El 16 de junio de este año, por iniciativa del entonces ministro de Sanidad polaco, Adam Niedzielski (sustituido en agosto), una comisión ministerial empezó a trabajar para la elaboración de directrices en los procedimientos de aborto. Dichas normas debían entregarse el 12 de septiembre, pero aún no se conocen en su integridad. Sin embargo, algunas filtraciones apuntan a que ya están listas y a punto de publicarse, y podrían autorizar el aborto en caso de riesgo para la ‘salud mental’ de la madre.
Ante esta hipótesis, la Asociación Católica de Médicos Polacos dio a conocer un posicionamiento muy claro denunciando ese supuesto como directamente contrario a la deontología médica y a la propia práctica de la medicina. La declaración, de fecha 27 de septiembre, recoge el espíritu de lo acordado en la reunión de la asociación en Zakopane a principios de septiembre, y está firmada por su junta directiva, que integran Artur Mnich, psiquiatra; Anna Markiewicz, psiquiatra; Elzbieta Kortyczko, pediatra y neonatóloga, presidenta de la asociación; Bogdan Chazan, ginecólogo y vicepresidente de la Federación Europea de la Asociación de Médicos Católicos; y Grazyna Rybak, pediatra.
La declaración menciona el caso de España como paradigmático del «coladero» del aborto que supone la indicación o supuesto de la «salud mental» de la madre. En efecto, en 2009, último año de vigencia de la ley de supuestos, hubo en nuestro país 111.482 abortos, de los cuales en un 96,74% se alegó riesgo para la salud de la madre, en su práctica totalidad riesgo psicológico.
Fuente: Ministerio de Sanidad.
Al entrar en vigor en 2010 la ley de plazos, que permite abortar a demanda dentro de las 14 primeras semanas de embarazo (ley que en los pasados febrero -al derrotar el dictamen contrario- y mayo -al aprobar el dictamen favorable- fue declarada constitucional, para satisfacción del partido que la había recurrido), la alegación de motivos solo se registra a partir de ese periodo. El 91,23% de los 98.316 abortos de 2022 fue a petición de la madre y un 5,66% con alegación de grave riesgo para su salud, lo que supone el 64,53% de los abortos causales.
Fuente: Ministerio de Sanidad.
En Polonia, recientemente, el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la indicación eugenésica (malformación o enfermedad del feto) para el aborto, un paso adelante en la defensa de la vida que podría quedar arruinado, según denunciaron los propios obispos polacos, si el supuesto de «salud mental» se convierte en una puerta abierta al aborto libre.
La declaración de los médicos polacos ha sido apoyada por la Asociación Católica Polaca de Enfermeras y Matronas y por la Asociación Polaca de Farmacéuticos Católicos. La Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos la ha recogido y difundido, y por su potencial clarificador la ofrecemos a continuación en su integridad.
Declaración de la Asociación Católica de Médicos Polacos sobre la autorización del aborto por motivos de salud mental
Por sentido del deber y con preocupación por los más altos valores deontológicos de la profesión médica, expresamos nuestra posición sobre la cuestión de la autorización del aborto, que algunos círculos proponen para la situación en que la futura madre sufre trastornos de salud mental causados por el diagnóstico de una enfermedad o defecto del niño, o bien resultantes del hecho mismo del embarazo.
En el Ministerio de Sanidad trabaja un equipo cuyo objetivo es elaborar directrices para las entidades médicas sobre los procedimientos relacionados con la interrupción del embarazo en los casos en que se considere que la vida y la salud de la mujer embarazada corren peligro. También se ocupará de los casos en los que la salud mental de una mujer embarazada esté en peligro y sobre el recurso al asesinato del niño en el vientre de su madre en tales circunstancias.
La información sobre el funcionamiento de dicho equipo es aún más inquietante porque se reúne en secreto y entre sus miembros no hay representantes de médicos partidarios de la vida humana, lo que significa que se han violado los principios de la razón, la democracia, la ética y el derecho. En el caso de que se trata, no existen fundamentos jurídicos que justifiquen el secreto de los trabajos del equipo en virtud de la Ley de protección de la información clasificada; además, parece que un proyecto de directrices de esa naturaleza debería ser ampliamente consultado, especialmente entre los médicos. Por lo tanto, exigimos conocer el trabajo del equipo.
Elzbieta Kortyczko, presidenta de los médicos católicos polacos, y Bogdan Chazan, vicepresidente de los médicos católicos europeos.
A continuación se expone nuestra posición sobre los asuntos tratados en los trabajos del equipo:
1. En opinión de los médicos católicos, que asumen una visión plena e irreductible de la persona con su dignidad inherente, no hay razón para suprimir un embarazo debido al estado mental de la mujer embarazada. Es correcta la posición del equipo de expertos de la Conferencia Episcopal Polaca sobre Bioética del 4 de septiembre de este año, en la que se puede leer que «el aborto no es un método terapéutico que forme parte de un tratamiento» y que «el asesinato de un niño no puede considerarse un medio para restablecer la salud de la mujer… Un acto así no cumple con los estándares médicos».
2. Crear una «nueva interpretación» de la ley aplicable con el fin de ampliar la lista de motivos que pueden justificar el asesinato prenatal de un niño debido a la salud mental de la madre es una manipulación y es incompatible con la constitución y la ley aplicable. Esto afirma explícitamente el artículo 39 del Código de Deontología Médica: «Al adoptar medidas médicas en relación con una mujer embarazada, el médico también es responsable de la salud y la vida de su hijo. Por lo tanto, es deber del médico esforzarse por preservar la salud y la vida del niño incluso antes de su nacimiento».
3. La práctica psiquiátrica demuestra que la importante decisión de poner fin a la vida de un feto solo puede tener consecuencias negativas para la salud de la madre; y dichas consecuencias pueden acompañar a la madre incluso hasta el final de su vida en forma de Trastorno de Estrés Postraumático Crónico (TEPT), que tiene unas gravísimas consecuencias negativas. Esto solo puede empeorar la condición mental de una mujer que ya ha sido diagnosticada con trastornos mentales durante el embarazo. Es extremadamente difícil de tratar. Por lo tanto, en el caso de los trastornos mentales de la madre, no se puede permitir considerarlos como una razón para abortar. Definitivamente, hay que buscar métodos terapéuticos reconocidos en forma de farmacoterapia psiquiátrica, psicoterapia o psicoeducación.
Foto: Yuris Alhumaydy / Unsplash.
Esto también se aplica a la mala salud mental, por ejemplo en trastornos con pensamientos depresivos y tendencias suicidas o síntomas psicóticos. La experiencia psiquiátrica enseña que las personas que se encuentran en un estado mental malo y desequilibrado no deben tomar ninguna decisión importante en la vida. Nadie (enfermo o sano) tiene derecho a quitar la vida a otra persona en ninguna etapa de su desarrollo. La decisión de interrumpir un embarazo no puede justificarse por motivos psicológicos de la madre.
4 . Toda vida es más importante que las experiencias mentales, que son solo un componente de la vida. Esto significa que la vida como tal está más allá de experimentar cualquier dificultad adaptativa (generadora de estrés) resultante de, por ejemplo, quedarse embarazada. El embarazo es un fenómeno fisiológico, no patológico, tal que el niño deba ser abortado como una especie de «cáncer». Si el médico no reconoce esto, demuestra su miedo a la vida y a la salud, que son los valores que ha jurado servir y defender.
5. Creemos que definir los motivos para matar a un niño en el vientre de la madre debido al estado de su salud mental es vago y unilateral, y al mismo tiempo ambiguo, porque difumina los límites de la salud con la crisis mental natural resultante del diagnóstico de embarazo. Dicha crisis suele seguir su curso natural, las emociones disminuyen y la percepción de la realidad cambia. Los problemas que conlleva el embarazo, como la interrupción de la carrera profesional y la falta de recursos, son menos importantes que la felicidad asociada a la maternidad. El procedimiento propuesto, que implica a los psiquiatras en la toma de decisiones sobre el aborto, es una mezcla de las competencias de la ciencia psiquiátrica con la ideología utilitarista del tratamiento inhumano de la vida de un pequeño ser humano.
6. Los certificados psiquiátricos emitidos sobre la base del «riesgo para la salud mental» a mujeres que experimentan tales emociones debido a una crisis temporal relacionada con el embarazo pueden aniquilar injustamente muchas vidas humanas. En España, sobre la base de tales certificados, aproximadamente 100.000 niños son asesinados injustamente al año de acuerdo con la letra de la ley inhumana. Históricamente, este modelo también se utilizó en Gran Bretaña en los años 60 y 70 como puerta de entrada al aborto a demanda. No se trata de «interrupción del embarazo», sino de exterminio masivo de personas. Es difícil resistirse a la impresión de que el objetivo es facilitar y simplificar estos procedimientos y, de hecho, introducir el aborto a demanda en cualquier fase del embarazo.
La excepción es una situación de riesgo vital en la que no se pueda salvar a la madre. Se permite salvar a la madre, lo que puede provocar la muerte del niño. Tal elección por parte de la madre es éticamente permisible, pero debe dejársele libertad para decidir si salva al niño si hubiera alguna posibilidad de que sobreviviera. Hay que insistir una vez más en que la muerte de un niño en caso de que se intente salvar la vida de la madre es un efecto secundario no deseado y no es el objetivo del tratamiento.
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Por último, cabe mencionar el principio que organiza la ciencia de la medicina según la filosofía antropológica, basado en el pensamiento del doctor Frederic Buytendijk, de que «una forma no desarrollada solo es comprensible a través de una forma desarrollada» (La condición humana. Los caminos para comprenderla).
Si un médico llamado a servir a la vida y la salud humanas mata a un bebé en el vientre de su madre, es un insensato y un desalmado. De acuerdo con el Juramento Hipocrático, debería ser excluido de la comunidad médica.
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