En 79 ciudades españolas y 70 en el extranjero se celebró en la tarde-noche del día de la Inmaculada el rezo del Rosario por España. La iniciativa surgió espontáneamente de decenas de grupos de fieles muy diversos, al calor de las oraciones que venían teniendo lugar junto al santuario del Inmaculado Corazón de María, en la madrileña calle de Ferraz, cerca de la sede nacional del PSOE y epicentro de las protestas populares contra la conformación del nuevo Gobierno de España.
Fue, también esta vez, la convocatoria más nutrida, a la que acudió un millar de personas. Hubo asimismo concentraciones similares en Estados Unidos, México, Colombia, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia y Paraguay.
Estas son imágenes de las concentraciones en Madrid, Barcelona, Valencia y Granada.
Según el Manifiesto del Rosario por España que se leyó en estas concentraciones, «el rezo del Santo Rosario por la unidad de España no supone mezclar política y religión. La nación española no se entiende sin la Cruz. El Estado ha usurpado la auctoritas que históricamente tenía la Iglesia. Existe una persecución religiosa violenta y otra que es más invisible y peligrosa. Se inmiscuye en ámbitos en los que un gobernante, salvo que sea un tirano, jamás podría entrometerse. Impone la educación moral de los más jóvenes; penaliza con cárcel rezar en clínicas abortistas; prohíbe rezar en la vía pública con multas y detenciones. La quimérica neutralidad del Leviatán únicamente implica desacralización y el hostigamiento a los cristianos».
El Manifiesto pide una movilización de los católicos: «El pueblo español no se va a doblegar ante coacciones manifiestamente injustas. Nunca más tendremos miedo a sus imposiciones y a su agenda anticristiana. El católico tiene el deber de dar testimonio de su fe en todos los ámbitos… En momentos como el actual, en los que impera el desconcierto y la tibieza, es crucial el papel que debemos desempeñar los laicos. La oración es el arma más potente que puede tener un siervo de Dios. Todas las grandes batallas ganadas por nuestra nación han sido con un Rosario en la mano«.
Continuidad cada primer sábado de mes
Además de este manifiesto, se leyó una consagración de los presentes a la Inmaculada Concepción, que incluía varias peticiones vinculadas a la convocatoria:
-«Ayúdanos a construir la civilización del amor, siendo fieles al evangelio de Jesucristo».
-«Custodia nuestra fe católica ante cualquier error y ante cualquier desamor».
-«Ayúdanos a transmitir a todos que solo Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida».
-«Bendice a nuestras familias y protege a nuestra patria, cuna de tantos santos que te amaron y te imitaron con fervor».
-«Ayúdanos para que con nobleza de alma seamos constructores de paz y de unidad».
-«Acoge esta oración que te dirigimos como hijos de la Iglesia en España y danos luz para que todas nuestras decisiones estén siempre orientadas por tu Corazón, que es refugio y estímulo para nuestra conversión».
En Ferraz, Jose Andrés Calderón, impulsor de esta iniciativa, se dirigió a los presentes para transmitirles que «somos herederos de una España que no se resigna a morir, de una España que se defiende y que, sobre todo, se encomienda siempre a Jesucristo y a su Madre Bendita, en las circunstancias más convulsas».
Una de las primeras determinaciones que han asumido los grupos congregados es mantener estos Rosarios cada primer sábado de mes en cuantas localidades de España quieran sumarse los diferentes y dispares grupos convocantes.
«Los católicos hemos reaccionado y esta llama de Fe no debe parar. En el rezo está la salvación de España», señaló Calderón, evocando la frase de San Antonio María Claret. Y recalcó el objetivo de, desde distintas sensibilidades y orientaciones, mantener una unidad en la oración «para paliar la crisis espiritual de España«.
PUBLICADO ANTES EN «RELIGIÓN EN LIBERTAD»
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