente correctos y la inmoral FIV).

La sentencia del Tribunal Supremo de Alabama en realidad se refería a un caso muy concreto: en una clínica destruyeron accidentalmente unos embriones, y el juicio estudiaba qué valor tenía «lo destruido», llegando a la conclusión de que lo destruido eran seres humanos no adultos, es decir, niños.

Esa sentencia asustó a otras clínicas de Alabama que decidieron dejar esa línea de negocio, no por horror moral, sino por miedo a posibles fallos y denuncias con reclamaciones millonarias (¿cuánto vale un niño?, lo que decida el juez o se pacte en un juicio entre las partes).

Alabama rápidamente creo una ley estatal para proteger estos negocios, que volvieron a su labor de fabricar, congelar y dispensar pequeños seres humanos, pero las consecuencias legales pueden salpicar aún de muchas maneras.

En el vídeo, el Dr. Giuseppe Grande explica la diferencia entre la fecundación in vitro (injusta e inmoral) y otros métodos que ayudan a la fertilidad y sí son lícitos.

PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»